_

Lo que vimos en la última cadena nacional del presidente, y luego, en el lanzamiento de campaña en Córdoba, no fue ni un informe de gestión, ni una puesta en perspectiva de ningún tipo de futuro, ni una idea de planificación respecto del presupuesto, ni un intento de diálogo con la sociedad que demuestre haber tomado nota del mensaje de la contundente derrota política que la motosierra tuvo el 7 de septiembre. Unas elecciones que marcaron dos cosas igualmente importantes: por un lado, pusieron en valor la gestión de Axel y, por otro, rechazaron las políticas de ajuste del gobierno Nacional.
Durante la última semana de discursos, Milei confirmó su agenda de ajuste y endeudamiento, dándole una vez más las espaldas a un pueblo que cada día que pasa sufre un poco más las consecuencias del anarcocapitalismo y la timba financiera que propone como plan económico el gobierno nacional.
En política exterior, Javier Milei ha marcado un alineamiento férreo con los Estados Unidos y con el gobierno de Israel. Su decisión de situar a la Argentina bajo el paraguas de la política norteamericana y de respaldar sin fisuras las operaciones militares en Gaza —denunciadas como genocidio por amplios sectores de la comunidad internacional y por organismos de derechos humanos— lo distancia de la tradición diplomática argentina de buscar equilibrios en Medio Oriente, colocando al país en sintonía con la agenda de Washington y Tel Aviv en un escenario global crecientemente polarizado.
En este alineamiento, el gobierno confirmó – una vez más- que negocia con el Tesoro de Estados Unidos una línea swap por 20.000 millones de dólares y un eventual crédito stand-by para apuntalar reservas y cubrir vencimientos de deuda, mientras funcionarios norteamericanos aseguraron estar dispuestos a sostener a Milei incluso con compras de bonos argentinos. A la vez, en el plano diplomático se prepara la visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, tras la gira del propio Milei a Israel, donde rezó en el Muro de los Lamentos, habló en la Knéset, firmó acuerdos bilaterales y anunció la intención de trasladar la embajada argentina a Jerusalén. Estos gestos evidencian que el rumbo adoptado no es coyuntural, sino parte de una estrategia deliberada de subordinación a las potencias occidentales, aún a costa de las críticas éticas y de las consecuencias geopolíticas para la Argentina.
Con políticas de sometimiento, sin desarrollo, sin creación de empleo, sin distribución del ingreso, la motosierra se desnuda y se torna cada vez más inviable para resolver cualquiera de las necesidades y las demandas sociales.
Tras año y medio de gestión, con un plan económico hecho cenizas y promesas de campaña convertidas en estafa, al presidente sólo le quedó el show. La imagen de Milei, a los gritos, insultando y culpando a otros, refleja el complejo escenario político y social de una Argentina que arrastra deudas desde la recuperación democrática y que no logra resolver los problemas de la gente.
Pero no es la única postal. Empiezan a aparecer otras: la unidad del sistema universitario, con docentes, rectores y sindicatos junto a trabajadores de la salud y jubilados. Expresiones de demandas que crecen en la calle y en un Congreso que comienza a poner freno a la motosierra del Gobierno Nacional.
Con el paso del tiempo y el deterioro de los indicadores económicos y sociales, el rey queda desnudo, solo y a los gritos. Ese estilo de insultos y desbordes verbales, inédito en quien debe conducir un país, empieza a generar rechazo incluso entre quienes lo apoyaron en 2023.
Incluso dirigentes y funcionarios de su propio entorno muestran cansancio, sin ver futuro ni horizonte político. Al mismo tiempo, muchos gobernadores que hace unos meses respaldaban el ajuste —en nombre de la idea equivocada de “dar gobernabilidad” en lugar de defender los intereses por los que fueron elegidos— empiezan a saltar de un barco que ya chocó contra el iceberg.
Presupuesto y participación Estatal
El presupuesto 2026, presentado tras las elecciones de PBA, confirmó dos cosas igualmente peligrosas: por un lado, que el presidente no escucha más que a su propio entorno y a Conan que le habla desde el más allá. Ya que el mensaje de las urnas fue contundente: el peronismo ganó por 14 puntos de diferencia. Y, por otro, que el único horizonte es ajuste y más recortes, en favor de sostener el déficit cero presentado como un logro en sí mismo. Pero, como advirtió Néstor Kirchner, no hay virtud alguna en alcanzar equilibrio fiscal cuando la variable de ajuste son los jubilados y los más vulnerables.
