Columnistas // 2018-10-08
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Feminismo popular, una forma de construir justicia social
Cada trabajo formal que se pierde, impacta en cinco mujeres que viven de la economía popular.

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Somos cientos de mujeres las que día a día, construimos el feminismo. Somos las que luchamos por la justicia social para que ninguna compañera sufra ningún tipo de violencia nunca más.  Somos feministas y ese es un concepto resistido por algunos. A veces nosotras mismas también tenemos miedo a decir o a reconocernos feministas, “porque un sector no nos representa, porque aquella va en tetas a no sé dónde, porque las otras van contra la iglesia”.

Lo primero que debemos saber del feminismo, es que es un movimiento muy amplio a nivel mundial, y con cientos y cientos de años de historia. El problema es que siempre creen que el feminismo está de moda y que ya se está por acabar. Ambas miradas son un error. El feminismo se viene gestando hace mucho tiempo, la diferencia es que ahora estamos viviendo un nuevo momento  que tiene a este movimiento como protagonista histórico, tenemos el acceso a las redes y la tecnología, estamos mostrando aquello que ha sido históricamente silenciado, invisibilizado. Si hay algo que potencia muy fuerte al feminismo es que es un movimiento heterogéneo que no tiene una conducción única, que no tiene una líder a la que todas respondemos. Es un movimiento que varía de acuerdo a la región en dónde se gesta, no es lo mismo el feminismo en Europa, que el feminismo en Latinoamérica, no es lo mismo el feminismo en Buenos Aires que el feminismo en Mendoza.

El feminismo popular es donde nosotras nos paramos, porque es ese feminismo del pueblo, es de nosotras que somos parte del pueblo, con un lenguaje sencillo, sin pretender decirle al resto de las mujeres lo que tienen que hacer, cómo tienen que pensar, cómo tienen que vivir. Entonces ese es el feminismo popular, es decir, “me organizo a pesar de estos obstáculos que han existido hace siglos para las mujeres”, la opresión, la sumisión, no solamente por parte de nuestros maridos o familiares o jefes, sino también por parte de este gobierno nacional y  provincial, que con cada medida económica que toman nos empobrece y excluye más del sistema laboral, haciendo que retrocedamos en todo lo que conquistamos.

El peronismo debe integrar el feminismo y no hacer de cuenta que es otra cosa aparte, el feminismo es un movimiento político de liberación, el feminismo lucha por la justicia social. ¿Qué es la justicia social? Es la equidad, no sólo de los géneros, sino la equidad en todo sentido, el acceso a todos los derechos. Hoy en Argentina tenemos en el trabajo formal una brecha del 27% es decir que por la misma tarea los hombres ganan un 30% más, pero no sólo eso, hay casi un 40% de mujeres que no pueden acceder al trabajo registrado, esto que quiere decir que después no nos podemos jubilar o si, pero nos va a costar mucho más que a los varones. Más de la mitad de las compañeras de la clase trabajadora que es despedida y desempleada son mujeres, el 80% de las tareas domésticas y del trabajo reproductivo que no es pago dentro del hogar lo realizamos las mujeres. Por cada puesto de trabajo formal que se pierde hoy, son tres los de la economía popular pero esta cifra se eleva a cinco en el caso de las mujeres. Sí, por un trabajo formal que se pierde impacta en cinco compañeras sin laburo en la Economía Popular.

No es casual que hay dos momentos históricos en Argentina en los que las mujeres ampliamos nuestros derechos, uno con Eva Perón y el otro con Cristina Fernández de Kirchner. Fue por esas dos mujeres en la historia que nosotras podemos tener el voto femenino, la fertilización asistida, el matrimonio igualitario, la identidad de género, el protocolo de aborto no punible, la ley de educación sexual integral, la ley contra la violencia de género, jubilación para trabajadoras de casas particulares, la asignación universal por hijo, entre tantas otras... esto sucedió con la mirada y el aporte de las mujeres en la política, ¿Esto quiere decir que los varones no lo pueden hacer? Si lo pueden hacer, pero a nosotras nos atraviesa el machismo por dentro, nadie nos lo tiene que contar, lo vivimos todos los días, con nuestro compañero, con nuestro patrón, con nuestros novios, con nuestros dirigentes, en la calle, con el acoso callejero.

Las mujeres debemos estar cada vez más fuertes, más unidas, que la sororidad no sea un discurso solamente, que entre nosotras nos queramos, nos contengamos, nos acompañemos.  Tenemos que dejar nuestros miedos de lado, ese “no puedo” que nos enseña la cultura a las mujeres. Es participando, estando, animándonos que se aprende. ¿Cómo nosotras no vamos a poder estar al frente de un municipio, de una provincia o de un país?

El feminismo popular nos invita a que no nos callemos, a que no tengamos vergüenza, a que sepamos que no estamos solas, porque sucede que lo que me pasa a mi nos pasa a todas. Nuestro feminismo es el de los barrios, el de las más humildes, el de las más silenciadas.

Nuestras banderas son la justicia social para que no haya ni una muerta más. La soberanía política para poder decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Y la independencia económica para que todas las mujeres podamos acceder a trabajos dignos que nos permitan salir de la violencia.



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