Columnistas // 2019-06-16
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PANORAMA POLÍTICO
Primarias
El peronismo mendocino, que consagró a Anabel Fernández Sagasti como candidata a gobernadora, comenzó a transitar su camino rumbo a las elecciones generales. Bajo ciertas condiciones, podría arrebatarle el gobierno a Cambia Mendoza. El Presidente Macri presenta en sociedad a Miguel Ángel Pichetto mientras Roberto Lavagna intenta cerrar con Juan Manuel Urtubey.


Solo un 7,2% separaron al Frente Elegí, que se articula en torno al peronismo mendocino, de la coalición oficialista Cambia Mendoza que lidera el gobernador Cornejo. Una diferencia de apenas 76.000 votos que habla de la paridad de las fuerzas que compitieron en las elecciones del último domingo. Pero así como el peronismo estuvo muy cerca de arrebatarle las PASO a Cambia Mendoza, la diferencia entre Anabel Fernández Sagasti y Alejandro Bermejo fue solo de un punto, unos 10.750 votos de ventaja. Sin embargo el triunfo de la senadora Anabel Fernández Sagasti produjo una serie de reacomodamiento de los espacios y dirigentes del peronismo local. La pragmática lista ganadora, cuya conducción está en manos de La Cámpora y el ciurquismo, cifró su triunfo en trajinados dirigentes del peronismo tradicional que cumplieron con la tarea de movilizar la militancia territorial y traccionar los votos en los departamentos más importantes de la provincia. Tales son los casos de Guillermo Amstutz en Las Heras, Alejandro Abraham en Guaymallén, Miguel Serralta en Maipú y Omar Parisi en Luján de Cuyo. De los 14 departamentos que fueron a las PASO el último domingo, en 10 de ellos ganaron los representantes de la lista que encabezaron Sagasti-Tanús. Otro factor menos relevante pero también importante en el triunfo de la lista 302 B, fue haber nacionalizado la campaña y haberse identificado tempranamente y con mayor claridad con Cristina Fernández de Kirchner, la dirigente nacional opositora con mayor intención de voto en Mendoza. Si bien la disputa electoral fue, en términos generales, modesta en términos de contenidos y propuestas, la lista de Fernández Sagasti logró capturar un mayor porcentaje de votos jóvenes, sector al que pudo interpelar con mayor naturalidad y un trabajo político que se dirigió especialmente a esa porción del electorado. Otro tanto ocurrió con el voto de la mujer, que también logró homogeneizar y seducir mayoritariamente. El hecho de que la candidata a la gobernación por el peronismo sea por primera vez en la historia de Mendoza una mujer, sin dudas fue un ingrediente adicional que traccionó con fuerza ese colectivo social. Como todo proyecto de poder Anabel Fernández Sagasti contó con una estructura que, después de años de trabajo político, se ha transformado en una organización política y electoral que empieza a rendir beneficios políticos; incluso aspirar a quedarse con la gobernación de la provincia.

Alejandro Bermejo, actual intendente de Maipú, que proviene del ya desaparecido sector azul del peronismo que fundó y condujo Juan Carlos “El Chueco” Mazzón, era el candidato al que las encuestas y algunos sectores de la prensa daban ganador. Su postulación venía impulsada por cuatro intendentes en ejercicio que, en la previa, garantizaban una plataforma territorial y un caudal de votos que engrosarían sustancialmente la carpa de esta liga de intendentes. Sin embargo ni Jorge Giménez de San Martín, como tampoco Roberto Righi de Lavalle ni Martín Aveiro de Tunuyán consiguieron sumar los votos necesarios para cumplir con las expectativas depositadas en sus liderazgos. La excepción fueron los hermanos Omar y Emir Félix de San Rafael que consiguieron una importante diferencia frente a la lista opositora. En total los intendentes justicialistas le aportaron a la fórmula Bermejo – Da Dalt un total de 32.215 votos de diferencia sobre la lista competidora en esos cuatro municipios. Un análisis por departamento ilumina mejor este aspecto. Las diferencias a favor de Bermejo fueron de 9500 votos en Tunuyán, de 3400 en Lavalle, de 22.500 en San Rafael y en San Martín, ganó Sagasti-Tanús por 3200 votos. Si se comparan estos resultados con los obtenidos en estos mismos departamentos en las PASO del mes de abril, donde los intendentes casi no tuvieron adversarios internos, la merma en este último domingo resultó notoria y perjudicial para Alejandro Bermejo. Sin dudas que al no poner en juego su propio capital político, los caciques departamentales no traccionaron con la misma intensidad.

