Columnistas // 2019-09-15
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PANORAMA POLÍTICO
Los malcomidos del macrismo
El Presidente Macri y el FMI buscan condicionar al próximo gobierno. Mientras el oficialismo desespera por dólares frescos, Argentina pasa de granero del mundo a la emergencia alimentaria. En Mendoza la crispación del Gobernador Cornejo tensiona el clima político mientras su candidato Rodolfo Suarez embiste contra el peronismo. Anabel Fernández Sagasti recibió a Sergio Massa y sigue su estrategia de nacionalizar la campaña.

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En marzo del 2017 el Presidente Macri declaraba en China que Argentina se convertiría en “el supermercado del mundo”. Sin embargo hoy, en un país que ocupa el tercer lugar como productor mundial de miel, soja, ajo y limones; el cuarto de pera, maíz y carne; el quinto de manzanas; el séptimo de trigo y aceite y que produce más de 10.000 millones de litros de leche al año y que, en teoría, podría dar de comer a 440 millones de personas, el gobierno ha condenado a 3.400.000 de argentinos a pasar hambre. Evidentemente esta vergonzosa injusticia social no es el resultado de la falta de alimentos sino de un modelo económico que favorece la concentración y la fuga de riqueza y, como contracara destruye la producción y el mercado interno incrementando la pobreza y la desigualdad. A golpes de inflación ajuste y recesión el macrismo demolió en tres años y medio la casi totalidad del tejido productivo y social del país. A esta ineptitud para gobernar se suma los prejuicios y el odio que profesa la alianza gobernante hacia los pobres. Este prejuicio clasista se hizo patente en plena temporada invernal, cuando por dar un plato de comida caliente, abrigo y refugio a personas en situación de calle, algunas de los cuales morían literalmente de frío, voceros del gobierno salieron a atacar a distintas organizaciones sociales, entre ellas al Club River Plate, a quienes acusaron de ser parte, por su acción solidaria, de una "opereta kirchnerista".
El peronista “racional”, Miguel Ángel Pichetto, un xenófobo y racista contratado temporalmente para hacer el trabajo sucio del oficialismo, se quejaba días atrás de que la oposición quiera "dictar una ley de emergencia alimentaria masiva en la Argentina como si fuera Biafra", en un intento por minimizar la iniciativa. Otra nota agraviante la agregó la diputada Carrió, quien cree que el hambre es una cuestión espiritual y por eso le aconsejó a los pobres que sufren esta inmoralidad, que vayan a rezar. Aún son recordados los proyectos de ley de la diputada chaqueña, con los cuales pretendía mitigar la pobreza y el hambre con propinas, changas y repartiendo comida que estaba destinada a la basura. La habitual brutalidad y desprecio de la Ministra Bullrich hacia los pobres e indigentes tampoco estuvo ausente.” Si pasa hambre tiene comedores y una cantidad de lugares donde poder ir y no pasar hambre” declaró despectivamente.
Pero a pesar de la insensibilidad de muchos funcionarios cambiemitas, la Cámara de Diputados dio media sanción a la ley que prórroga la emergencia alimentaria hasta el 31 de diciembre de 2022. La norma votada ordena aumentar como mínimo un 50% las partidas presupuestarias destinadas a las políticas alimentarias, un monto que rondaría los $10.000 millones. Esta iniciativa de la oposición parlamentaria, que fue también acompañada por el oficialismo, ayuda, por un lado, a descomprimir las tensiones que mantiene el gobierno con las organizaciones y movimientos sociales que realizan cortes y acampes en la ciudad de Buenos Aires, como respuestas a la emergencia alimentaria que viven los sectores populares. Pero lo relevante es que la ley autoriza a volcar más recursos en los comedores comunitarios, merenderos y comedores escolares; acelerar los procesos de licitación de alimentos y faculta a actualizar trimestralmente esos recursos de acuerdo con las pautas inflacionarias. En medio del problema de hambre y la desnutrición asociados al fuerte incremento de la pobreza, este instrumento legislativo no soluciona el problema de fondo pero permite atender la urgencia, en especial de los niñxs y adolescentes, cuyas necesidades desesperantes no admiten dilaciones. Mientras Carrió, becada por los electores porteños, volvió a ausentarse de la sesión.
