Columnistas // 2019-10-06
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PANORAMA POLÍTICO
Rodolfo Suarez. Aprendiz de equilibrista
Rodolfo Suarez será el nuevo gobernador de Mendoza. Hacer política con una planilla Excel no será suficiente. Tendrá que encontrar un equilibrio entre el rol opositor que le reclamará Alfredo Cornejo y las necesidad de acuerdos con el próximo gobierno nacional. Mientras Macri llega a Mendoza buscando un milagro, el peronismo mendocino se reagrupa de cara al 27 de octubre.

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 La elección del nuevo  gobernador de Mendoza tiene  profundas implicancias políticas para la provincia. A pesar que Rodolfo Suarez se esmeró durante la campaña  por convencer que representa la continuidad de Alfredo Cornejo, un triunfo electoral del Frente de Todos en las elecciones nacionales del próximo 27 de octubre lo obligará a tener que  replantear el rol de estado provincial y su gobierno en un contexto económico y social diametralmente distinto al actual. Pagar puntualmente a los proveedores, los sueldos a los empleados públicos y prestar los servicios públicos con alguna eficacia como viene repitiendo el ungido nuevo gobernador,  como los objetivos más trascendentes de su próxima gestión, son funciones imprescindibles pero claramente insuficientes para una provincia que debe buscar urgente una estrategia de desarrollo que la saque de estado de postración y pobreza en la que ha quedado sumida.

Reposicionar a Mendoza  como punto estratégico y centro logístico con el comercio suramericano y con  los mercados del Asía-Pacífico; aprovechar las ventajas que significa estar ubicada en el Corredor Bioceánico Central  más importante de América del Sur; crear las condiciones para incentivar la inversión privada en áreas fundamentales de la actividad productiva, en especial la energética;  debatir los parámetros de un nuevo federalismo fiscal; modernizar institucionalmente la provincia con una reforma constitucional que amplíe derechos, democratice el acceso a la justicia, proteja el ambiente y promueva una  explotación racional y sustentable de los recursos naturales, entre ellos el agua, son temas pendientes que exceden largamente el orden y la disciplina fiscal que tanto pondera el próximo gobernador. Más inversiones, más empleo y menos pobreza deberían encabezar parte fundamental sus prioridades. Portezuelo del Viento, Potasio Rio Colorado,  Vaca Muerta o el proyecto de crear un Banco provincial, entre otras grandes iniciativas, solo han servido hasta ahora como instrumento de propaganda electoral. Pero esa ficción no puede durar más tiempo sin graves consecuencias para la economía provincial y su dirigencia política. Si bien estos objetivos van a requerir del esfuerzo de todos los sectores sociales, económicos y políticos, se  necesita fundamentalmente de un liderazgo político con una visión clara de las necesidades presentes y futuras de Mendoza, como también de una especial capacidad para construir consensos, que vayan más allá de las fronteras partidarias, tal como el mismo Rodolfo Suarez lo ha reconocido. Más que un prolijo burócrata Mendoza necesita hoy de un conductor político. Es Alberto Fernández quien mejor a descripto este desafío: “Gobernar no es sólo mirar planillas y hacer que los números cierren. Ningún número cierra si deja afuera argentinos, ningún numero cierra si condena a los argentinos a la indignidad”

Para alcanzar ese liderazgo será fundamental, en primer lugar, que el futuro gobernador de Mendoza no se comporte  como una caricatura de Alfredo Cornejo. El estilo de conducción del actual gobernador está muy lejos de lo que Mendoza necesita. Su grado de violencia verbal, su prepotencia política, el destrato a los opositores políticos y algunos sectores sociales y de la producción,  que muchos festejan como atributos de estadistas, solo se pueden sostener gracias a un sólido y aceitado blindaje mediático. Las comprensibles y necesarias lealtades partidarias no deberán estar por encima de los intereses de Mendoza y de la voluntad expresada en las urnas. Rendir tributo a la investidura de gobernador ungido por la voluntad popular es un privilegio pero también una responsabilidad de la cual hay que hacerse cargo.

