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- Venga, ayude.
- ¿Qué hace con esas bolsas?
- Es la recaudación de Navidad.
- ¿Qué recaudación?
- Ya se lo dije la semana pasada: es hora de poner el hombro.
- No me diga que en vez de repartir pidieron, nomás.
- Se acabó el Papá Noel populista, mi viejo: No hay que dar pescado sino enseñar a pescar. Métaselo en la cabeza.
- Me pareció escuchar eso varias veces.
- Por supuesto, pero ahora no hay cañas de Precios Cuidados. Acá se acabó la joda, querido, se acabó la joda.
- ¿Y entonces?
- La gente chocha, salía a recibirnos.
- No le creo.
- Agarre esa bolsa, fíjese.
- No, esa no. La azul y amarilla.
- ¿Dónde vio a Papá Noel con una bolsa azul y amarilla?
- La Argentina es ahora un país serio, no insista.
- Con esas bolsas no parece, dicho con todo respeto.
- Lo importante no son las bolsas sino lo que hay adentro.
- Lo que le sacaron a la gente querrá decir.
- Pamplinas. Ni bien la gente nos venía venir salía a la vereda con su regalito y lo metía en la bolsa por motus propio. Fue un éxito total.
- No diga.
- Imagínese. Preferían poner ellos a que entremos a sus casas nosotros.
- Suena razonable.
- Cada uno traía lo que podía: Un pedazo de pan dulce que le quedó de la Navidad pasada; el video del debate Mauricio-Scioli; globos amarillos de la campaña; un pedazo de la barca de Carrió...
- ¿La barca de Carrió?
- Exacto.
- ¿Y cómo es?
- Se acuerda del arca de Noé.
- Si.
- Bueno, pero para ella sola. La barca de los sobrevivientes al diluvio de la corrupción.
- El gobierno no sale muy bien parado que digamos.
- Ni lo sueñe. Mauricio viaja con ella en el asiento del medio.
- Pero si me dijo que viajaba sola.
- ¿Eso era antes?
- ¿Antes cuándo?
- Antes de que se ponga loco. Cuando Carrió dijo que en este gobierno había corruptos le pidió a Aguad que se ocupe del asunto.
- ¿Y?
- ¿Vio el ARA San Juan?
- Sí.
- Bueno, imagínese el resto.
- Y ¿qué van a hacer con esos “regalos”?
- Venderlos.
- ¿Los van a vender? Los regalos no se venden.
- Eso dice usted, que no tiene que negociar con Lagarde.
- Pero es una falta de respeto.
- Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita. Los regalos son todos de Mauricio y él ahora hace lo que quiere, y chau.
- Pero ¿quién puede comprar cosas como esas?
- Todo el mundo.
- ¿Por ejemplo?
- Urtubey, Pichetto, Massa... Todo el mundo.
- Bueno, el mundo es un poco más amplio.
- Para usted puede ser, pero para nosotros el universo se termina en la puna salteña.
- De cualquier modo, para qué querrían un globo amarillo o un discurso del presidente...
- Ni idea, pero son muchos los que estornudan cuando Mauricio se resfría.
- No quiero desalentarlo, pero tampoco creo que así vayan a recaudar mucho.
- No se amilane. Todavía faltan los reyes magos.