El Presidente Mauricio Macri lo hizo.  El gobierno de los CEOs, “el mejor equipo de los últimos cincuenta años”, compuesto  por un grupo de gerentes de bancos trasnacionales y empresas extranjeras, quebró económica y socialmente  al país en solo tres años. La deuda contraída es de tal magnitud que su monto es igual al de un PBI; solo comparable  al valor de la riqueza que produce el país durante todo un año. Y ahora, que llegó el momento de comenzar a cancelar los vencimientos,   el gobierno avisa que no puede cumplir con sus compromisos en los pazos pactados. Reperfilar fue el neologismo que uso el Ministro Lacunza para denominar la  postergación de pagos de los bonos de corto plazo que por un monto de u$s 21.500 vencieron esta semana Con esa maniobra se completa el círculo perverso del modelo macrista de endeudar, fugar y dejar al país al borde del default. Nuevamente la economía real perdió frente a  la valorización financiera; el capital especulativo vuelve una vez más a derrotar al trabajo productivo.

Esta semana termina con un balance no solo malo para el gobierno sino muy perjudicial para el conjunto de los argentinos. Con un dólar que el viernes escaló hasta los  a $62 y con un riesgo país que supera los 2500 puntos, el gobierno de Mauricio Macri está muy lejos de generar confianza y dotar de estabilidad cambiaria y financiera a la Argentina. Otra debacle acontece en  el Banco Central. La continua caída de las reservas internacionales es vertiginosa y crea una percepción de creciente insolvencia que afecta al conjunto del sistema bancario y financiero. Los números son contundentes: solo el último  viernes el Central perdió u$s 1934 millones y, si se suma la sangría que sufrió en agosto, la cifra alcanza la friolera de $s13.000 millones. Mientras, las tasas de interés alcanzan cifras siderales: el último día hábil de la semana el Central pagó por las Leliqs una tasa de interés que superó el 85%. Es de tal magnitud el desquicio que hasta el FMI, socio hasta ayer incondicional de la aventura macrista, está dudando   en transferir los u$s 5.400 millones que estaban previsto desembolsar este tercer trimestre. El Presidente Macri tuvo que llamar a Donald Trump el último jueves para que destrabe el envío de la remesa. Se verá pronto cuales fueron los costos que pagará la Argentina por ese “favor” Bajo el título “Se consolida la crisis cambiaria, financiera y de deuda” publicado en VCF, el economista Mariano Kestelboim profundiza este análisis.

Sin embargo el Presidente no se hace cargo de los gravísimos daños que ocasiona su ineptitud.  Sigue fantaseando con su reelección. No fueron suficientes para él los 4 millones de votos de diferencia que le sacó de diferencia  la fórmula del Frente de Todos. Su aparición en el balcón de la Casa Rosada, la segunda vez en cuatro años, en el autoconvocado 24A es una expresión patética de ese delirio.  Culpa del colapso a la democracia, al pueblo, a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, a la sequía, a la situación internacional, afirmaciones que habla del nivel de confusión e irresponsabilidad de quienes tienen la misión de cuidar a los argentinos.

A pesar de la sensatez de Alberto Fernández quien sin haber sido aún electo  ha hecho gestos políticos para colaborar en esta agónica transición, solo ha recibido a cambio desplantes y agravios. Tan deteriorado ha quedado políticamente el Presidente Macri que ha debido recurrir nada menos que a Elisa Carrió para que oficie de vocera de su campaña. Fiel a su estilo ya había acusado  al Frente de Todos de haber hecho fraude en las PASO y, en un brote republicano sostuvo que, "A nosotros no nos van a sacar de Olivos. ¡Nos van a sacar muertos!" Ahora, profundizando la campaña del miedo, se despachó contra Alberto F. diciendo que "No es solo un títere. Es un hombre peligroso" Un verdadero elefante en un bazar  que solo profundiza el aislamiento de un gobierno que necesita urgente una cuota de racionalidad y cordura. 

