Columnistas // 2018-08-26
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PANORAMA POLÍTICO
Posmacrismo
La trama de intereses que sostuvo al Presidente Macri se desarticula. Secuestrar la democracia demonizando a quienes amenazan al régimen, no frena la caída de la alianza gobernante. El desafío recae ahora en la oposición que deberá ganarse el favor de las mayorías con un programa y una dirigencia insospechada de complicidad con el neoliberalismo.


El régimen macrista se encamina a su final destruyendo los últimos vestigios de una Argentina que supo apoyarse, hasta no hace mucho tiempo, sobre instituciones democráticas, soberanía económica e inclusión social. El Presidente Macri no puede culpar a nadie de su estruendoso fracaso. Gobierna, si se permite la licencia retórica, con despótica discrecionalidad. A pesar de sus absurdas excusas, no tuvo que lidiar con fuerzas internas desestabilizantes ni crisis globales que amenazaran la gobernabilidad. Por el contrario, dispuso de las leyes que quiso, vetó aquellas que no le convenía, y se arrogó facultades parlamentarias con abusivos Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) para satisfacer los caprichos que, el sistema republicano de gobierno, le negaba. Transformó el Poder Judicial en una escribanía de la Casa Rosada; avasalló el federalismo y las autonomías provinciales sometiendo a los gobernadores a un centralismo abusivo y confiscatorio y transformó, al Estado Nacional, en una sucursal de banqueros y gerentes de multinacionales.

La degradación de la alianza gobernante es terminal y ha sido producto, no solo de su ineptitud, sino de una forma perversa de entender la política. El oscuro y opresivo material sobre el que levantó su frágil legitimidad, lejos de todo signo de humanidad, generó un régimen que en pocos meses aniquiló años de dura reconstrucción económica, social y política. La mezquindad de su neoliberalismo explícito, que deja a la sociedad librada a su propia suerte y donde el Estado no asumió nunca obligaciones ni solidaridades de ningún tipo, lo lleva a tomar medidas, no sólo antipopulares sino también letales para una parte de la población. Lo sufren en carne propia los jubilados, objeto de todas las infamias, como también los niños, niñas y sus familias quienes, además de padecer hace pocos días recortes en las asignaciones familiares, se les ha suspendido esta semana el cuarto refuerzo de la vacuna para prevenir la meningitis por “escasez de dosis y altos costos”. Falacias peligrosas que vulneran derechos consagrados en el campo de la salud y que pueden materialmente matar.

Al listado de agravios, se suma el ataque desembozado a la educación pública en general, y a las universidades en particular. Ya la gobernadora María Eugenia Vidal había anticipado la embestida cuando, apoltronada en un almuerzo organizado por el Rotary Club en el Hotel Sheraton, se preguntó si era justo "llenar la provincia de universidades públicas cuando todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad". Hace tres semanas que las universidades nacionales no tienen clases debido al paro y las tomas que realizan docentes y alumnos, por el insuficiente aumento salarial y por la crisis presupuestaria que atraviesan.

El predominio neoliberal sobre el tejido social, el mercado interno, la seguridad y el empleo también se ha vuelto destructivo. El Presidente Macri, portador malsano de esta doctrina, eliminó durante su gestión, 83 mil puestos de trabajo directos, según la UMET. Es por ello que el conflicto que estalló en el Astillero Río Santiago, en Ensenada, que emplea a 3.300 personas, es solo la dolorosa continuidad de este proceso de destrucción del trabajo y la producción nacional. Mauricio Macri ya había anticipado que “al Astillero habría que dinamitarlo”. María Eugenia Vidal, de cuya administración depende es empresa del Estado, lo está ejecutando. Mientras, el gobierno compra en el exterior lo que el Astillero Río Santiago fabrica hace más de cincuenta años. La privatización es el objetivo inocultable de estas maniobras de desprestigio y desfinanciamiento.

