Columnistas // 2019-03-13
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Condenados al éxito
Mauricios


- Venga, deme una mano.

- Que…

- No, así no, póngalo de costado. A ese también.

- Pero así no se ven.

- De eso se trata.

- ¿De que no se vean?

- Exacto.

- ¿Y de qué sirve si no se ven?

- Es el efecto sorpresa. No, ahí no. Ese póngalo justo en la puerta.

- Pero no se va a poder pasar.

- Mejor.

- ¿Mejor para qué?

- Para que nadie se haga el distraído.

- ¿Puede pasar eso?

- Ni lo dude. Y con los radicales mucho más.

- No creo que se solucione de este modo.

- ¿A usted se le ocurre algo mejor?

- No tiene que ocurrírseme a mí, yo soy periodista.

- Ese de ahí póngalo cortando el paso.

- Parece que está haciendo un piquete…

- La boca se le haga a un lado…

- Pero aquí no se puede caminar sin chocarse con uno.

- Crear dos, tres, mil Mauricios… Es lo que pide la hora.

- Le soy sincero, estás imágenes no se parecen demasiado al presidente.

- Eso buscamos.

- No entiendo.

- ¿Sabe qué pasa? Si se parecen demasiado, pierde efecto.

- ¿Y cuál sería el efecto?

- Que no se rajen.

- Pero es el presidente…

- Chocolate por la noticia.

- Quiero decir que algo funciona mal si todos lo evitan, si quieren despegarse, mantenerse lejos.

- ¿Y por qué cree que estamos haciendo esto? Vamos a llenar de Mauricios la Casa Rosada, se lo aseguro.

- ¿Y que gana con eso?

- Que el que viene toca a un Mauricio sí o sí.

- Bueno, pueden no venir.

- Pero esta es la primera etapa del plan.

- ¿Y la segunda?

- Vamos a llenar de Mauricios la convención radical. Esos no se van a ir tan fácil.

- ¿Le parece que sirve algo así?

- Como que somos el mejor gobierno de los últimos setenta años. Mire lo que pasó en Neuquén.

- ¿Qué pasó?

- Llenamos de Mauricios la provincia.

- Yo no leí que haya habido ninguno.

- Es que eran cartones como estos, pero de cipreses.

- Me dijo que eran del presidente.

- El presidente estaba detrás.

- Es un mal chiste.

- Diga lo que quiera pero nos salió bárbaro.

- ¿En qué sentido?

- La derrota de la Bruja del Calafate fue inapelable.

- Pero el candidato del presidente salió tercero.

- Bueno, es que no llegamos a poner Mauricios cerca de las urnas, era muy caro y a Lagarde le pareció una locura.

- ¿Por la veda?

- No, por el costo. No quieren poner un peso más. Una partida de Mauricios y basta, dijo la jefa. Esos gringos no entienden el ser nacional.

- …

- Pero quédese tranquilo que en Córdoba no se nos escapa.

- Pero si ahí se acaba de dividir Cambiemos.

- ¡Malditos radicales! Es que no llegaron los Mauricios a tiempo.

- ¿Qué pasó?

- No querían subirlos al camión.

- ¿Por?

- ¡Nadie quiere trabajar en este país, viejo! Pero con la reforma laboral se va a acabar la joda.

- Podrían haberlo mandado en avión.

- Eso dije yo, pero cuando llenamos el Flybondi con Mauricios se bajaron todos. No quedó ni la azafata. No sabe cómo corrían. Era una maratón.

- Parece que la figura del presidente provoca cierto rechazo.

- Patrañas. Los malditos radicales no van a doblarnos el brazo. Vamos a llenarle el país de Mauricios. Le van a salir Mauricios por los bigotes de Alfonsín y los rulos de Lousteau.

- ¿Y cómo van a hacer?

- Vamos a aplicar el plan Dietrich.

- ¿Qué plan?

- Vamos a mandar los Mauricios en Rapi.

- Pero en bicicleta van a llegar después de las elecciones.

- No vaya a creer. Tenemos un ejército de venezolanos dispuestos a pedalear por la causa de la libertad. Y no sabe lo barato que nos sale!!!

- Parece la mancha venenosa.

- ¿Qué cosa?

- La imagen del presidente.

- Hasta que llenemos el país de Mauricios.

- ¿Y si no funciona?

- Lo llenamos de Cristinas.

- ¿Y de qué le serviría al gobierno?

- No sabemos, pero para algo Cristina siempre nos sirve. Y ahora si me disculpa, tengo que irme a casa.

- ¿Tan temprano?

- Es que quiero aprovechar que mi mujer está en el trabajo.

- No quiero ser indiscreto, pero no comprendo que tiene que ver que…

- Es que quiero poner varios Mauricios en el jardín.

- No me diga que su mujer tampoco…

- Juliana hay una sola, querido, métaselo en la cabeza. Páseme esos dos, el del ciprés y el otro, por favor.


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