Panorama Político // 2019-03-03
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Retirada
La gestión Cornejo intenta condicionar la justicia mendocina insinuando una presunta connivencia de algunos jueces con dirigentes del justicialismo. Mientras, el Presidente Macri, en su último discurso ante el Congreso, revela toda su impotencia y fracaso político.


Así como las derrotas en política nunca son definitivas, tampoco las victorias son perpetuas e irreversibles. Esto regla, válida también para otras facetas de la vida, debería ser seriamente considerada por oficialistas y opositores. Aunque en el 2017, el Presidente Macri decía, hablando de su gestión, que "El cambio vino para quedarse", su último discurso ante el Congreso Nacional, si bien fue un burdo viaje a un país de fantasía, muy lejos de la vida real de cada argentino, es una muestra también de su fracaso político y un preanuncio, de lo que parece, su caída final.
También el gobernador Cornejo, que ya comenzó su retirada, tienes dudas de lo que hasta ayer eran certezas. “La impresión que queremos es que el ciudadano vea que esto viene para quedarse por bastante tiempo”, reconocía hace menos de un año. Sin embargo, esta semana ni siquiera acompañó a su aliado político Mauricio Macri a la apertura de sesiones ordinaria del Congreso.
Una de las decisiones que no fue de su agrado del gobernador la tomó la Sala II de la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, que hizo lugar a la medida cautelar presentada por los intendentes del Partido Justicialista Emir Félix de San Rafael, Martín Aveiro de Tunuyán, Roberto Righi de Lavalle y Jorge Omar Giménez de San Martín. De esta manera la justicia mendocina permite a estos intendentes presentarse como precandidatos para ir por un nuevo periodo en los municipios que hoy gobiernan. Si bien el gobernador no emitió opinión sobre este fallo, sí los hizo el subsecretario de Justicia, Marcelo D´Agostino, quien afirmó “el fallo era esperable, teniendo en cuenta la presencia de Mario Adaro y Omar Palermo”, vinculando directamente a estos jueces con el peronismo e intentando instalar en la opinión pública una sombra de sospecha sobre este dictamen.
Aquí hay que señalar un hecho inédito y relevante desde el punto de vista institucional. Pocas veces en la provincia de Mendoza un gobernador y sus funcionarios acusan a los miembros de la Suprema Corte de Justicia de tomar decisiones que afectan su imparcialidad, por estar presuntamente influenciados por su pertenencia a algún partido político.
Y no se trata de poner un manto de piedad sobre el poder judicial, en especial de la Justicia Federal, alguno de cuyos miembros están hoy envueltos en uno de los más escandalosos casos de corrupción del que se tenga conocimiento. En este sentido hay que señalar que la mayoría de los argentinos tiene una opinión negativa sobre la justicia. En algunos casos porque actúa en grosera connivencia con los intereses de facciones políticas y económicas, y en otros porque se ha transformado en un instrumento de persecución y proscripción política. Sin dudas que el Poder Judicial argentino no es un ejemplo de independencia ni transparencia institucional. Sin embargo hay que reconocer que, en las complejas democracias modernas, el Poder Judicial ha expandido su influencia aumentando, por ello mismo, su incidencia política. Y este punto hay que enfatizarlo. No caben dudas que, a raíz del ejercicio de sus funciones judiciales específicas, los jueces inciden en el rumbo de los asuntos políticos y la vida de las sociedades. En consecuencia en muchos casos sus fallos son profundamente políticos, lo que no debe confundirse de ninguna manera con los intereses partidarios.
En el caso del decreto 2010/18 firmado por el gobernador Cornejo, modificando el artículo 198 de la Constitución provincial, prohibiendo la reelección indefinida de los intendentes, la Suprema Corte ha sido llamada a resolver la constitucionalidad o no de un asunto vinculado directamente y profundamente con intereses políticos. Cae por su propio peso que, más allá de la decisión que adopte el máximo tribunal, su dictamen tendrá profundas consecuencias políticas. Pero no por ello se debe tachar de partidario su veredicto.
El gobernador Cornejo, usando este mismo recurso, ya había puesto en duda el dictamen del Fiscal de Estado, Fernando Simón a quien acusó de opinar “como un dirigente del Partido Justicialista, pese a que renunció a su afiliación”, por sostener un punto de vista incompatible con el objetivo político que busca el oficialismo. En este sentido, así como los dirigentes partidarios reclaman, con toda razón, que no se judicialicen la decisiones políticas sería prudente que, en este caso el gobernador Cornejo, no partidice la decisiones judiciales por el solo hecho de que las mismas no son de su conveniencia.
En el libro Los Jueces y la Política, de los italianos Guarnieri y Pederzoli, se argumenta que “La justicia, aunque sea con formas que le son propias, se ha convertido en un acompañante casi cotidiano del proceso político : desde la formulación de las políticas, mediante el poder de interpretar las leyes y de criticar su constitucionalidad, hasta su puesta en práctica, a través del control de los actos de gobierno” Una reflexión que tiene un directo correlato con el proceso judicial en el que se ventila la constitucionalidad decreto 2010/18 cuyo fallo definitivo, aún pendiente, será efectivamente político.

