Columnistas // 2019-04-24
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Condenados al éxito
Alivio


- Aspiro… exhalo… aspiro… exhalo…

- ¿Qué hace?

- ¿Puede correr el pie que me está pisando una mano?

- Sí, perdón.

- Para el otro lado, que va a aplastar el paquete de polenta.

- Disculpe, es que no hay mucho lugar…

- ¿Sabe qué pasa? Desde que congelamos los precios la gente desbordó los supermercados.

- ¿Estás compras son suyas?

- Exacto ¿Explotó el consumo, vio? Yo le dije a Mauricio que afloje con el populismo.

- Solo veo un paquete de polenta, una botella de aceite y tres saquitos de té.

- ¿Y qué más quiere? ¡Cómo se nota que usted no estuvo en la guerra!

- Usted tampoco.

- Aspiro… exhalo… aspiro… exhalo…

- Se va a enganchar la corbata…

- Vamos todos que “Sí-se-puede” aliviar los precios: Aspiro… exhalo… aspiro… exhalo.

- ¿A quién arenga? Si estamos nosotros dos solos...

- Es que estamos transmitiendo en vivo.

- ¿Qué cosa?

- La jornada nacional del alivio. Usted se para frente a los alimentos y hace ejercicios de relajación. Haga la prueba. No sabe lo aliviado que se va a sentir.

- Es ridículo.

- Ommmm…

- ¿Se puede parar, que no lo escucho?

- Imposible. Y córrase un poco para allá que va a voltear la botella de aceite.

- ¿Es necesario hacer todo esto?

- Imprescindible. La gente está tan aliviada que hasta le deja propina a la cajera. Y después dicen que hay hambre ¡mamma mía!

- Creo que está perdiendo de vista la realidad.

- ¿Están grabando o no?

- ¿Quiénes?

- ¿Ve la foto de Mauricio que hay al final de la sala?

- Sí.

- Bueno, tiene cámaras en los ojos. Me las regaló D’Alessio.

- ¿En serio?

- ¿Alguna vez le dije algo que no fuera cierto?

- Buenoo…

- Está encendida, ¿no?

- ¿Y cómo puedo saberlo?

- Mire a Mauricio a los ojos. Si los tiene rojos, está grabando.

- No alcanzo a ver desde acá.

- Con sus ganas de colaborar nunca va a bajar la inflación, viejo. Por lo menos quédese quieto, así no se va de cuadro.

- ¿Me están filmando a mí también?

- No, a Lagarde escapando de Notre Dame con una canasta de Precios Cuidados. ¡Obvio que lo estamos filmando!

- Pero yo no quiero participar en ningún video.

- Eso dicen todos. Después van al supermercado, se alivian y le agradecen a San Mauricio.

- Pero no pueden grabarme sin mi consentimiento.

- No haga tanta alharaca. Esto es lo que va a decir. Tome, lea.

- ¿Cómo sabe lo que voy a decir?

- Mire que está difícil hoy, ¿eh?

- Me hace participar en una filmación en la que no quiero, y encima escribe un guion con lo que tengo que decir.

- No se preocupe, lo decimos nosotros.

- ¿Cómo que lo dicen ustedes?

- Le doblamos la voz. ¿Le gusta la de Dujovne en las reuniones con el FMI? ¿O prefiere la de Alfredo Casero?

- Es una falta de respeto…

- Ya, ya, ya. No rompa este momento de alivio con su histeria opositora.

- Yo no rompo nada, creo que todo esto es un disparate.

- ¿Sabe los millones de argentinos que esperan abrir la puerta de su casa y ver entrar Mauricio con la cámara del celular en la mano? ¿Se da cuenta la oportunidad que tiene?

- No.

- Si sale bien, Mauricio vuelve.

- ¿A dónde?

- A su casa.

- ¿Y para qué quiero que vuelva?

- Para comentar con usted lo mal que están las cosas. ¡Un lujo!

- Pero yo no quiero que el presidente comente lo mal que están las cosas, yo quiero que las solucione.

- ¿Se da cuenta de que nada le viene bien, no?

- No.

- Congelamos los precios, promovemos el gran alivio nacional ¡y usted se preocupa por un video!

- Lo único que quiero es que no me hagan participar de prepo. Eso solo.

- ¿Sabe qué pasa? Si usted no quiere, tenemos que poner a la misma familia de la semana pasada.

- No me importa.

- A nosotros sí. La mujer ya se está poniendo pesada con eso de que está todo mal, el marido lo quiere pelear a Mauricio porque dice que va muy seguido, y el hijo le da puntapiés en los tobillos porque cree que es el Chicho Serna.

- ¿Pero no está guionado?

- Obvio, pero la mujer dice que ya sabe de memoria lo que tiene que decir y empieza a improvisar por la suya. Y encima Mauricio se olvida.

- ¿Qué se olvida?

- Lo que tiene que decir. Grabar cada visita nos lleva una semana. Así no hay alivio que alcance. Aspiro, exhalo, aspiro, exhalo… Ommmm….


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