_

Dice Eduardo Galeano “Habitamos un mundo gobernado por el miedo, el miedo manda, el poder come miedo, ¿qué sería del poder sin el miedo? Sin el miedo que el propio poder genera para perpetuarse.” El macrismo es un proyecto que hoy solo se sostiene promoviendo el odio y el miedo.
Diariamente el régimen alimenta una espiral de violencia como último recurso político para controlar y disciplinar el profundo descontento social que la crisis económica agudiza día a día. Aunque la alianza Cambiemos llegó al poder con promesas de bienestar y felicidad para todos, que incluía pobreza cero, inflación de un dígito, una moneda fuerte, la protección de los jubilados, la unión de los argentinos, más trabajo y mejor funcionamiento de las instituciones de república, hoy ese contrato electoral está irremediablemente roto. El Presidente Macri derrochó por completo su legitimidad a pesar de tener todos los factores de poder a su servicio. El obsceno blindaje provisto por la justicia, los medios de comunicación, la mayoría parlamentaria, el “peronismo racional”, los gobernadores amigos y sus aliados internacionales, no han sido dique suficiente para contener el malestar y la tristeza que invade a los argentinos. Llegó ahora el tiempo del miedo, el de la amenaza como sustituto patológico de una autoridad democrática ausente. La aberrante agresión física sufrida por la docente Corina De Bonis, secuestrada y golpeada, y a quien le grabaron en el abdomen 'Ollas no” por sus trabajo solidario en comedores escolares, es un hecho extremo que hasta la propia gobernadora María Eugenia Vidal tuvo que salir a repudiar. Además de revelar el accionar de fuerzas paraestatales y de provocadores profesionales, este ataque cobarde es consecuencia directa de los agravios y el desprestigio de los discursos oficiales contra la lucha y las demandas que llevan adelante los trabajadores de la educación.
Son estas conductas emanadas del poder y los grandes medios de comunicación, los dispositivos que alimentan el odio e, indirectamente, alientan estas acciones violentas. Un tweet del ex humorista ultramacrista Juan Acosta, burlándose de la docente ultrajada, es un ejemplo de cómo, los discursos del odio, destilan hacia una parte degradada de la sociedad y se traducen en violencia social: “Me escribieron en la panza no morfes más hdp… dónde voy a la fiscalía o a Cormillot?” fue el “chiste” del energúmeno.
Pero hay otro tipo de miedo, menos visible, pero igualmente corrosivos y amenazante. Temen, por ejemplo, perder su casa aquellos que tomaron créditos UVA. Quienes en abril de 2016 pidieron un préstamo a 30 años, abonando cuotas de $5.353, hoy ya pagan $ 9.543. En este mismo periodo, la deuda con el banco creció un sideral 70%. También tienen miedo quienes ven peligrar su trabajo y sus fuentes de ingresos. Esta sensación a ser víctima inminente de un despido, genera incertidumbre y agobio en más de la mitad de los argentinos. El temor aumenta aún más entre los cuentapropistas y los trabajadores jóvenes. Está pesimismo no es imaginario: solo en el sector industrial se pierden 100 puestos de trabajo por día desde que asumió la gestión Cambiemos. También se sienten amenazados quienes utilizan el sistema público de salud. A pesar de que en Argentina la salud es un derecho, la falta de presupuesto, el recorte de servicios, la falta de infraestructura e insumos y el despido de enfermeros y profesionales tornan abstracta esta prerrogativa. La tragedia que vive el Hospital Posadas es una muestra del estado de deterioro y achicamiento que sufre la salud pública nacional. Los miedos se multiplican en medio de este brutal plan de ajuste y recesión. Miedo a perder la universidad pública, la investigación y la ciencia nacional, a quebrar a las pequeñas y medianas empresas, a no recibir la asistencia alimentaria, a perder la soberanía sobre los recursos naturales, a que las Fuerzas Armadas pasen a cumplir tareas de seguridad interior, a no tener acceso a un servicio de justicia imparcial, trasparente, igualitario.