También resultó de dudosa eficacia la decisión de la mesa política de Ale Bermejo de provincializar la elección, recostándose casi exclusivamente en las gestiones municipales y el contacto directo con los vecinos. Por otro lado, aunque la lista 302 A contaba con una buena proporción de dirigentes kirchneristas, entre los que sobresale el diputado nacional Guillermo Carmona, no logró instalar esa percepción de síntesis entre peronismo y kirchnerismo que se propuso trasmitir. Su desconexión casi absoluta, cuando no las dudas con respecto a los armados nacionales, erosionó también las chances electorales de Ale Bermejo quien, luego de un impulso inicial que lo puso a la cabeza de los precandidatos peronistas, fue perdiendo empuje en los últimos tramos de la campaña mientras su adversaria interna crecía en forma sostenida a medida que se acercaban los comicios.

El peronismo, con Anabel Fernández Sagasti, como candidata a la gobernación ya se puso en marcha con la mirada puesta en las elecciones generales del 29 de septiembre, día en que se elegirá al sucesor de Alfredo Cornejo, así como a los legisladores provinciales, 14 intendentes y concejales. La candidata a gobernadora deberá en primer lugar asegurar el apoyo de todo el peronismo mendocino tras su candidatura. Seducir al electorado que votó a Alejandro Bermejo debe ser su primer esfuerzo en esa dirección. La otra tarea será buscar en ese 11% de electores que votaron a fuerzas políticas cuyas boletas no estarán en el cuarto oscuro por no haber alcanzado el 3% que exige la ley. También tendrá que entusiasmar a una parte de los 350 mil mendocinos que no fueron a votar el pasado domingo. El Partido Justicialista, que conduce Guillermo Carmona y que viene impulsando desde su asunción el proceso de unidad, es otro de los dispositivos que se deberá poner en valor como un instrumento de campaña. Y finalmente Fernández Sagasti tendrá que lidiar con los prejuicios construidos por la maquinaria de propaganda oficialista y resolver las complejidades que representa una sociedad polarizada. Si bien la diferencia es escasa, remontar esa cuesta es responsabilidad de toda la dirigencia justicialista y sus aliados. La nota de VCF “La unidad del PJ fue el mensaje de Fernández Sagasti y los intendentes”, profundiza este tópico.

El triunfo de Rodolfo Suarez en Cambia Mendoza es también el éxito de una construcción de sentido. Enancados en el relato conservador de “la revolución de lo sencillo, el radicalismo mendocino, artífice de una de las peores tragedias económicas vivida por los argentinos, ha podido ocultar o culpar a otros de sus propios errores, y convencer a sus electores que siguen siendo la mejor opción para continuar gobernando la provincia. También logró conjurar una de las principales amenazas: que se nacionalizara la campaña. “Esta es una elección provincial, con una lectura provincial. Acá se está ratificando el rumbo, se está apoyando la continuidad. Es una elección provincial, como han venido siendo todas las otras elecciones provinciales” afirmó Alfredo Cornejo desde el bunker donde festejaba el triunfo de la fórmula Suarez – Abed. Sin embargo, si bien Cambia Mendoza obtuvo el 42,8% de los votos, el candidato radical solo alcanzó el 29,4% del total de los sufragios. El resto se repartió entre Omar De Marchi, quien se quedó con el 12,1% y la intendencia de Luján de Cuyo y Fernando Armagnague que volvió a realizar una elección testimonial. Pero tal como viene ocurriendo hasta la fecha, el candidato oficialista seguirá solapado detrás de la figura del gobernador. Los escasos atributos políticos de candidato radical obligan a Alfredo Cornejo a proteger personalmente su capital político y en consecuencia a seguir actuando como si fuera el verdadero candidato del radicalismo. La escasa ventaja obtenida sobre el peronismo lo llevará redoblar su lucha contra el populismo, un enemigo que aunque inexistente, le sirve para perseguir y estigmatizar a sus adversarios políticos y dar cauce a su vocación autoritaria contra las minorías y los más desprotegidos. Nada novedoso podrá agregar el oficialismo a la campaña electoral que continúa. Conquistar los votos de De Marchi y evitar perder electorado por el lado de Protectora Fuerza Política serán sus principales objetivos. Pero esta vez el gobernador Cornejo no podrá provincializar la campaña. Hoy el peronismo tiene fórmula nacional y los Fernández – Fernández competirán en las PASO con la fórmula Macri-Pichetto el 11 de agosto, donde se elegirán los candidatos a presidente y a legisladores nacionales. Esa elección puede transformarse en una verdadera pesadilla para el radicalismo mendocino y sus pretensiones de continuidad.