También la impronta autoritaria del macrismo lo lleva permanentemente a socavar el Estado de derecho. La democracia secuestrada, define con acierto el profesor Roberto Follari, a este régimen de libertades estrechas y pobreza estructural. “Acusar de corrupción es la exitosa fórmula para encorsetar la democracia (…) La corrupción encuentra fácil condena social, y ahoga la discusión propiamente política. Ya no se discutirá qué gobierno o modelo de país es mejor, sino dónde están los corruptos. El sector cómplice dentro del Poder Judicial hará la parte jurídica y dirigirá la policial, mientras la TV (y otros medios, secundariamente) se encargará de repetir imágenes hasta el cansancio, que humillen a estas personas, y que testifiquen –ya sea reales o muchas veces supuestos– hechos de corrupción”. Esta farsa de escarnio judicial y linchamiento mediático ha quedado expuesta en toda su obscenidad con la persecución política que sufre la senadora y ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Promiscuidad política, aberraciones judiciales, degradación periodística se han confabulado para estirar la agonía de un régimen que cae por su propia ineptitud.

Frente a la inviabilidad del proyecto de la alianza Cambiemos, cabe preguntarse cuál es la oposición política que, con vocación de poder, tiene la capacidad de responder a los legítimos derechos que plantean los sectores populares. De poder constituirse, este frente nacional, popular, progresista y democrático no solo tendrá el desafío de triunfar electoralmente y de reconstruir económicamente el país. Deberá convocar a un generoso pacto social que fortalezca una nueva institucionalidad y sume organización y compromiso solidario a un proyecto que estará obligado a brindar respuestas urgentes a todos los sectores agredidos por el macrismo.

Este gobierno no puede ser relevado tampoco por una oposición complaciente con el régimen que preside Mauricio Macri. La política, entendida como ideología, conducción y decisión se deberá poner al servicio de la refundación del país. Tendrá la obligación de ser culturalmente revolucionaria y tener la capacidad de resignificar la democracia abandonando el “camino único” que intentó imponer el neoliberalismo. Los sectores organizados del trabajo y la producción, las organizaciones sociales, el movimiento de mujeres, entre otros, deberán ser convocados a derrotar este modelo de desigualdad para asumir el control del poder político y del Estado, sin los cuales no hay transformación ni redistribución de la riqueza posible. Sin dudas que el peronismo-kirchnerismo está llamado a jugar un rol protagónico si logra superar la etapa de la autoflagelación y es capaz de reconstruir la unidad y el diálogo, no sólo entre quienes se sienten parte del movimiento nacional, sino con aquellos que, aún ensayando caminos alternativos pero también emancipatorios, estén dispuestos a enfrentar el proyecto de dominación, alienación y desigualdad que promueve el neoliberalismo.

Se intensifica la agenda política mendocina. Este viernes arribó a la provincia una pequeña delegación de dirigentes nacionales. Juan Manuel Urtubey, Felipe Solá, Martín Lousteau y Cristina Álvarez Rodríguez. El juego ya empezó y cada uno de los jugadores mueve sus fichas con sumo cuidado.

Sin embargo, pareciera haber una coincidencia generalizada de que el macrismo está acabado. Nadie tiene la sensación de que Mauricio Macri pueda volver a ser presidente de este país en 2019.

Martín Lousteau se mostró con Cornejo. Habló de una posible interna porteña con Horacio Rodríguez Larreta, y de una posible candidatura presidencial. En tanto, el Gobernador mendocino llegó acompañado de Martín Kerchner quien hoy es el candidato que tiene el aval para sucederlo, y que debería ir a internas con Julio Cobos y Omar de Marchi.

El presidente de la UCR tiene fuertes intenciones de desdoblar las elecciones provinciales, sabiendo que el arrastre nacional no lo favorecería. Aún hoy la imagen de Cornejo no ha sido tan vapuleada como la del Presidente Macri. Sin embargo, deberá buscar alianzas nacionales que le permitan proyectar su futuro político, en momentos donde un sector del radicalismo critica las medidas económicas del gobierno, y las tensiones internas de los propios miembros del PRO amenazan con dirimir todo en internas, una práctica a la que Cambiemos no está muy acostumbrada.