Paro como hasta los caprichos presidenciales tienen un  límite, la caída acelerada de las reservas ha obligado al  Banco Central a tomar decisiones “populistas” para cuidar los últimos dólares de los que dispone. Una de  Las primeras medidas de control de cambio implementada, para horror del catecismo macrista, es la prohibición que se les impuso a los bancos de girar divisas al extranjero sin autorización previa de las autoridades monetarias;  una medida ya había estado vigente desde el año 2006 hasta el 2018 y que se levantó en nombre de la libertad de los mercados. Girar ganancias de los bancos locales a las casas matrices en el extranjero es una de las tantas formas de fugar divisas.  También el Presidente Macri tuvo que dar marcha atrás con la libertad que había otorgado a los exportadores de granos para que estos liquiden los dólares cuando mejor les plazca y convenga. Si bien ahora nos lo obliga a vender las divisas en forma directa, se les limitó el acceso al crédito en pesos en los bancos locales,  forzándolos a tener que conseguirlos vendiendo los dólares obtenidos por la venta hecha en el exterior. Sin embargo las medidas son tardías ya que, desde que asumió el Presidente Macri, se fugaron al exterior más de u$s133.000 millones según estudios del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET. 

Este vacío de poder que atraviesa el país y sus corrosivos efectos económicos  cae con extrema dureza sobre los sectores más vulnerables de la sociedad argentina.   En el país hay más de cinco millones de niños y niñas que son pobres y un millón de ellos,  indigente. Según un informe de la Universidad Católica Argentina cuatro de cada diez niños, niñas y adolescentes del conurbano bonaerense  se alimentan en comedores comunitarios. Esta cifra vergonzosa representa el 40% de los chicos que viven en esa área metropolitana. Solo en el último año la pobreza entre los niñxs se incrementó en Argentina  en 1.030.000, de los cuales 315.000 son indigentes. Un informe de UNICEF, según Clarín, revela que se multiplican los chicos con migraña a causa del hambre, con diarrea porque comen en basurales, con problemas respiratorios y de piel por vivir en la calle,  estresados por escuchar a padres y madres angustiados por no tener trabajo y de chicos enfermos porque sus familias no pueden pagar remedios ni tratamientos. Esta es la contracara de “revolución de la alegría”. Frente a este panorama desolador la Iglesia Católica, a través de  la Comisión Episcopal de Pastoral Social, pidió al Presidente Macri que declare la emergencia alimentaria y nutricional. “Ante el severo aumento de la indigencia, la pobreza, la desocupación y el aumento indiscriminado del precio de los alimentos de la canasta básica, nos encontramos en una situación de emergencia alimentaria y nutricional, que afecta esencialmente a los más vulnerables, en especial a los pequeños” indicaron.  También pidieron aumentar en forma urgente el presupuesto destinado a los Comedores y a las Huertas Escolares, Comunitarias y Familiares, y a emprendimientos de la Agricultura Familiar y Social. No es posible morirse de hambre en la Patria bendita del pan! concluye el documento episcopal. A este desesperante reclamo se suma las demandas de los movimientos sociales quienes bajo la consigna "Urgencia para enfrentar el hambre", realizaron  esta semana una multitudinaria concentración frente al Ministerio de Desarrollo Social, pidiendo al gobierno nacional que refuerce el envío de alimentos a los comedores e incremente el salario social complementario. En el artículo de VCF “Multitudinaria marcha de movimientos sociales”, se dan más detalles de esa jornada de esta convocatoria. 

Mientras millones de personas se arrastran en la pobreza y el país se derrumba por falta de un plan alternativo,   el Presidente Macri se fotografía con el Mago sin Dientes y Elisa Carrió, vocera presidencial, se burla por televisión  de su casera, a quien mandó a la iglesia por su insistencia en reclamar lo que le corresponde.     

Mendoza de elecciones. Finalmente se elegirán intendentes  y concejales en los departamentos de San Martín, Lavalle, San Rafael y Tunuyán.  Luego de un largo y conflictivo proceso electoral Emir Félix, Martín Aveiro, Roberto Righi y Jorge Giménez irán por su última reelección luego que el Gobernador Cornejo intentara impedir  sus candidaturas mediante un artilugio legal. 