Tampoco el gobierno puede esperar más tiempo el desembolso prometido por el Fondo Monetario Internacional y avalado por Donald Trump. Sin embargo, los u$s 5.400 millones del empréstito no aparecen y la sombra de deafult cobra verosimilitud. El vocero del organismo Gerry Rice, en una declaración llena de ambigüedades, dejó más dudas que certezas sobre la fecha en que se podría destrabar la operación. Ya el Fondo se quemó con leche y ahora ve a Macri y llora. Todo indica que el giro de las divisas será para después de octubre, una vez electo el nuevo presidente que nadie duda, salvo Carrió, Marcos Peña y Clarín, será Alberto Fernández. Pero el horizonte es aún más complejo ya que lo que intenta el FMI y la administración Trump es condicionar al nuevo presidente imponiéndole, a cambio de liberar los dólares pendientes del crédito y renegociar los vencimientos de la deuda, que Alberto Fernández se comprometa a profundizar el programa de ajuste y recesión que llevó al país a este desastre económico y social.
La estrategia del FMI y sus aliados de quitar margen de maniobra al próximo gobierno popular ya se ha puesto en marcha. La herencia que dejará Macri es un lastre que limita peligrosamente a la nueva gestión. El cepo cambiario, el default de los bonos de corto plazo, la falta de reservas en el Banco Central, la imposibilidad de acceder al crédito externo, los vencimientos de deuda que entre 2020 y 2023 suman, entre capital e intereses, u$s 156.200 millones son números que espantan, en un contexto de derrumbe de la economía y tasas de inflación que está hoy por encima del 50%.
Alberto Fernández, consciente de las operaciones del macrismo para dejarlo “pegado” al programa económico del FMI, ha remarcado esta semana que el problema de la Argentina tiene nombre y apellido y se llama Mauricio Macri. El candidato del Frente de Todos, que como corresponde debe ser legitimado en las elecciones generales del 27 de octubre, repite con acierto que es urgente encender la economía. Para ello, según sus propias palabras “hay que respetar 5 reglas: no tener déficit fiscal; no tener déficit comercial; acumular reservas; tener un dólar competitivo, que nos permita exportar; tenemos que desendeudarnos” Sin dudas un desafío lleno de acechanzas que necesita un sólido y generoso armado político. La convocatoria un Consejo Económico Social y el impulso a un Pacto Social con la UIA y la CGT para frenar, al menos inicialmente, precios, salarios y dólar va en esa dirección. También sumar figuras políticas de algún prestigio como Roberto Lavagna líder de Consenso Federal y gobernadores peronistas, aportan legitimidad y potenciales acuerdos legislativos para pilotear la crisis y su salida. “Vamos a tener un gobierno de 24 gobernadores y un Presidente” repite Alerto Fernández con la confianza de poder construir un país distinto.
Pero Alberto Fernández no podrá descuidarse nunca del “círculo rojo” y sus operaciones desestabilizantes. Como advierte Álvaro García Linera “Las fuerzas conservadoras y del partido de los privilegios intentarán, una y mil veces, retomar el poder estatal y utilizar todos los medios, legales e ilegales a su alcance, a fin de retomar el uso de lo público para el disfrute privado de un puñado de oligarquías y empresas extranjeras”
Mendoza en tiempo de descuento. Las próximas elecciones generales del 29 de setiembre, donde el radicalismo y el peronismo se disputarán la gobernación de la provincia, atraviesan todas las decisiones políticas. Alfredo Cornejo, si bien no estará en el listado de candidatos que encontrarán los mendocinos en el cuarto oscuro, es el dirigente que más arriesga en estos comicios. Una derrota en su propio distrito lo dejaría en una posición sumamente vulnerable y echaría por tierra su fantasía de comandar la oposición al peronismo. A pesar de ser responsable directo de la profunda crisis económica que atraviesa la Argentina, ha logrado refugiarse en la provincia, e incluso mimetizarse engañosamente como objetor del macrismo, con la complicidad de los principales medios de comunicación local que lo han elevado poco menos que a la categoría de estadista, y no solo por los beneficios de la generosa pauta oficial. Esta semana el gobernador volvió a su estilo agresivo cuando, en una jornada realizada por el Foro Industrial, reprochó en público al vicepresidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza Julio Totero, quien había realizado declaraciones que no fueron del gusto del gobernador. "Te lo digo adelante de todos, terminá de generalizar de que oposición y oficialismo no han creado condiciones para la inversión y el crecimiento de la metalmecánica en Mendoza porque no es cierto” acusó el gobernador en un arranque de furia que muestra el grado de tensión que se viven por estas horas en la Casa de Gobierno. Si bien hubo más tarde reconciliación, no deja de llamar la atención el tono y la circunstancia del altercado.