En tanto, arribó a la provincia Juan Manuel Urtubey para participar del partido de Rugby de los Pumas junto a Cornejo. Es sin duda uno de los alfiles del peronismo, pero en Mendoza en medio de actos de Unidad de Felipe Solá y Cristina Álvarez planteó una “tercera posición” entre Macri y Cristina, y subestimó participar de una interna con el kirchnerismo. La jugada es pasar por el medio de la polarización que plantea el gobierno, y no descartó acercarse a Massa y a Tinelli, que es un no candidato pero que está siendo posicionado por el macrismo y los medios de comunicación, a pesar de que las encuestas demuestran que más de la mitad de la población no lo votaría.

En medio de las actividades oficiales, Urtubey participó de una reunión en el Partido Justicialista con Omar Félix, Rubén Miranda, Jorge Giménez, Alejandro Bermejo y Guillermo Carmona. En esa reunión el diputado nacional Carmona le pidió que no contribuya a “la grieta” y argumentó que las descalificaciones permanentes hacia el kirchnerismo del gobernador salteño no contribuyen a la unidad del peronismo, y menos a ganar en 2019 donde el candidato sin dudas debe ser capaz de ganar un ballotage. Hoy ninguno de los sectores tiene esa posibilidad si no une sus voluntades.

La dirigencia del peronismo que estuvo en esa reunión mostró a Urtubey la voluntad local de construir una unidad sin dejar a nadie afuera, una situación que se repite en la provincia de Buenos Aires.

Es en ese marco es que llegó a Mendoza Felipe Solá, quien participó de una conferencia de prensa en la mañana y desayunó con la dirigencia, participó de la toma que hacían estudiantes y alumnos en el rectorado de la Uncuyo y a la noche coronó su agenda con un acto en Guaymallén junto a Facundo Moyano.

El acto convocó al peronismo al igual que sucedió con la venida de Agustín Rossi meses atrás. El mensaje de Solá fue claramente de unidad. Remarcó la necesidad de estar al lado de los sectores del trabajo, y dejar de lado las disputas “Cristina si Cristina no”, argumentando que el desafío para el peronismo es ganar en 2019 y para ello todos los sectores deben estar adentro. Además, no desconoció que “el kirchnerismo tiene mucha fuerza y muchos votos”, y agregó que “algunas persecuciones espectaculares y televisivas le van a aumentar la fuerza”.

En tanto, por la tarde, la diputada nacional Cristina Álvarez Rodríguez convocó a la militancia de las mujeres en el centro, donde debatieron sobre cómo las mujeres pueden formar parte de los lugares de toma de decisiones, teniendo en cuenta que a veces la participación de mujeres resulta forzada por la paridad de género en el caso de las lisas. Una cosa es que las mujeres participen de las listas por la necesidad de cumplimentar el cupo femenino, y otra muy distinta es que estén en el armado electoral.

El mensaje de la sobrina nieta de Eva Perón fue similar al de Solá, remarcando la necesidad del peronismo y kirchnerismo de construir la unidad, “pero no la unidad de los iguales, sino la de los distintos”.

En este sentido es que el peronismo viene coincidiendo en la necesidad de realizar una síntesis entre peronismo y kirchnerismo, y en su mayoría abrazan la idea de que los candidatos que lo deseen, se construyan y diriman en una interna quién será el candidato para la general. Una decisión sin dudas democrática y saludable, que permitirá al peronismo reconstruirse y renovarse luego de la derrota de 2015.