La realidad del nuevo proceso político que se avecina,  le mostrará a Rodolfo Suarez que no siempre las necesidades políticas  de Alfredo Cornejo serán compatibles con las urgencias de su gobierno. Como ya lo ha hecho público  Cornejo pretende encabezar, desde el Congreso Nacional, la oposición política al gobierno de Alberto Fernández mientras que  “Rody” Suarez deberá mantener un delicado equilibrio que comporta la necesidad de una respetuosa y buena relación con el gobierno nacional, tal como  ya lo ha manifestado. Mendoza no es una isla en la geografía del país y lo que se está poniendo en juego no es una simple alternancia en la administración del estado nacional. Lo que está en marcha es el cambio  de un modelo económico; es la clausura de un ciclo de acumulación financiera y endeudamiento surgido luego del triunfo de Cambiemos en diciembre del 2015 y su reemplazo por un nuevo contrato social y un proceso de expansión de las actividades económicas  centrado en el mercado interno, donde el estado nacional tendrá la misión de articular el trabajo y la producción nacional. Esta será la nueva realidad que deberá enfrentar el futuro gobernador de la provincia. 

El peronismo mendocino sufrió una dura derrota electoral. Luego del triunfo de las PASO del  11 de agosto intentó, acertadamente, nacionalizar la campaña identificando al radical Adolfo Suarez con un devaluado Mauricio Macri, ambos miembros de la misma alianza electoral y de gobierno.  Por su parte, el radicalismo hizo plebiscitar la gestión de Alfredo Cornejo y sus intendentes, apostando a provincializar la disputa, y distanciándose de la figura del Presidente Macri. Ambos frentes políticos desarrollaron  estrategias que se ajustaron al objetivo de ganar la provincia y los municipios. Finalmente fueron los propios mendocinos quienes demostraron tener una buena lectura del proceso político, sabiendo distinguir una elección nacional de una  provincial o municipal, y premiando con su voto lo que considera mejor. Por lo resultados se desprende que así como valoró positivamente la gestión provincial eligiendo a Rodolfo Suarez, castigó con igual dureza el pésimo gobierno que lidera Mauricio Macri.

Con la inocultable finalidad de reducir las ventajas de Alberto Fernández en Mendoza en los comicios del próximo 27 de octubre, se han lanzado  operaciones mediáticas que intentan abrir una brecha en el peronismo mendocino, buscando cargar sobre los intendentes justicialistas la responsabilidad de la derrota del último 29 de setiembre. Una lectura detenida de los resultados no da ningún indicio sobre este supuesto quite de colaboración de los jefes comunales del peronismo. Una rápida comparación entre las PASO provinciales del 9 de junio y las generales del pasado domingo muestran absoluta consistencia entre ambos comicios.  En el Gran Mendoza, a excepción de Maipú, todos los departamentos mejoraron en términos absolutos los resultados. Lo mismo ocurrió en todo el Valle de Uco, donde los tres municipios incrementaron los porcentajes alcanzados en junio. En la zona Este la única pérdida neta de votos se registró en Rivadavia quedándose el peronismo con dos nuevos municipios: Santa Rosa y La Paz. En los tres departamentos del sur de la provincia el peronismo perdió votos tanto en relación a las elecciones de junio como de agosto aunque más pronunciadamente en Malargüe y San Rafael. 

Lo que explica la diferencia de votos a favor del oficialismo es el incremento de nuevos electores que se presentaron a  votar el pasado domingo. De un 74,6% que concurrieron a las urnas en junio, pasaron a un 79%. Un 4,6% que representa 84.600 votantes que optaron mayoritariamente  por la fórmula Suarez – Abed. Si a ello se adiciona la caída de los votos en blanco, los 113.500 votos de partidos chicos que no pasaron a setiembre, más 133.800 jubilados  que se sumaron a alguna de las dos grandes coaliciones, se encontrarán muchas de las razones que explican la diferencia obtenida por el oficialismo. Claro está, no son las únicas explicaciones.  La fortaleza del peronismo mendocino ha sido la unidad. Sería contraproducente abandonar esa estrategia a poco más de veinte días de una elección presidencial.

Macri va por un milagro. El Presidente Macri sufre el aislamiento de quien padece una enfermedad altamente contagiosa. Puesto en cuarentena por sus propios aliados políticos, se lo confina a un anonimato que no le permite, por momentos,  ni aparecer en sus propias propagandas. Lo acusan de ser el responsable de introducir al país una de las la pestes económicas y políticas que mayor cantidad de víctimas se ha cobrado en los últimas décadas. También las  tasas de mortalidad política que produce entre sus aliados, principalmente radicales, alcanza valores de epidemia. 