La enmienda del artículo 198 de la Constitución provincial, introducida por el gobernador  mediante decreto 2010/18 y destinada a limitar la reelección de los intendentes fue el inicio de una disputa que concluyó, luego de trajinar el trámite hasta la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, con un resultado  salomónico que permitió, por un lado, que los cuatro intendentes justicialista pudieran presentar sus candidaturas por un nuevo periodo y por otro, avalar la enmienda que limita a una la posibilidad de reelegirse. De aquí en más los intendentes  solo podrán presentarse a una sola reelección consecutiva. 

En principio ninguno de los cuatro candidatos del justicialismo tendrán problemas para alzarse con un triunfo en cada uno de  sus departamentos. En las PASO del 28 de abril Roberto Righi de Lavalle gano con el 56,84%; Martín Aveiro se quedó con el 67% de los votos; Emir Félix  de San Rafael obtuvo el 53% y Jorge Omar Giménez de San Martín alcanzó el 54%. También el clima electoral que dejaron las PASO nacionales del 11 de agosto,  favorece a los aspirantes del peronismo y ratifican las preferencias de esos departamentos por estos candidatos. 

El gobernador Cornejo, a pesar de los días en Costa Rica promocionando turísticamente a la provincia, se lo nota crispado y agresivo.  Es consciente que el rechazo que genera su socio político, el Presidente Macri, puede enterrar sus propias aspiraciones políticas si no logra retener la provincia el próximo 29 de setiembre.  El resultado de las recientes PASO nacionales le dejó una preocupación que no puede disimular y canaliza su enojo agrediendo a sus adversarios políticos. Tampoco ayuda la pérdida de $3.000 millones que dejará de percibir Mendoza debido  a la quita temporal del IVA a un conjunto de productos básicos, los cambios en Ganancias, Monotributo y Autónomos y el congelamiento del precio del petróleo, que forman parte del paquete de “alivio” dispuestos por el gobierno nacional. Otro tanto ocurre con su candidato a gobernador  Rodolfo Suarez quien parece no entender lo que se pone en juego en las próximas elecciones. No se trata solo de una competencia por quien administra mejor la provincia o maneja mejor las planillas Excel, como deja entrever. Lo que se está debatiendo es algo mucho más profundo. Se trata nada menos que de definir  un nuevo modelo socioeconómico, un patrón de acumulación que permita a los mendocinos salir de esta crisis para reiniciar un círculo virtuoso de demanda, empleo y producción, y un Estado que se ponga al servicio de desarrollo y la inclusión. Es obvio que para ingresar a ese nuevo ciclo económico de crecimiento y distribución es urgente salir del  círculo perverso de endeudamiento y fuga de riqueza que administra el macrismo. Esta es la encrucijada que la sociedad argentina y los mendocinos debe resolver en las urnas. 

Anabel Fernández Sagasti se ajusta mejor a lo que demanda la realidad provincial. Su  interés en el bienestar de los mendocinos, con el acento puesto en el trabajador como principal sujeto político, la pone en línea con las propuestas  de los candidatos nacionales del frente de Todos que integran la fórmula Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner. Más política que burócrata la candidata del peronismo mendocino es consciente de las debilidades  del candidato oficialista, cuya única consigna de campaña se reduce solo a garantizar la continuidad de lo hecho por Alfredo Cornejo.  

En términos estrictamente electorales, la madre de todas las batallas se dará en  los departamentos que conforman el Gran Mendoza y particularmente en lo que suceda en Las Heras,  Guaymallén. Dado lo ajustado de los números también cobra relevancia los votos que pueda sumar el peronismo en Luján de Cuyo, Godoy Cruz y la Capital de la provincia. Si bien falta un mes para los comicios provinciales,  es el oficialismo quien sufrirá en carne propia el desgaste de una crisis de la cual ha sido uno de los principales responsables.