Las condiciones de convivencia se siguen deteriorando a la vez que se sigue erosionando cada vez más la legitimidad del macrismo. Pero esto no significa de manera alguna que estén en retirada los grupos de poder y económicos que forman el establishment que sostuvo esta malograda experiencia de gobierno. Una demostración de fuerza de esta alianza de poder fue el recambio, del presidente de la Corte Suprema de Justicia, de Ricardo Lorenzetti por Carlos Fernando Rosenkrantz. La nueva cabeza del Poder Judicial, que llegó al máximo tribunal promovido por un Decreto de Mauricio Macri, es un abogado que pertenece a las entrañas del poder económico más concentrado de la Argentina. Como resume Ambito Financiero, Carlos Fernando Rosenkrantz tuvo como clientes “ (…) al Grupo Clarín, al que representó en la audiencia pública por la Ley de Medios, pero también litigó a favor de Cablevisión, YPF, Musimundo, América TV, Ávila Inversora, La Nación, La Rural (en cuya causa ya intervino la Corte), Carbap, McDonald's, y las cerveceras Anheuser-Busch InBev, Quilmes y Grupo Modelo. También representó a Panamerican Energy y Central Térmica Patagónica SA. Bouzat, Rosenkrantz y Asociados declaró haber asesorado a los Fondos de inversión GP, Aconcagua Ventures, HWF Capital y Pegasus.” Además, ya como miembro del máximo tribunal, declaró aplicable la derogada ley 24.390, más conocida como 2X1, hecho masivamente repudiado por la mayoría de los argentinos. También ha postulado la separación del derecho argentino de los convenios internacionales de derechos humanos. Lo que está en crisis entonces, es el gobierno de Mauricio Macri, pero no el poder del neoliberalismo que sigue controlando desde las sombras, el poder del Estado y el de sus instituciones.
Es un hecho conocido que el neoliberalismo opera sobre el miedo, porque el temor y su lenguaje no permiten construir un proyecto alternativo. La solidaridad y la esperanza son los verdaderos bienes colectivos que abren la posibilidad de hacer política. El miedo es una experiencia individual; por el contrario, la esperanza es una experiencia colectiva que solo se puede desplegar en comunidad, en relación con los demás. De allí que es posible la reconstrucción de un nuevo proyecto político, si las mayorías populares y sus dirigentes, apuestan a la esperanza y la solidaridad y no caen bajo el influjo paralizante del miedo.
Mendoza, modelo para armar: La alianza Cambia Mendoza es noticia permanente por sus sistemáticos desaciertos y no por la inauguración de servicios u obras fundamentales para la provincia, o por sus esfuerzos para implementar políticas destinadas a los sectores más golpeados por la crisis, que lo constituye la mayor parte de la población.
El gobierno pareciera creer que el tiempo se ha detenido, y que podrá seguir tomando decisiones por todos y por siempre con el criterio que mejor le plazca, ignorando absolutamente todo lo que pasa en las afueras de la Casa de Gobierno.
En el último mes la conflictividad socio-laboral se agudizó y la agenda de marchas, convocatorias, encuentros, carpas educativas y clases públicas, se tornaron más intensa que nunca, tendiendo a acentuarse con la llegada de fin de año. Aunque los reclamos están aún atomizados, algunos conflictos generan reclamos conjuntos, como lo fue el último mes de movilización permanente que protagonizó toda la comunidad educativa.
Uno de los temas que ha generado mayor rechazo hacia el gobierno, es el tratamiento caprichoso en la legislatura provincial del Código Contravencional , que tiene como principal objetivo obtener vía libre para la represión, para promover multas y detenciones arbitrarias por “ofender” al orden establecido, y marginando aún más a los sectores más vulnerables como las trabajadoras sexuales y las personas que piden ayuda en la calle para comer, lo que el código llama peyorativamente “mendicidad”. En la sesión de diputados de la semana pasada, cuando se trataba el Código Contravencional, la policía fue nuevamente la protagonista de la jornada reprimiendo y lanzando gas pimienta contra las organizaciones que pedían entrar a la sesión. Finalmente el engendro jurídico fue aprobado con modificaciones por lo que deberá volver al Senado para su aprobación.
El gobierno provincial y el nacional son conscientes de que la crisis fenomenal que vive el país, les augura tiempos turbulentos y de creciente malestar en la población; tensiones sociales que la alianza Cambiemos se apresta a reprimir con las fuerzas de seguridad o las Fuerzas Armadas si fuese necesario. Para ello va creando las condiciones de una falsa legalidad para fundamentar la represión y la persecución de la protesta social.
