Columnistas // 2018-07-15
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PANORAMA POLÍTICO
Independencia
El Presidente Macri no tiene retorno político ni electoral. A su irreparable pérdida de legitimidad suma ahora la aplicación de un brutal programa de ajuste acordado con el FMI. El 9 de julio fue propicio para conmemorar el Día de la Independencia pero también para expresar una profunda desaprobación social.


El macrismo fomenta una marcada indiferencia por la historia nacional. Frialdad y una visible dosis de fastidio y aburrimiento acompañan las vacías ceremonias oficiales. Por supuesto, todo condimentado con una muralla de vallas y policías que protegen al Presidente de una imaginaria amenaza de un pueblo que brilla por su ausencia. Las pocas veces que debió presidir actos patrios, Mauricio Macri dejó ver su particular visión de la historia. El 9 de julio de 2016, dijo ante el monarca español Juan Carlos, hablando de los Congresales que se reunieron en Tucumán a firmar el Acta de la Independencia, que aquellos patriotas “Deberían tener angustia de tomar la decisión, querido rey, de separarse de España”. Un innecesario gesto de subordinación y distorsión de la memoria histórica. En su imaginario político parecen no existir tradiciones, próceres, epopeyas ni fechas patrias. La trilogía de igualdad, libertad e independencia que soñaron los revolucionarios han sido eliminados del panteón macrista, al igual las resistencias, rebeliones y rebeldías que dieron nacimiento y consolidación a la nación Argentina. Nada más conveniente que el olvido para el proyecto de colonia que está gestando la alianza gobernante. Por el contrario, el Presidente Macri habla permanentemente de un brumoso e inasible futuro; una monserga vacía de contenidos que le permite evadir el debate sobre los protagonistas del pasado argentino y sus responsabilidades. Y no es casualidad esta indiferencia ya que el proyecto político que expresa Cambiemos hunde sus raíces históricas en los conservadurismos más autoritarios que han sometido el país a lo largo de toda su vida institucional. Siempre al acecho. Lejos de los patriotas que amasaron ideales de igualdad y libertad, las clases poderosas y dominantes de la argentina, falsificaron la historia para someter al país a sus intereses egoístas. Cada una a su tiempo se fue subordinando a las poderes coloniales de turno; primero a la corona española, luego al capital inglés, más tarde al imperialismo norteamericano y hoy resigna soberanía política e independencia económica ante capitalismo financiero transnacional y el Fondo Monetario Internacional.
Pero el intento de esta minoría de borrar la historia y la cultura nacional tropieza con la vital e implacable memoria popular que sigue luchando por la concreción de un sueño inconcluso de una sociedad sin corrupción, pobreza, odio y desesperanza. Así fue también este 9 de julio. Frente a la indiferencia del gobierno nacional por esta fecha patria, y bajo la consigna “La Patria no se vende. No al FMI” se congregaron en distintas ciudades del país organizaciones sociales, partidos políticos, actores, gremios y otros colectivos sociales con el objetivo de conmemorar el 202° aniversario de la Declaración de la Independencia y repudiar integralmente la política oficial que resigna permanentemente soberanía.
En el acto principal, realizado en la ciudad de Buenos Aires, se recordó la tragedia que sufrieron, hace más de seis meses, los tripulantes del submarino ARA San Juan y se denunció el desamparo del que son víctimas los familiares de los marinos desaparecidos. Encadenados en la Plaza de Mayo los familiares vienen denunciando que el gobierno ha ocultado y tergiversado información y que “(…) no quiere encontrar al ARA San Juan”. Desde la oposición parlamentaria se ha reclamado también la renuncia del Ministro de Defensa Oscar Aguad por su incompetencia, negligencia, desidia en el proceso de búsqueda y sobre todo por su insensibilidad manifiesta respecto del drama humano que están viviendo las familias de los tripulantes de la nave siniestrada. Estas actitudes de indiferencia denunciadas, han sido confirmadas por recientes decisiones adoptadas por el gobierno nacional quien primero bloqueo, en la Cámara de Diputados, el pedido de contratación directa de una empresa para que se reanude la búsqueda de submarino y, en la última semana, dejando sin efecto “por razones de oportunidad, mérito y conveniencia” la resolución que establecía una recompensa de 98 millones de pesos para quien diera información sobre el paradero de la nave. Mantener viva la búsqueda de los 44 tripulantes del ARA San Juan, a los que ya una gran mayoría de la sociedad argentina considera héroes, fue una de los reclamos que se respaldó en el acto.
