Columnistas // 2018-08-26
_
Tragedia Griega
Grecia cerró la semana pasada el último programa de rescate recibido de la Unión Europea y el FMI. Después de casi nueve años de aplicación de políticas de ajuste y austeridad, los resultados son una tragedia para los griegos.


En total, el país recibió 288.700 millones de euros (más de 330.000 millones de dólares) de asistencia desde el 2010, lo que significa el mayor rescate financiero de la historia. Sin embargo, el tamaño de su economía se ha reducido un 25% y su deuda pública equivale al 180% de su PIB.

En el proceso, el pueblo griego debió soportar medidas de ajuste y austeridad sin precedentes y una crisis económica brutal. Para adelante, seguirá recibiendo las visitas de vigilancia cada tres meses de la Unión Europea y el FMI, debiendo cumplir una rígida austeridad presupuestaria hasta 2022.

El caso de Grecia ha dejado en evidencia las debilidades de la Unión Económica y Monetaria Europea. Existió la posibilidad de que Grecia, y tal vez otros países, debieran abandonar el euro. Desde el nacimiento de esta moneda a fines de los 90 se pensó que los propios socios atenderían las posibles crisis de los países, pero cuando empezaron los problemas en Grecia, los Estados más poderosos de la Unión no quisieron asumir la quiebra del país.

Desde la firma del primer programa de asistencia en mayo 2010, Grecia ha perdido el 25% de su producto interior bruto y la deuda pública se ha disparado del 127% hasta el 180% de su PIB. El propio FMI admitió en 2013 que las reformas económicas impuestas a Grecia y la actuación de los acreedores agudizaron la crisis. Pero, a pesar de todo, el Fondo sigue aplicando recetas similares en otros países, por ejemplo, en Argentina.

Los ciudadanos griegos han visto reducirse a la mitad su poder adquisitivo. El desempleo aún sigue en un 20% y el que se va creando es en buena medida precario y a tiempo parcial. Cada vez más gente tiene que vivir con el salario mínimo de 586 euros mensuales y acudir a los programas de repartición de alimentos. Más de medio millón de griegos abandonaron su patria en busca de un mejor destino, la mayoría son jóvenes. Los jubilados, hasta hace poco el sostén de muchas familias empobrecidas, han perdido un 40% de sus ingresos.

Por si no fuera suficiente, las pensiones sufrirán un nuevo recorte el año próximo, tal como lo prevé el acuerdo firmado con los acreedores. El primer ministro Alexis Tsipras confía en que podrá evitar ese compromiso, para lo cual deberá alcanzar un superávit primario superior al 3,5% del PIB.

El líder de Syriza, que ganó las elecciones en 2015 con un programa diametralmente opuesto al que ha aplicado, espera ahora dar un giro a su gestión de cara a las elecciones de 2019.

La mayoría de los griegos, sin embargo, se siguen apretando el cinturón y los recortes del gasto público continuarán porque son parte fundamental de las condiciones de los acuerdos de “rescate”.

La odisea

Tsipras declaró que Grecia ha recuperado su libertad financiera tras años de ceder a las demandas de los acreedores de recortes y reformas económicas a cambio de asistencia. Declaró con alivio el fin de los pagos internacionales a cambio de duras medidas de austeridad.

En un discurso repleto de referencias a la mitología griega, Alexis Tsipras, se refirió a "La Odisea" de Homero, el poema épico griego escrito entre el siglo VIII o VII antes de Cristo. 

"Desde el 2010, Grecia ha sufrido su propia odisea", dijo desde Ítaca, la isla de origen del héroe mitológico Odiseo, donde poseía título de Rey.

La Odisea relata las aventuras y problemas que debe atravesar Odiseo para regresar a su hogar. Demora diez años para llegar a Ítaca, período durante el cual su hijo Telémaco y su esposa Penélope deben tolerar en su palacio a los pretendientes que buscan desposarla, al mismo tiempo que consumen los bienes de la familia.

En el 2010, cuando el entonces primer ministro George Papandreou habló desde la isla de Kastelorizo, informando a la nación que el país estaba en la bancarrota y necesitaba ayuda económica del extranjero, comenzó la tragedia griega actual.

"Hemos llegado a nuestro destino", dijo Tsipras. "Los rescates financieros que conllevaron a la austeridad y a la recesión y que convirtieron a nuestro país en un desierto social, han concluido", acotó.

En Argentina no necesitamos nuestra propia Odisea, pesadilla que ya vivimos con la crisis que implosionó en el 2001 siguiendo las recetas del FMI que hoy regresan como los dioses furiosos que quieren vengarse de Odiseo.

En Argentina también hay elecciones en 2019.



/ En la misma sección
/ Columnistas
Elecciones en México: balas y votos
/ Columnistas
Qué es el síndrome de burnout