Una de las operaciones más burdas destinada a crear confusión, desviar la atención de la población y sostener este estado policial fue la operación de “saqueos” en algunos supermercados locales. Inmediatamente, sin ninguna prueba que lo acredite, el gobierno responsabilizó de estos hechos vandálicos al peronismo, acusándolo ridículamente de golpista y de querer desestabilizar al gobierno republicano. A juzgar por el lamentable estado en que se encuentra Mendoza, el gobierno se va derrumbando por sus propios desaciertos y para ello no ha necesitado la colaboración de nadie. Subestimar la inteligencia de la población es un error recurrente de la alianza gobernante.
En medio de esta batalla de unos pocos contra todos, el principal socio y competidor del Gobernador Cornejo, el intendente lujanino del PRO, Omar De Marchi, se ganó un nuevo conflicto al comprar intempestivamente, ahora con aval del Concejo Deliberante, el inmueble donde funcionaba el Instituto Próvolo, que administra la Fundación Obra de San José. Su intención es trasladar, a esas nueve hectáreas, el centro cívico municipal. En octubre del año pasado los familiares de los menores abusados, habían pedido un embargo del edificio y sus terrenos para evitar su enajenación. Con los hechos consumados, los familiares temen una defraudación encubierta ya que el inmueble, que fue tasado en torno a los $700 millones, se vendió en $153 millones, con el riesgo cierto, para los afectados, de no poder cobrar las indemnizaciones correspondientes una vez concluido el juicio correspondiente.
La misma actitud que adopta el PRO a nivel nacional, la repiten sus aliados en las provincias: la negación de los reales problemas, la falta de sensibilidad ante los reclamos de los sectores que están siendo marginados del sistema, y la cerrazón política de creer que el triunfo electoral es un cheque en blanco para hacer y deshacer a voluntad. En este marco, tras intentar infructuosamente de colaborar en el desarrollo y revitalización de la provincia, el peronismo comenzó desde principios de año a diseñar una agenda opositora concreta. Esta dinámica se aceleró tras distintas señales del gobierno provincial de querer avanzar en temas fundamentales para la provincia sin acuerdos políticos, pretendiendo además intervenir en la política interna de los partidos de la oposición con una campaña destinada a deslegitimar y denigrar a su dirigencia.
Mientras a nivel nacional ya hay pre- candidatos caminando el país como Agustín Rossi y Felipe Solá y otros dirigentes intentando construir capital político como Sergio Massa o el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, en Mendoza el proceso de armado político está en una atapa más avanzada. Los cinco intendentes del Partido Justicialista, los diputados nacionales, los legisladores del bloque PJ y 70 concejales vienen confluyendo en diversos espacios bajo la consigna “Construyendo Unidad”, entendiendo que si bien la imagen del gobierno provincial se continúa deteriorando, el peronismo necesita unificar sus fuerzas y terminar de diseñar una agenda programática para seguir avanzando como una alternativa electoralmente ganadora.
En este marco realizaron ayer un acto en San Rafael que tuvo como principal protagonista la participación de los jóvenes, pero además la identificación de la complicidad de Cornejo, además presidente de la UCR, en las principales medidas antipopulares que toma el gobierno nacional y que luego reproduce el provincial idénticamente, hasta poseen la misma adicción al endeudamiento.
Por el momento Cornejo continúa teniendo una legislatura que le permite aprobar sus principales proyectos por contar con la colaboración de otros miembros de la oposición como el massista Guillermo Pereyra, el voto dividido y oportunista de los legisladores de Protectora, y la colaboración que, en algunos proyectos, brindan los legisladores de Podemos Vivir Mejor, el bloque escindido del Partido Justicialista que integra el ciurquismo y La Cámpora.
La legislatura es en los últimos meses el único espacio capaz de frenar algunos proyectos fatales, como lo es el Congreso de la Nación. Los acuerdos de estos sectores “moderados” con el gobierno provincial pende de un hilo, pero será fundamental que terminen de definir sus posiciones antes del tratamiento del proyecto de ley del presupuesto.
Hoy Mendoza es económicamente más chica que antes, por el extraordinario nivel de endeudamiento favorecido por la devaluación macrista, la recesión económica y el nulo desarrollo de actividades productivas de envergadura.
El gobierno de Cambiemos está en vías de extinción. Hoy la responsabilidad vuelve a la oposición quien deberá evitar que se profundice el nivel de daños, o de lo contrario será parte de la ruptura del contrato social y la decadencia de una provincia que tiene todo para ser el mejor lugar para vivir.