Columnistas // 2019-03-28
_
Condenados al éxito
Re caliente


- Venga, ponga la mano acá…

- Pero ¿qué hace?

- Relájese que no le va a pasar nada. La Argentina es un país seguro.

- ¿Me suelta por favor?

- No se haga el difícil que con esa manito debe haber votado a Cristina.

- Pero…

- No, ahí no, acá.

- Estamos haciendo un papelón.

- Si no se afloja va a ser peor.

- Es poco serio que usted me agarre la mano en medio de la Sala de Prensa.

- Muertita, así. Muy bien. Ahora me gusta más.

- ¿Qué es lo que quiere?

- Que me toqué la frente. Ahí está. Así. Así, así, así. El meneadito / el meneadito, el meneadito /el meneadito / así, así, así…

- ¿Qué le pasa? ¿Se volvió loco?

- Ahora es cuando caen los globos amarillos y empieza la fiesta.

- ¿Qué fiesta?

- Perdón. Me vino un deja vu de cuando ganábamos elecciones y no teníamos que soportar a los radicales ¡Qué tiempos, mamita!

- ¿Entonces?

- Usted resultó más aburrido que Lavagna en sandalias y zoquetes, ¿eh?

- ¿Puede decirme para qué quería que le toque la frente?

- Otra vez.

- ¿Otra vez qué?

- Que me toque la frente, otra vez. Pero con ganas. Como hacía su mamá cuando era chico.

- ¿Se siente bien?

- Mejor que nunca.

- ¿Y entonces?

- Ya le dije: hágalo de nuevo.

- Ya está. ¿Ahora me deja en paz que nos están mirando todos?

- ¿Cómo me nota?

- ¿Me pregunta si está enfermo?

- No.

- ¿Entonces?

- Mamita, cómo hay que remarla en este país! Pobre Mauricio.

- Sigo sin entender el papelón que me hizo hacer. Fíjese la cara de los colegas que nos miran...

- No se preocupe, ellos también van a probar.

- ¿Qué cosa?

- Si estoy caliente.

- Fiebre no tiene, si es lo que le preocupa.

- Si quisiera un médico lo llamo a Nelson Castro, pero el doctor está atendiendo la pobreza que hay en Venezuela.

- ¿Y qué es lo que quiere entonces?

- Ya se lo dije: saber si estoy caliente.

- No. No está caliente. Su temperatura es normal.

- No puede ser, porque estoy caliente. ¡Re caliente estoy!

- Bueno, vaya al hospital entonces.

- No puedo porque la crisis internacional nos dejó sin presupuesto. Estoy re caliente.

- ¿No tiene prepaga?

- Tenía pero no la puedo pagar. Estoy calentísimo.

- Pruebe con un té de yuyos.

- ¿Se volvió loco? Sale más barato ir un mes a Cancún. Estoy re caliente.

- ¿Por el precio del té?

- No, porque ya no me puedo ir a Cancún.

- Bueno, va a tener que ahorrar.

- Ni me lo recuerde que estoy re, pero re, recontra caliente.

- ¿Y ahora por qué?

- Porque tuve que cambiar los dólares que tenía, justo ahora que está subiendo de nuevo.

- Bueno, no se altere.

- No, no me altero ¡Es que estoy caliente!!

- Ya lo escuché, no hace falta que grite. Hace dos segundos estaba sereno.

- Sí, claro, pero cuando uno se calienta se calienta... y yo…

- Sí, sí, sí, ya entendí.

- ¿Qué cosa?

- Como está.

- ¿Y como estoy?

- Caliente.

- ¡Nooo! ¡Re caliente! ¡Re contra pero recontra mil caliente!

- ¿Y ahora por qué?

- Porque mientras nosotros remamos y remamos, la señora pasea por Cuba.

- Ya volvió.

- ¿En serio?

- Sí.

- ¿No ve lo que le digo? Estoy recontra mil caliente. Caliente, caliente, caliente.

- ¿Qué le pasa?

- Nos dijeron que era fácil y ahora Mauricio tiene menos intención de voto que Altamira.

- Bueno, algo habrá hecho mal.

- Sí, no estar caliente antes. Si hubiese estado caliente cuando debió estar caliente, esta calentura no pasaba,. ¿Entiende?

- ¿Qué cosa?

- Eso. Estar tan caliente, que pela, como estamos ahora.

- ¿Y que van a hacer?

- Nada.

- ¿Nada?

- Bah! … Sí, algo.

- ¿Qué cosa?

- Estar calientes.


/ En la misma sección
/ Columnistas
Elecciones en México: balas y votos
/ Columnistas
Qué es el síndrome de burnout