En la semana que concluye el Partido Justicialista de Mendoza volvió a dar muestra de una renovada vitalidad, capacidad de movilización y organización. La construcción de una nueva agenda partidaria y una concepción fuertemente ideológica y territorial de la política son rasgos distintivos de este proceso de unidad que vive el peronismo mendocino. Con esta nueva dinámica y bajo el lema “Construyendo Futuro” se realizó el lanzamiento de los equipos políticos técnicos de esa fuerza política. Las más de 500 personas reunidas en una docena de comisiones de trabajo, tienen por misión la formulación de un programa de gobierno de alcance provincial. Guillermo Carmona, presidente del justicialismo local, señaló que “Hay una sensación de que Mendoza está sin rumbo, casi cuatro años de gobierno de Cornejo y vivimos con la incertidumbre de no saber a dónde vamos. Esta situación nos desafía a aportar ideas concretas para un gobierno peronista y una mirada estratégica para que la provincia entera salga adelante” También Florencia Décima vicepresidenta de esa fuerza política, señaló que “Estamos elaborando las propuestas que llevarán adelante nuestros futuros candidatos y candidatas, sintetizando las necesidades más sentidas por el conjunto de la sociedad mendocina”. Este es el primero de los cinco encuentros programados en toda la provincia y del cual participan legisladores/as provinciales y nacionales, funcionarios/as municipales, referentes de movimientos sociales, sindicales y partidos políticos, integrantes del Frente “Elegí” que tiene al peronismo como su principal impulsor.
Arturo “Tucho” Somoza, ex rector de la UNCuyo, la Senadora Fernanda Lacoste, el Diputado Nacional Omar Félix, el Senador Luis “Gringo” Böhm, la referente feminista Nora Llaver; Matías Stevanato, Jefe de Gabinete de Maipú, Daniel Rueda, Diputado provincial y Federico Moreno, Secretario General de la Juventud Peronista fueron algunos de los dirigentes que se integraron al trabajo de los cientos de cuadros técnicos, académicos, políticos y militantes partidarios que se dieron cita en “Construyendo Futuro”.

Mauricio Macri en el Congreso: El Congreso asistió al discurso de retirada de Mauricio Macri. El mismo se produce en un contexto de agravamiento de la crisis económica, y de una inflación elevada en el mes de enero, con proyecciones más alta para febrero. La semana que viene además habrá paro nacional de la CTA, de los docentes que no comenzarán el ciclo lectivo 2019 y también paro internacional de mujeres.
Sin dudas, de todos los “equipos” del gobierno del Presidente, el mejor es el de comunicación. A nivel retórico el discurso estuvo comunicacionalmente aceptable, sin embargo de los análisis posteriores no surge ninguna definición clara sobre el rumbo que tomará el país durante este año, y mucho menos un mea culpa de los errores cometidos en estos tres años, fundamentalmente a nivel económico. El Presidente decidió no hablar de los temas que afectan a los argentinos.
Los ejes comunicacionales sobre los que Durán Barba construye los discursos del Presidente son similares a los de la campaña del año 2015. La diferencia fundamental es que ahora el Presidente sí tiene una gestión a sus espaldas, y colocarse como un comentarista externo de la realidad argentina y la economía ya no tiende rendimiento político ni electoral de otros momentos, y no lo dice solo este portal, sino todas las encuestas.
Desde el 2015 a la fecha uno de los principales discursos del gobierno fue el de “la fiesta kirchnerista”. En ese relato, los argentinos pasamos de un bienestar presuntamente ficticio, a entender que habíamos vivido “una fiesta” que ahora todos debíamos pagar. Para eso, el gobierno necesitaba tomar medidas urgentes, drásticas, que afectarían principalmente el bolsillo de los argentinos y las principales áreas de desarrollo de un país: salud, educación, ciencia y técnica, entre muchas. Cuando estas medidas comenzaron a tener impacto real en la vida cotidiana, el discurso avanzó a un nuevo estadío. Ahora se trataba de la pesada herencia recibida, que obligaba a tomar estas medidas pero, la promesa era que, estaríamos mejor. “Lo peor ya pasó”, dijo el Presidente a principios del año pasado, y sin embargo el 2018 fue una sobredosis de crisis y malas noticias para la mayoría de los argentinos.
Mauricio Macri intenta instalar que la sinceridad es una virtud en sí misma. “Nos hacemos cargo de la realidad”, porque la asumen. Se hacen cargo que este gobierno generó 7 millones de nuevos pobres, de los cuales 48% son niños. Asumen que la inflación es incontrolable, y que debieron ajustar las áreas más sensibles del estado por tomar un megacrédito con el FMI. Saben que nueve de cada diez dólares el año pasado se fueron en la timba financiera y 1 de cada diez a la economía real. Sin embargo, parecieran no asumir que es su responsabilidad cambiar esa realidad, a pesar de que las causas de todos los males, en su mundo de fantasía, son los 70 años de peronismo en Argentina. Claro que no tienen en cuenta los golpes militares de por medio, ni los gobiernos radicales que nunca terminaron un mandato.