Los manifestantes exigieron también “romper la cadenas de colonización británica sobre nuestro territorio en Malvinas” en un claro rechazo al acuerdo Foradori-Duncan que se firmó el 13 de setiembre del año 2016. En ese deshonroso tratado bilateral quedó en evidencia la posición pro británica que sostiene el gobierno de Mauricio Macri. Con el insostenible argumento de volver a insertar a la Argentina en el mundo se renunció al interés nacional y se resignó abiertamente toda reivindicación de soberanía. El acuerdo hace concesiones indignantes a favor de Gran Bretaña en materia de comercio, pesca, hidrocarburos, recursos ictícolas, navegación, comunicación, cooperación militar entre otros temas. Hay que agregar que, fiel a su estilo, estas negociaciones se realizan sin acuerdo del Congreso Nacional, ya que el acuerdo no ha sido remitido para su tratamiento legislativo, según lo exige el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional.
El repudio principal de los movilizados fue contra el fenomenal proceso de endeudamiento en el que Mauricio Macri ha embarcado al país y, en particular, al acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional. En una decisión considerada un gesto de capitulación y de entrega de soberanía, el Presidente Macri cedió el control de las principales variables de la política económica a la directora gerente del FMI. Esta semana recién se conocieron algunos aspectos del programa de ajuste fiscal que el organismo financiero le pedirá ejecutar al gobierno argentino como contraparte del préstamo stand by de 50.000 millones de dólares acordado. El informe del FMI, elaborado a partir de una propuesta del gobierno nacional, anticipa un decepcionante crecimiento del 0,4% para este año. Este programa de ajuste, que modifica profundamente la distribución del ingreso por medio de una inmensa transferencia de recursos entre distintos sectores sociales, incluye en su primer capítulo:
. Recortar la obra pública por un 0,6% del PBI.
. Aumentar las tarifas. En particular del transporte y la energía.
. Disminuir los recursos para las provincias.
. Contener la inflación en el rango del 27% al 32%.
. Reducir y congelar las plantas de personal del Estado nacional.
. Reducir los salarios de empleados públicos.
. Continuar con las ventas de inmuebles y tierras fiscales.
. Recortar los gastos y bienes del Estado por un 15%.
. Reforzar la autonomía del Banco Central como autoridad monetaria.
. Amortizar (liquidar) el Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) de la Anses para financiar el pago de pensiones, juicios y jubilaciones.
Paradójicamente, este programa de condicionamientos sociales y económicos, además de arrojar a la pobreza a millones de argentinos, deja casi sin iniciativa política al mismo Mauricio Macri, si se entiende a esta actividad como la posibilidad de reunir voluntades, sumar adhesiones, representar mayorías y gestionar autónomamente el Estado. El Decreto 632/2018 publicado el último 10 de julio, que se propone recortar el gasto público para “ahorrar” más de 25 mil millones de pesos por año, es casi una reproducción del programa acordado con el FMI.
Si la imagen del Presidente venía en caída libre, la aplicación de esta receta monetarista del FMI terminará por decretar la inviabilidad de su hipotética reelección. Quizá en la mezquindad de su liberalismo parroquial, insensible al dolor de las mayorías, no logre aceptar que no existe una patria sin historia, como tampoco una patria sin un pueblo que construye día a día su independencia.
