_
- Cuidado, cuidado, cuidado…
- ¿Qué hace?
- Paso la aspiradora, en este gobierno trabajamos todos.
- ¿También echaron al personal de limpieza?
- Eso fue durante el gradualismo bolchevique, ahora aspiramos pesos.
- Pero… espere…
- El otro bolsillo también. No. Ábralo más, que así no entra el succionador…
- Me va a romper el saco…
- No se preocupe, cuando pase la tormenta se va a poder comprar tres.
- ¿Y eso cuando va a ser?
- Calculamos que para el segundo semestre del 19.
- ¿Voy a tener que esperar un año?
- Ni lo sueñe, se acabaron las soluciones mágicas del populismo: para el segundo semestre de 2119.
- Pero para entonces ya voy a estar muerto.
- Ah bueno, usted sí que derrocha optimismo.
- ¿Y ahora qué hace? Me está metiendo la aspiradora en el …
- Usted sabe que el derroche de los argentinos no tiene límites, esconden los pesos en el lugar menos pensado.
- Pare, pare. Es una falta de respeto, una violación a la intimidad que intente…
- No me venga ahora con los derechos humanos que nos está tapando el agua, se lo pido por Dios. Deme la billetera.
- ¿La billetera?
- Vamos a secar el mercado de pesos. No vamos a dejar un peso ni en el chancho-alcancía que esconden los pibes en el ropero.
- Ya no existen más las alcancías.
- ¡Y claro, es más fácil llevar la guita afuera, abrir una offshore, amarrocar los pesos, en lugar de tener un gesto patriótico!
- ¿Y cuál sería el gesto patriótico?
- Que no quede un peso en la calle. Cuarenta /por uno /no va a quedar ninguno / Cuarenta / por uno / no va a quedar ninguno / Cuarenta / por uno / no va a quedar ninguno…
- ¿Y eso para qué?
- Para que los argentinos terminen con la manía de comprar dólares, de comprar Lebacs, de comprar Letes, de comprar bonos del Tesoro nortemaericano…
- El 99% de los argentinos usa la plata para comer, vestirse, viajar, estudiar…
- Todo eso también se tiene que acabar…
- Pero…
- Pero nada, mi viejo! ¿O qué pretende? ¿Que nos arrastre el tornado de la inflación?
- Eso ya está pasando.
- ¿Que nos voltee el tsunami de la recesión?
- Hacía ahí vamos…
- ¿Que el huracán de la crisis destruya más puestos de trabajo?
- ¿Puede dejar de adjetivar con catástrofes naturales?
- Ah buen! Si volvemos al negacionismo estamos fritos.
- Usted no tiene derecho a revisar mi billetera…
- Si quiere una orden judicial se la consigo enseguida.
- ¿Con qué argumentos un juez lo va a autorizar a hacer una cosa así?
- Con este.
- ¿Un billete de cinco pesos? ¿Qué tiene de malo?
- Es un arma peligrosa ¿Sabe la cantidad de dólares que puede comprar con cinco pesos? ¿Qué pretende? ¿Un dólar a cien mangos?
- Cinco pesos son como doce centavos de dólar…
- Más a mi favor ¿Sabe el daño que le puede hacer a la economía del país? ¿Usted no estará poniéndole gasolina al helicóptero, no?
- Es ridículo. Además, necesito los cinco pesos para comer, para pagar el gas, para que comprarle ropa a mis hijos. No para comprar dólares.
- Todos dicen lo mismo.
- No… ¿Qué hace? Abra la aspiradora y devuélvame los cinco pesos.
- Imposible.
- ¿Por qué?
- Nada puede alterar las fuerzas centrífugas del mercado…
- ¿Qué mercado? Fue usted el que hizo esa locura.
- Locura es lo que le acabo de encontrar acá…
- Si aspira la tarjeta de crédito se le va a trabar…
- No se preocupe, para Mauricio Buena Onda todo es posible.
- No vuelva con eso, por favor, a ver si terminamos como el miércoles pasado. Y devuélvame la tarjeta que… Se lo dije...
- Parece que se atascó…
- Se lo dije...
- ¿Se da cuenta de lo que hizo, no? ¿Sabe que le cabe la figura penal del sabotaje contra los bienes del Estado, no?
- Pero si fue usted el que…
- Típico del periodismo militante: ustedes condenan al país al atraso, y la culpa la tenemos nosotros.
- Fue usted el que me sacó los cinco pesos, destruyó mi tarjeta de crédito…
- Ahora el señor es capitalista de la primera hora, mire que los conversos son los peores ¿eh?
- ¿Qué tiene que ver?
- ¿Usted no quería un país como la Unión Soviética, Cuba, Venezuela, Camboya…?
- No.
- Ahora no hay marcha atrás. Vuelva al trueque y deje de ocultar todos estos instrumentos que atentan contra la estabilidad económico-financiera del país.
- No, por favor. No me destruya la SUBE que vivo en González Catán…
- No intente corromperme que acá se acabó la joda mi viejo.
- Lo único que intento es que no siga destruyendo mi billetera.
- Demasiado tarde. Ya lo dijo el carnicero que visitó Mauricio. Hay que meter el cuchillo hasta el fondo de la vaca para salir adelante…
- ¿Y ahora como vuelvo a mi casa?
- ¿Para qué quiere volver? ¿Para seguir gastando?
- …
- Mejor quédese acá. Que si me ayuda a arreglar la aspiradora, tal vez los jueces lo acepten como arrepentido y todas sus fechorías queden en la nada.