_
- Quieto.
- ¿Qué pasa?
- No se mueva.
- A veces usted asusta.
- La mano.
- ¿Qué mano?
- La suya, cuál va a ser, la de Andrada en los goles de River.
- ¿Qué pasa con mi mano?
- Sáquela del bolsillo. Nooo así no, métala de nuevo, despacito: Des-pa-cito / des-pa-cito / pasito a pasito...
- ¿Se volvió loco?
- Diga lo que quiera. Le acabo de salvar la vida.
- No entiendo.
- Dese vuelta.
- ¿Eh?
- Hacia la ventana. Nooo así no, lento, más lento, y no saque la mano del bolsillo.
- …
- Así… Así / así / así / el meneadito / el meneadito / El meneadito, el meneadito, el menediato… Perdón. Es que estamos a full con los ensayos para el 2019.
- ¿Y ahora?
- Mire por la ventana.
- ¿Y?
- ¿Alcanza a ver el balón del Cabildo?
- Si.
- Salude a la mujer que está moviendo un brazo.
- …
- Sí, a esa que tiene el rifle con mira telescópica.
- ¿Cómo sabe que es una mujer? Yo solo veo un punto grueso, verde oscuro.
- Es Pato ¿No distingue la ropa de combate?
- ¿Qué Pato?
- Rambito. La ministra de Seguridad, querido, despabílese. Que otra Pato hay en la Argentina.
- El Pato Fillol.
- ¿Se da cuenta de que lo que acaba de decir puede costarle la vida?
- No.
- Sépalo. Esa mujer tiene el dedo flojo. Mauricio no habla de otra cosa.
- ¿Del protocolo para la policía?
- No, de la final que perdimos en Madrid. Le juro que si era en River iba con una ametralladora y se los cargaba a todos.
- Es muy grave lo que acaba de decir.
- Grave es lo que pasó. Y no lo sigan provocando que se pone loco y lo van a conocer.
- Eso suena a amenaza.
- Nahhh que ver. La República nos avala. Podemos intervenir la AFA, la Conmebol, la FIFA, el Santiago Bernadéu y chau pichu, la final se juega de nuevo y en Sri Lanka.
- Espere un momento ¿Qué hace la ministra de Seguridad armada, en el Cabildo y apuntando hacia acá?
- Nos cuida mi amigo, se acabó la joda garantista de que cualquiera puede andar por la vida sin una escopeta con mira telescópica apuntándole a la cabeza.
- Pero…
- Ni se atreva a quejarse porque puede ser considerado una amenaza a la seguridad nacional y los argentinos estamos hartos de la violencia.
- ¿Quejarse? ¿Quejarse es una amenaza?
- Usted sabe muy bien cómo es eso: primero se queja, después desenfunda un arma y al final mata a un inocente. Escríbalo en imprenta mayúscula. SE A-CA-BÓ LA JO-DA.
- ¿De dónde sacó semejante cosa?
- Me lo contó Mauricio. Y a él se lo contó Trump. Y a Trump se lo contó Jinping. Y a Jinping se lo contó Macrón. Y a Macrón se lo contó Mauricio. Y a Mauricio se lo contó Trump. Y a Trump…
- Ya, ya, ya. Entendí.
- Era hora de que me diera la razón.
- No se la doy. Es más, me parece una barbaridad.
- Acá la única barbaridad es que cada cual haga lo que se le antoje.
- Pero no se puede vivir así, pensado que nos están apuntando con un arma en la cabeza.
- De eso se trata, de que no piense.
- ¿Cómo no voy a pensar si usted me lo acaba de decir?
- Fácil: olvídese. Si la memoria persiste en su cabeza, destrúyala.
- ¿A la memoria?
- No, a su cabeza.
- Se lo digo con franqueza: su discurso punitivo está cargado de violencia.
- Violencia es quedar desamparados. Por eso aplicamos el teorema Rambito.
- ¿Qué teorema es ese?
- A cada quien un arma, pero si las tenemos nosotros mucho mejor.
- Nos vamos a terminar matando unos a otros.
- ¿Usted tiene un arma?
- No.
- ¿Entonces?
- ¿Entonces qué?
- ¿No dijo que nos íbamos a terminar matando unos a otros?
- Si.
- Bueno, si usted no tiene un arma, su profesía apocalíptica no se va a cumplir.
- Es una locura.
- ¿Qué? No me diga que Bonadio citó a indagatoria a papá Franco y al hermano Gianfranco.
- ¿Me va a decir que no lo sabía?
- En eso tiene razón: de un hincha de River se puede esperar cualquier cosa.
- ¿Bonadio es de River?
- Ni idea.
- ¿Y entonces?
- Es que los de River y los K son capaces de cualquier cosa.
- Bonadio no parece K.
- Después del domingo que tuvimos hacer una cosa así es de una crueldad sin precedentes. De esa gente se puede esperar cualquier cosa.
- ¿De quién? ¿De los jueces, de los kirchneristas…?
- No, de los de River. Pero no se preocupe: Vamos a volver.