“Hablo de algo más profundo: de la imposibilidad que tuvimos los argentinos durante décadas de hacernos cargo de nosotros mismos”. Esta expresión es una de las más importantes del discurso presidencial, porque deja al descubierto el mensaje soterrado que intentan transmitir. Ahora el relato discurre sobre esta sociedad, este país, que no pudo hacerse cargo de sí mismo hasta que llegó Mauricio Macri al gobierno. Seríamos una sociedad de ineptos políticos, económicos y sociales. Nada de lo ocurrido hasta el momento cuenta, según la versión macrista de la historia. Borrón y cuenta nueva, y a empezar de cero, desde abajo. Similares fueron los discursos de la década del 90 y principios del 2000 cuando en el gobierno de Fernando de la Rúa, se subrayaba esta supuesta limitación de la sociedad argentina para salir de los pantanos de la historia. Finalmente, la mayoría de la población terminó entendiendo que el incapaz era el Presidente y debió salir volando del helipuerto de la Casa de Gobierno, para luego desaparecer políticamente.
“Pero, también les quiero decir que lo que estamos logrando los argentinos es enorme, enorme, porque estamos haciendo crujir estructuras viejas y oxidadas. Estructuras muy arraigadas que seguían beneficiando a los de siempre”. A pesar del discurso, Mauricio Macri representa las viejas estructuras, no las nuevas. Él y su familia son la vieja y típica patronal rica de la Argentina, que se benefició siempre de negocios con el Estado. Sus funcionarios, algunos resucitados políticamente en el 2015; otros viejos economistas y CEOS de grandes multinacionales que llegaron con sus viejas recetas neoliberales, similares a las de Martínez de Hoz o Carlos Menem.
Uno de los principales temas de la campaña 2015 fue la corrupción. Hasta se instaló la idea que Cristina Fernández de Kirchner se “robó un PBI”. Esta versión se fue matizando a medida que avanzaba la causa de las fotocopias, en la cual está involucrada la familia del Presidente y sus empresas, y su primo el empresario de la construcción Ángelo Calcaterra; sin mencionar la condonación millonaria de deuda al Correo Argentino. “Hablo de un gobierno que respeta la independencia de la Justicia. Y si la Justicia pide que se rindan cuentas todos tenemos que rendir cuentas: políticos, empresarios, sindicalistas, los mismos jueces, periodistas, inclusive la familia del Presidente y el Presidente”, explicó Macri una vez más convirtiendo en virtud lo que es una debilidad, y en muchos casos un delito. En cualquier país del mundo, de hecho ya sucedió en España e Italia, un Presidente aludido en causas de corrupción, debería renunciar y someterse a la justicia.
También el Presidente Macri intentó correr por izquierda a los movimientos feministas. “Se cambia en serio cuando empezamos a restituir los derechos de las miles de niñas víctimas de abuso sexual. De las muchas formas de violencia contra las mujeres la violación es la más ultrajante de todas”. Lo hemos mencionado en diferentes editoriales en este medio. Todos los programas y políticas tendientes a prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres fueron recortados durante este gobierno. La discusión del aborto legal fue manipulada por el PRO, si bien el proyecto ingresó al Congreso la mayoría de sus legisladores votaron en contra del proyecto de ley. Además, los números de violaciones y acoso callejero aumentaron considerablemente desde el 2015 a la fecha. Las mujeres son también las más afectadas en una situación de crisis económica que perpetúa la desigualdad de género.
Esta situación se ha expresado en todas las marchas de Ni Una Menos en Argentina, y se manifestará también el próximo 8 de marzo en el paro internacional, que una vez más convocará a miles de hombres y mujeres en todas las ciudades del país para pedir justicia por las mujeres asesinadas en manos de femicidas, y políticas concretas de Estado para defender a esta porción de la población que sin dudas, en términos de derechos, hoy es la más vulnerada.
“Por eso, les digo, argentinos, el tiempo es hoy. Nuestro tiempo es hoy. No dejemos que los predicadores de la resignación y el miedo le ganen a la esperanza. Porque nuestra esperanza es fuerte. Está basada en lo que sabemos que podemos hacer. Y, yo soy el primero en saber lo que han sido estos meses, cuánto dolor, cuánta angustia, y me he hecho cargo de ella” Queda claro que los predicadores del miedo son los mismos “fantasmas” que invocó el Presidente en el año 2015. Eran periodistas, militantes y dirigentes políticos que vaticinaron sin errores lo que iba a hacer este gobierno. Hoy, son ellos mismos los que advierten que si este modelo continúa, la crisis será cada vez más difícil de sortear. No se puede vivir solo de esperanzas, ya que a esta altura esa expectativa se ha transformado en un sentimiento inútil: esperar que algo cambie, sin hacer nada para que ello suceda.


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