Pero a pesar del ninguneo de propios y ajenos el Presiente Macri cree aún en los milagros y confía en  que estos puedan ocurrir el 27 de octubre, forzando una definición por ballotage. A pesar que la encuestadoras se disputan el porcentaje por el que será derrotado, Mauricio Macri imbuido del  fervor místico de un predicador, arrancó su campaña electoral que consistirá en visitar 30 ciudades en 30 días al ritmo de la marcha Si Se Puede, una frase inconclusa que cualquiera puede completar, sin riesgo de equivocase, si la acompaña con  cualquiera de las calamidades que han sufrido los argentinos en los cuatro años últimos. Solo una par de acólitos serán de la partida: Miguel Ángel Pichetto, su compañero de fórmula y la incombustible Elisa Carrió. Mientras María Eugenia Vidal y en Horacio Rodríguez Larreta, sus otros dos dirigentes con votos,  están convencidos que la derrota del Presidente Macri será inexorable, y que es necesario reformular la alianza Cambiemos.

Pero en términos electorales: porqué Mauricio  Macri y seguidores afirman que Si Se Puede?. El  primer acto de los 30/30 en Barrancas de Belgrano,  el Presidente Macri afirmó que “ Se puede dar vuelta esta elección, claro que se puede (…) para eso los necesito más movilizados que nunca para salir a convencer a cada amigo, a cada compañero de trabajo de que hay otro país posible". También es un indicio lo que afirmó en el acto realizado en Bahía Blanca. Allí, frente a un reducido grupo de fanatizados, ratificó que “Esto tiene que llevarnos a que esta elección del 27 de octubre tiene que ser la de mayor participación desde 1983. Y para eso todos tienen que ir a votar”  En que basa Mauricio Macri la presunción de que puede revertir lo sucedido en las PASO del 11 de agosto. Según la Constitución Nacional una fórmula se proclama ganadora si, en una elección general, obtiene más del 45% de los votos afirmativos o por lo menos el 40% de los votos y una diferencia mayor al 10% sobre su inmediata perseguidora. En la PASO del 11 de agosto la fórmula del Frente de Todos obtuvo 49,49% contra el 32,93% de Cambiemos; más de un 16% de diferencia. El milagro que busca Macri es que Les Fernández obtengan menos de 45% y  que su propia fórmula crezca hasta alcanzar el 35%. Para resolver esta ecuación es necesario que se sumen, el próximo 27 de octubre, más de dos millones y medios de nuevos electores y, aquí se debería producir el primer milagro, que casi un millón cuatrocientos mil de ellos elijan a la fórmula Macri-Pichetto. El segundo milagro es que, en esa misma elección general, la fórmula del Frente de Todos no sume ni un solo voto más de los que obtuvo el pasado 11 de agosto. Y lo paradójico es que, para hacer realidad esa fantasía, debe ser el propio  Mauricio Macri quien debería sumar un promedio de 20.000 nuevos votos por día para hacer real ese milagro. También un grupo de fanatizado especula con recrear el escenario del 2015 donde Cambiemos perdió por 15% en la PASO y luego le ganó por un par de puntos a Daniel Scioli. Una ilusión que solo puede ser alimentada sin ninguna consideración por lo que sucedió en los últimos cuatro años. Sin embargo, lo que en realidad ocurre, es que la fórmula Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner se distancia día a día de la dupla Macri-Pichetto. De continuar esta  tendencia la diferencia puede superar los 25 puntos.

La llegada el día de ayer de Mauricio Macri a Mendoza encabezando la marcha  del SiSePuede, dejó en evidencia la incómoda posición en la que se encuentran  Suarez y Cornejo. En el acto realizado en la ciudad de Mendoza tuvieron que poner la cara por un candidato a presidente al que han venido escondiendo o abiertamente negando. Para evitar ser arrastrado a una derrota el mismo Rodolfo Suarez salió a denunciar, hace menos de diez días, una “campaña sucia”  porque presuntamente estaban repartiendo boletas con su imagen y la de Mauricio Macri. También Alfredo Cornejo decía públicamente hace tres días “qué puta tienen que venir (a Mendoza) Macri o Alberto Fernández" O el Presidente Macri los ha convencido de que los milagros también existen y que él se encuentra en condiciones, ahora sí,  de cumplir lo que no hizo en cuatro años. O, lo que todos saben, Cornejo es Macri y Suarez también. 


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