La reducción abrupta del gasto estatal tiene como resultado vaciamiento de la Salud y la Educación Pública, obras públicas paralizadas, fábricas cerradas, trabajadores despedidos, jubilados sin medicamentos y personas con discapacidad sin pensiones. A eso se suma la caída del poder adquisitivo, el dólar descontrolado, el aumento del riesgo país y un endeudamiento creciente con el FMI, el Banco Mundial y el Tesoro de los EEUU. Mientras tanto, lo único que financió el Gobierno fue la especulación, utilizando fondos de la ANSES para alimentar el negocio del dólar. Argentina se encamina al peor récord histórico de faltante de reservas y el próximo gobierno heredará tierra arrasada.
El curro de elegir como enemigo al Estado
El ajuste no es el principal objetivo del Gobierno de Milei. La estrategia central es romper el tejido social, desarticular los lazos comunitarios y promover un sálvese quien pueda, regido por las reglas del mercado. Buscando instalar así una cultura individualista, desconfiada de las instituciones y confundida entre libertad y libertinaje.
La misión es muy clara: desguazar el Estado, presentándolo como un estorbo a sacarse de encima. Y ese es el principal objetivo. Porque el anarcocapitalismo y la timba financiera, comprenden a la perfección que es el Estado el que puede regular e imponer condiciones al mercado y a sus propios negocios. Es el Estado el corazón que hace posible la vida en comunidad y puede generar las condiciones de posibilidad para garantizar paz, igualdad y desarrollo.
Por eso el peronismo y los movimientos populares de América Latina y del mundo, que promovieron la igualdad y movilidad social, sostienen siempre la idea de un Estado presente. Eso es lo que incomoda a quienes desprecian lo democrático y lo colectivo. Claro que el Estado también debe repensarse bajo nuevas formas de la estatalidad, y el peronismo renovar sus banderas frente a nuevos escenarios. Pero es innegable que sin Estado no hay comunidad posible.
Las mentiras de Milei, repetidas desde la campaña hasta hoy tenían esa misión: desgastar al Estado. El presidente proponía dos variables. La primera, como ya habían dicho Martínez de Hoz y Cavallo, es que hay que achicar el Estado para tener una gran Nación. La segunda, el continuo llamado al esfuerzo colectivo, con la promesa de que, si cada argentino soporta que su calidad de vida empeore, luego llegarían tiempos mejores. Sin embargo, la vida es ahora y las necesidades no esperan.
En cada conferencia donde Milei pedía esfuerzo al conjunto del pueblo y atacaba al Estado, decía que en algunas décadas podíamos ser un país como Alemania, Irlanda, EEUU,6+ Austria, etc. Claro, son países equilibrados, con buenos números macroeconómicos, bajísimos niveles de pobreza e inseguridad, entre otros elementos centrales como Educación, Ciencia y Tecnología, que los convierten en modelos para el resto de los países que sueñan con estar y vivir mejor. Sin embargo, los países que Milei ponía como modelos, hacen todo lo contrario a la política que lleva adelante el presidente de la motosierra, ya que el grado de participación estatal en la vida comunitaria es grande y en algunos muy grande.
Veamos algunos países modelos donde el Estado es el centro organizativo de la vida en comunidad. Tomamos aquí transporte, ciencia y educación. Aunque sin profundizar en cada uno de ellos, se puede ver a grandes rasgos los esfuerzos realizados en materias centrales.
Alemania. En el caso de transporte, a través del Deutschlandticket, el Estado alemán se comprometió a financiar el transporte público para el 2026 con más de mil quinientos millones de Euros. Unos tres mil millones de pesos. Repartido, en términos generales, entre los distintos estados: nacional, estado o provincia y municipio, siendo el nacional el porcentaje más alto por encima del 50% de la torta total.
Y en el caso de la ciencia alemana, la participación es compartida con el sector privado, con una cifra cercana al 30% de inversión del sector público. El porcentaje del PBI destinado a ciencia supera el 3% del PBI, que surge del esfuerzo mancomunado entre la inversión privada más la estatal. De ese porcentaje, el Estado invierte entonces aproximadamente el 1%. En Argentina el PBI para ciencia es de apenas 0,2% y Milei pretende reducirlo a fuerza de definanciamiento para lograr, supuestamente, superávit. Queda claro, por el escaso porcentaje del caso argentino, que no es una cuestión económica. Y, al revés del mundo, donde todos los países intentan aumentar sus presupuestos en Ciencia y Tecnología, el presidente trabaja por reducirlo.
En Estados Unidos, la inversión en infraestructura —rutas, transporte, alcantarillado, cloacas, tendido eléctrico, entre otros— alcanzó en 2023-2024 los 625,8 mil millones de dólares, de los cuales cerca del 80% provino del Estado, tanto a nivel federal como local.
En materia científica, el país destina más del 3,5% del PBI a investigación. Un dato relevante es el presupuesto de los Institutos Nacionales de Salud, que ronda los 47 mil millones de dólares y se enfoca en investigación biomédica. En contraste, en Argentina, el presidente optó por desfinanciar el Hospital Bonaparte y cerrar el Instituto Nacional del Cáncer.
