Columnistas // 2018-09-05
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El juego del miedo


-Ponga el brazo acá.

- …

- Sin miedo, viejo. Estírelo, estírelo, así, mire, así, sobre el escritorio.

- ¿Qué quiere hacer?

- Superar 70 años de inflación, de déficit fiscal, de atraso…

- Pero es mi brazo…

- Como dice Mauricio: ¿Usted cree que me hace feliz hacer esto?

- Me estoy acalambrando.

- Espere, quédese ahí, no se mueva que ya vuelvo.

- …

- Y no grite, que se nos asustan los mercados y sube el dólar.

- Me parece raro que…

- Mire ¿Qué tul?

- Nooo ¿Se volvió loco? ¿Qué hace con esa hacha?

- Como dijo el lunes el mejor presidente de la historia: “Llegó la hora, estamos maduros”.

- Me asusta esa sonrisa. Parece Jack Nicholson en El resplandor.

- Tenga cuidado con lo que dice que el mundo nos está mirando. Y también nos habla ¿No lo escucha?

- En lo más mínimo.

- Venga, ¿a dónde va?

- Ya le dije me da miedo verlo con el hacha.

- Miedo le deberían dar los cuadernos Gloria. Esta es una simple hacha de monte. Y Made in China. Un lujo.

- Aléjese, por favor.

- El espiral de los cuadernos le pueden causar una infección generalizada, pero con este noble instrumento no va a sentir nada.

- No me siga, que me pone nervioso.

- Espere un momento. Que Maurcio escuche voces que le digan “ajuste, corte, mutile/ ajuste, corte, mutile”, que la doctora Carrió tenga alucinaciones apocalípticas y que Bergman ande vestido de árbol no quiere decir que no seamos gente sensata. No se confunda.

- Pero usted quiere cortarme un brazo.

- ¿Sabe qué pasa? Tanto tiempo de gradualismo bolchevique nos obliga a tomar medidas drásticas, pero es por su bien y el de todos los argentinos, se lo aseguro.

- ¿Cómo va a ser por mi bien cortarme un brazo?

- Peor es que siga el “Viva la pepa” y después tenga que cortarle la cabeza, ¿no cree?

- Suena intimidante.

- Venga, acérquese, confíe en la revolución de la alegría. El mundo nos pide un sacrificio.

- No creo que nadie nos esté pidiendo tanto.

- Yo sí. Esa es la diferencia entre un gobierno que forma parte del mundo y los cochinos venezolanos.

- ¿Qué tiene que ver Venezuela con todo esto?

- Nada.

- ¿Y entonces para qué la nombra?

- Ahora que Dios ha muerto solo queda el Diablo, y hay que nombrarlo.

- ¿Cómo que Dios ha muerto? No lo imaginaba leyendo a Nietzsche.

- No empiece con la filosofía como el miércoles pasado, y deje de dar vueltas, que me está mareando.

- Si usted deja el hacha…

- Dios ha muerto, lo mató la corrupción K ¿No lo sabía?

- No.

- Sólo queda la Virgen y con la única que habla es con la doctora Carrió. Imagínese cómo estamos.

- Peor sería que hablara con la oposición, con la ex presidenta, por ejemplo.

- Ni me la nombre, ni me la nombre…

- Tranquilo, espere, tranquilo, que va a destrozar toda la Sala de Prensa…

- ¿Qué me tranquilice? ¿Usted pretende que me tranquilice cuando esa mujer perdió la cabeza? Aumentó las retenciones, subió las asignaciones, reflotó Precios Cuidados…

- Esos fueron anuncios del presidente.

- ¿No le dije que Dios había muerto? Ahora entiendo porque las siete plagas de Egipto se desataron sobre el paraíso en el que vivimos durante dos años.

- Creo que está bajo mucha presión y confunde la realidad…

- La realidad es que se desataron todas las tormentas juntas y ahora los mercados, que hasta ayer nos apoyaban, nos están metiendo el dedo en el...

- ¿Hace falta ser tan explícito?

- ¿Sabe qué pasa? Ya no podemos gastar más de lo que tenemos, es hora de dejar atrás el país niño-populista ¿Cuánta plata tiene en el bolsillo?

- Ni un peso. El diario está al borde de la cesación de pagos. No sé cómo van a hacer para pagarnos el sueldo.

- Perfecto. Entonces no va a gastar nada.

- Pero si no gasto nada no me puedo alimentar, ni vestir ni ir al médico.

- Mire que es ambicioso, ¿eh?

- A esta altura mi única ambición es llegar a fin de mes.

- Ya empezamos con el llanto kirchnerotroskista.

- Le digo la verdad.

- Imposible: la verdad es una sola y la tenemos nosotros.

- ¿Le parece?

- No tenga dudas. Y ahora me voy, que nos vamos a la reunión con el FMI y tengo que embalar el hacha.

- ¿Va a llevar eso a Washington?

- Y diez cuchillos, veintitrés moladoras, treinta y tres sierras eléctricas y cincuenta y dos bisturís, entre otras cosas…

- Va a ser un tanto intimidatorio. Así no creo que nos presten un peso más.

- Es para que usen ellos, no nosotros. No sabe lo que podemos soportar por conseguir un billete.


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