“Anabel Fernández Sagasti no ha administrado ni un kiosco, no puede gobernar” acusa el gobernador a la candidata del peronismo, mientras que él ha puesto a todo el radicalismo en vías de extinción por sostener a Mauricio Macri, que ha encabezado uno de los peores gobiernos que recuerde la democracia. Si bien el gobernador Cornejo no será el primero ni el último en ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, sus contradicciones y temores son notorios. Tampoco su candidato ha demostrado aún poseer las cualidades que Cornejo les reclama a la oposición. Rodolfo Suarez es un discreto burócrata que llegó por primera vez al concejo deliberante de la mano del histórico “Viti” Fayad y lo sucedió en la intendencia cuando este falleció. Ha hecho toda su campaña a la sombra y a las órdenes de Alfredo Cornejo a pesar de no creer en los caudillismos y cultivar, según sus dichos, otro estilo de liderazgo.
Esta semana “Rodi” Suarez fue noticia cuando salió airado a criticar a la oposición por hacer “turismo político” en alusión a la presencia, en Mendoza para apoyar a Fernández Sagasti, del gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saá y de San Juan Sergio Uñac al que los que se sumó el candidato a diputado nacional Sergio Massa. Lo que olvida el intendente de Capital es que, en el mes de febrero, cuando ya era precandidato por el radicalismo, se subió al avión que llevaba a Alfredo Cornejo a los Estados Unidos con el argumento de buscar inversiones para la provincia. “Estoy agradecido con el Gobernador por permitirme dar a conocer todo lo que pasa en la Ciudad de Mendoza acá en Nueva York. Es muy valioso, un conocimiento indispensable para tener a futuro”, dijo Suarez en la ocasión. Quizá lo que moleste al candidato del radicalismo no sea “el turismo político” de cabotaje de los peronistas que llegan a Mendoza para apoyar la campaña de Fernández Sagasti, sino la orfandad y hasta las piruetas discursivas que tiene que hacer, para ocultar los impresentables referentes nacionales de la alianza de la cual forma parte.
Anabel Fernández Sagasti, candidata a la gobernación en la provincia por el partido justicialista juega a nacionalizar la campaña. Con ese objetivo invitó a Sergio Massa a la provincia en su condición de candidato a diputado nacional por el Frente de Todos. En su visita anunció mejoras en las jubilaciones y cobertura gratuita de medicamentos para los adultos mayores mientras prometió una reducción de la presión impositiva a las Pymes del 30%. También Sergio Massa visitó Rivadavia para brindar su apoyo a Gabriela Lizana, candidata a intendenta por el peronismo en ese departamento. Allí se suscribió un Acta de Colaboración orientada a tomar medidas ante la crítica situación que atraviesa ese departamento en materia de seguridad y producción. En la nota de “Firmaron un Acta de Colaboración en materia de seguridad y producción para Rivadavia”, publicada en VCF, se brindan más detalles de esta visita.
Mendoza ya vive las vísperas de una elección que será trascendental para el futuro de la provincia. Las expectativas de radicales y peronistas con relación al desempeño electoral de cada fuerza son altas. Serán en definitiva los mendocinos quienes develarán esta incógnita el próximo 29 de setiembre.   


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