En Austria, el Estado destinó más de 80 millones de euros a la compra de colectivos eléctricos para fomentar un transporte público sin emisiones contaminantes. En la misma línea, creó el “billete climático”, una tarjeta de uso ilimitado en todo el país que cuesta 949 euros al año, es decir, apenas 2,6 euros por día (unos 4.000 pesos argentinos, equivalente a 3 viajes y medio en subte porteño).
En contraste, en Argentina el Gobierno, a través de la Ley Bases, avanzó en la desregulación del transporte público y paralizó todas las obras de infraestructura. El resultado es un panorama crítico: rutas en mal estado, transporte sin control, pueblos desconectados y crecientes dificultades para garantizar la circulación en un territorio de 2,8 millones de km².
En materia científica, Austria destina más del 3,5% de su PBI a la investigación. Solo en 2024, la inversión pública alcanzó los 5.600 millones de euros, de los cuales más de 4.600 millones provinieron directamente del Estado
En Irlanda, el sistema de transporte público es casi totalmente estatal y se organiza a través de cuatro empresas públicas: Córas Iompair Éireann, Dublin Bus, Bus Éireann e Iarnród Éireann. Para 2025, el Estado asignó 1.600 millones de euros (unos 1.800 millones de dólares) al desarrollo del transporte público, además de un desembolso de 633 millones de euros para rutas nacionales. De ese monto, 502 millones provienen del presupuesto estatal, y el resto se complementa con asociaciones público-privadas.
En ciencia, Irlanda se destaca en las llamadas ciencias de la vida, con fuerte desarrollo farmacéutico y biotecnológico. Aunque gran parte de la inversión proviene del sector privado, en los últimos dos años el Estado destinó alrededor de 1.000 millones de euros (más de un billón de pesos argentinos) a ciencia y tecnología. En educación, este último año, aplicó una política de reintegro económico a estudiantes que ya habían pagado sus contribuciones anuales, reduciendo así los aranceles universitarios. En nuestro país, en 1949, Perón eliminó por completo los aranceles universitarios, sosteniendo un sistema formador gratuito y de alta calidad reconocido mundialmente. ¿Será Irlanda peronista?
En 2021, Irlanda invirtió en educación el 12% de su PBI, mientras que en Argentina, la Ley de Financiamiento Educativo de 2006 logró fijar la meta para aumentar el presupuesto y pasar del 3% al 6,4%, logrado en 2015. A partir de Macri en 2016 esa inversión cayó nuevamente, recuperándose con el gobierno de Alberto Fernádez, cayendo nuevamente desde el 2023. Hoy un objetivo lejano el monto establecido en la ley. Peor aún, se encuentra directamente en riesgo el financiamiento educativo a partir de la intención fijada del gobierno en su presupuesto 2026.
Si observamos los datos sobre inversión educativa como porcentaje del PBI, los países con mayor esfuerzo en este rubro son:
- Islandia: 8,2% (2021)
- Suecia: 7,6% (2021)
- Noruega: 7,0% (2021)
- Dinamarca: 7,0% (2021)
- Finlandia: 6,5% (2021)
- Bélgica: 6,4% (2021)
Lo que muestran estos números es que, tomando solo algunos indicadores clave como educación, ciencia y transporte, en los países desarrollados el Estado cumple un papel central para dinamizar la sociedad. Su función no es mínima ni secundaria, sino la de promotor de capacidades estratégicas: impulsar la ciencia, la educación, la salud, la soberanía y la tecnología.
Estos son los pilares que, a nivel global, permiten construir sociedades con mayor y mejor crecimiento, reducir la desocupación y la pobreza, y ampliar los niveles de igualdad. A partir de allí se consolidan comunidades más inclusivas, menos violentas y con democracias más sólida.
Hoy Argentina camina en el sentido contrario a cualquiera de estos modelos que el propio presidente cita como ejemplos, pero que gestiona en sentido inverso, dando como resultado achicar la Nación, reducir el Estado y someter al país a la dependencia en clave de colonia que aporte materia prima y recursos naturales sin ningún tipo de valor agregado ni beneficio alguno para el conjunto de la sociedad.
¿A quién se dirige el presidente cuando habla en cadena nacional? Cada vez parece permear en menos personas los relatos que construye el presidente en su desequilibrio emocional que lo caracteriza. Cada nueva cadena nacional confirma un patrón: el presidente habla desde un relato sin correspondencia con la vida cotidiana de la mayoría. Milei está disociado de la realidad y aislado. Allí se revela la distancia creciente entre el discurso oficial y la Argentina real. Lo que confirma su aislamiento es que el pueblo ha empezado a hacer sonar su escarmiento en las calles y en las urnas. El pueblo argentino merece mejores dirigentes y funcionarios. Y, sobre todo, volver a vivir con dignidad.