Lealtades cruzadas. Cuando las alianzas electorales o los partidos políticos fundan su existencia con el fin puramente electoralista, pero sus estructuras de ideas y pensamientos están vacías rápidamente el problema de la lealtad se convierte en uno de los valores más respetados, pero también, genera el miedo de que ocurra lo que podemos denominar lealtades cruzadas. Hay sin embargo, partidos políticos, agrupaciones políticas con una trayectoria histórica mayoritariamente coherente en la línea de una misma ideología, en la consecución de unos mismos valores, y en la generación de alianzas más o menos con los mismos sectores. Pero, hay personas al interior de esos respetables partidos que olvidando la cuestión de la lealtad, y que en vez de ser impulsados por ideas, valores e historias, arman sus destinos y toman sus decisiones en función de los lugares existentes para ocupar espacios de poder.
Aunque las ideas hoy estén algo desvalorizadas por algunos sectores de la población por la cantidad de antiproyectos de país que se han presentado a lo largo de nuestra historia, pero, fundamentalmente por los movimientos en el tablero de peones y caballos de un lado al otro, que terminan confundiendo las reglas del juego.
La dinámica política argentina es intensa y sostenida además por la espectacularización que le otorgan los medios de comunicación. Entre tanto palabrerío da la sensación que a veces el resultado para el micromundo político es su protagonismo, pero para el mundo general de las personas y el particular de cada hombre y mujer un significante vacío, porque justamente cuando detrás de un proyecto, de una bandera, o de un discurso, no hay una idea, un sueño o una proposición las palabras se diluyen y las borra el tiempo, y las personas continúan sus vidas, y algunos domingos por la noche, desesperanzados se acuestan pensando que esta semana que empieza será igual a la anterior.
A veces por la falta de un mapa de ideas en las estructuras partidarias, y por qué no agregar las estatales, suceden cosas extraordinarias como el tratamiento que se dio en la Cámara de Diputados a la media sanción por el aborto legal, seguro y gratuito. Diputados y diputadas, de todos los partidos votaron individualmente. Nadie pudo establecer una postura de bloque en común, ningún partido pudo a nivel nacional discutir seriamente el aborto legal, seguro y gratuito como una situación de salud pública y tomar como espacio político una postura conjunta. Es más, la mayoría se prestó a la especulación y algunos tomaron decisiones por las presiones que venían de un lado a través de amenazas y agravios, y otros por la presencia de miles de mujeres en las calles esperando la media sanción.
Un ejemplo además de esta situación de lealtades cruzadas es la que atraviesa el gobernador de Mendoza. Parte de un partido centenario, hoy su Presidente, debe subsumirse a los imperativos del mundo PRO, sabiendo, que las decisiones de las que está siendo parte le jugarán en contra en un futuro político no muy lejano, fundamentalmente su silencio ante el programa de ajuste que impone el FMI y que afectará directamente a sus votantes.
Por otra parte, la lealtad de sus amigos de alianza hacia él se ve permanentemente puesta en juego, no sólo a través de las desatinadas declaraciones de Carrió que ya tratamos el panorama político pasado, sino también por las presiones que impone el gobierno nacional sobre la toma de decisiones de situaciones que en Mendoza son variables importantes de ajuste y conflicto social, como los cierres a la baja de paritarias, los tarifazos, los despidos, y el ajuste en obra pública, además de saber expresamente por parte del ministro Rogelio Frigerio que el candidato para la alianza gobernante es Omar de Marchi, y un candidato que proponga el presidente de la UCR.
Por otra parte, sus mismos “correligionarios”, como Julio Cobos decidieron jugarle abiertamente en contra. El ex gobernador mendocino afirmó que cree que De Marchi es el mejor candidato de la alianza frente al candidato que propone Cornejo, Martín Kerchner, y no descartó la posibilidad de su mismísima candidatura. El intendente de uno de los departamentos más grandes de la provincia Daniel Orozco, salió a apoyarlo y coincidir con su opinión.
La situación que atraviesa Cornejo es la más obvia y quizá interesante, por su relevancia en el armado a nivel nacional de las estrategias electorales, pero esta situación pasa en distintos partidos.
Los que piensan gobernar en 2019, deberán crear, difundir, y ejecutar un verdadero proyecto de país, viable, y sustentable pero fundamentalmente independiente, es decir, dependiente de nosotros mismos.

 


 


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