El sábado por la mañana la dirigencia peronista volvió a reunirse en Maipú, en un acto en el que se realizaron paneles de distintos expositores para hablar de herramientas de comunicación, las implicancias que nos trae el neoliberalismo y las posibilidades y herramientas que puede utilizar el peronismo para ser alternativa para la sociedad en 2019. También participaron distintos gremios y la CGT en la figura de Oscar Arancibia.

Sin dudas el peronismo de Mendoza ya decidió en 2019 conformar un frente político electoral que pueda disputarle la provincia al oficialismo. Las elecciones partidarias de noviembre deberán confirmarle a la sociedad su voluntad de trabajar por y para los mendocinos.

La comunidad educativa movilizada en defensa de la educación pública. Durante la semana el principal hecho político en Mendoza fue la toma del rectorado de la Uncuyo y la de Institutos de Educación Superior en la provincia, instituciones educativas vapuleadas por el oficialismo.

En la Uncuyo los gremios ya afirmaron que se iniciará mañana la cuarta semana de paro. El ajuste brutal a la educación pública, la negativa del gobierno a cerrar paritarias que se condigan con la actividad económica y en Mendoza la necedad del rector Daniel Pizzi son los principales motivos que impulsan a docentes y estudiantes a mantenerse en alerta.

En datos, el presupuesto educativo en el año 2017 fue $85.000 millones y lo aprobado fueron $74.251 millones, generando un recorte del 12,6%. Por otra parte, el pedido de presupuesto para el año 2018 fue de $110.000 millones y lo aprobado fueron $93.990 millones, lo que implica un recorte del 14,5%.

Respecto a los IES uno de los reclamos es el decreto, de 57 páginas con fecha del 23 de abril de 2018, que pretende establecer una modernización y actualización de institutos terciarios, como en la oferta de carreras superiores, entre otros aspectos. “Nuestro único objetivo es mejorar las trayectorias de los estudiantes, de ahí que viene el análisis de las carreras prioritarias, las matrículas y una serie de variables que nos permite saber cómo el Estado debe subsidiar y dónde no hay que subsidiar o dónde hay que poner más subsidios” había manifestado en ese momento el titular de la DGE, Jaime Correas.

Este decreto implica el cierre de muchas de las carreras de los institutos de la provincia. De ese modo corren riesgo las unidades académicas que no son centrales, se unificarán cursos, y se pierden horarios. Muchos quedarán sin trabajo y la matrícula se va reducir drásticamente.

La historia continúa mañana con una marcha que realizará la comunidad educativa en general.

El código de lo prohibido.  El próximo martes a las 9 el oficialismo habrá una sesión especial convocada por el oficialismo para tratar el proyecto de Código de Faltas de la Provincia. Con el argumento de que la oposición lo ha “dormido” en la Comisión de Derechos y Garantías, hecho que no es cierto ya que el bloque de senadoras/es del Partido Justicialista ha propuesto modificaciones a más de ochenta de sus artículos y lo mismo han hecho el resto de los bloques, una vez más desde el bloque de la Unión Cívica Radical y sus aliados, se convoca a una sesión especial demostrando un apuro incomprensible tratándose de una norma que va a regir la convivencia de las/os mendocinas/os y que merece ser debatida y consensuada con los diferentes actores sociales, políticos, gremiales y de derechos humanos.

El proyecto en cuestión ha sido ampliamente criticado desde diferentes ámbitos, por cuanto contiene normas que criminalizan la protesta social y política como si se tratara de un delito y no un derecho constitucional. Se criminaliza la pobreza al perseguir con multas y penas de arresto a cuidacoches, limpiavidrios, prostitutas, mendigos, todas personas que requieren políticas activas del Estado y no de sanciones penales. En comparación con el código actual se crean nuevas contravenciones y se agravan las penas, incluyendo altísimas multas que tienen por objeto engrosar las arcas de un estado municipal y provincial que recorta y achica políticas y programas en sintonía con lo ordenado por el FMI.
Como un capítulo más y al igual que con el proyecto de ampliación de la corte, el oficialismo se empecina y enmaraña entre sus propias redes.


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