Los electores de izquierda tendrán en el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) una opción que lleva a Noelia Barbeito como candidata a la gobernación. Marcia Marianetti, del Movimiento Socialista de los Trabajadores, no alcanzó el mínimo exigido por la legislación electoral y quedó fuera de carrera. Hay que resaltar sin embargo que estas fuerzas sufrieron un marcado retroceso electoral en estas últimas PASO. Lo reiterado de las figuras y la falta de un discurso mejor aggiornado a la realidad que vive la provincia están perjudicando sus chances electorales.

El que festejó sus resultados fue José Luis Ramón, candidato de Protectora Fuerza Política. El 7,2% obtenidos en las PASO, le permiten pasar a las elecciones generales donde sueña con sumar retazos de peronismo, radicalismo y aportes de fuerzas que ya quedaron en el camino. Seguramente superará los porcentajes conseguidos.

Novedades nacionales. Esta semana un vendaval de noticias políticas sorprendió a muchos, incluso a los mercados, tras la decisión de Mauricio Macri de que Miguel Ángel Pichetto sea su candidato a vicepresidente. Cambiemos busca volver al escenario del 2015, ahora con el nombre de “Juntos por el Cambio”. La estrategia intenta polarizar en una elección con Cristina Kirchner, lo que la izquierda nacional llama el “bipartidismo”.

La vieja alianza entre Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto se terminó de blanquear. Nada nuevo para quienes siguen de cerca las andanzas del ahora ex Presidente del bloque Justicialista y del interbloque Argentina Federal en el Senado de la Nación. El travestismo político tiene una larga historia en la política argentina. La traición, a pesar de lo que tiene de execrable y degradante, ha sido casi un estilo político en Pichetto; aunque no exclusivamente. Con un cinismo a toda prueba, ya había anticipado que, de producirse un ballotage, votaría por Mauricio Macri. La incorporación a la fórmula de este “hombre de Estado” como lo calificó el Presidente Macri tuvo la virtud, por momentos incomprensible, de satisfacer uno de los requerimientos de la última convención radical. “Toda ampliación de la coalición es positiva. Esa fue una de las demandas de la convención de la UCR, en Parque Norte. Seguiremos trabajando para lograr una mejor y más fuerte coalición de gobierno. Bienvenido senador Miguel Pichetto a nuestro espacio político" twitteó Alfredo Cornejo apenas conocida la noticia.

El ahora candidato a vicepresidente no suma prestigio ni aporta votos. Menos aún garantiza peronismo al armado político del gobierno. Pichetto llegó para hacer la tarea sucia de la campaña: provocar, estigmatizar, mentir, traicionar. Para estrenar su nuevo rol, al mejor estilo Bolsonaro, salió a tildar de comunista a Axel Kicillof. Ya antes había denigrado públicamente el trabajo que realizan los cartoneros para poder comer, al afirmar que “necesitamos más emprendedores y menos cartoneros”. Solo los mercados se entusiasmaron con la novedad. Pero en la Argentina de Macri nada ha cambiado. En pocos días esta “sorpresa” habrá desaparecido y el derrumbe del país seguirá inexorablemente su curso.

Tras la partida de Pichetto a Cambiemos y de la vuelta de Sergio Massa al Frente de Todos, el espacio que lleva como candidato a Roberto Lavagna se apresuró a cerrar un acuerdo con Juan Manuel Urtubey, que sería el candidato a vicepresidente de Lavagna bajo el sello de Consenso Federal 2030. La movida dejó en offside al gobernador de Santa Fe Miguel Lifchitz, quien se enteró por la prensa que formaba parte de un espacio que ya tenía fórmula presidencial. Esta definición dejó también en el aire su propuesta de sumar, como candidato a la vicepresidencia, al neurólogo Facundo Manes. El gobernador santafesino, que tiene sus elecciones generales hoy, evalúa ahora la posibilidad de ir con una boleta corta a las elecciones nacionales. El próximo martes el Partido Socialista santafecino se reunirá para evaluar los pasos a seguir luego del desplante sufrido por uno de sus principales aliados.

Mientras el oficialismo juega su Pichetto, casi la totalidad del peronismo se alineo tras la fórmula de Fernández –Fernández, proceso que tuvo como corolario la alianza con Sergio Massa. Muy bien lo sintetizó Pagina 12 cuando tituló “Mauricio Macri cae, Cristina Fernández de Kirchner sube”.

  


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