Columnistas // 2018-05-06
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Alegría sobre el Titanic
Esta semana el gobierno recurrió a medidas extremas para contener la corrida del dólar. Asistimos a un modelo económico que demuestra ser insustentable.


Frente a la crisis por la suba del dólar, el equipo económico anunció el recorte de más de 30 mil millones de pesos en el presupuesto. Al mismo tiempo, el Banco Central limitó la cantidad de divisas que pueden tener los bancos en su patrimonio y a partir del lunes deberán vender el excedente para aumentar la oferta de dólares en el mercado cambiario. El paquete de medidas se complementó con una suba de la tasa de interés de referencia que llegó a la muy elevada cifra de 40%. Todo esto apenas logró bajar la cotización del dólar minorista de 23,30 pesos el jueves, al 22,30 el viernes.

La compra masiva de dólares tuvo distintos motivos. Uno de ellos es la suba de la tasa de interés de Estados Unidos, que alcanzó por primera vez en cuatro años un 3% y aceleró la salida de capitales de los países en desarrollo.

La vulnerabilidad de la Argentina es extrema frente a estos cambios financieros globales, ya que el gobierno de la Alianza Cambiemos quitó todo tipo de controles al dinero especulativo y autorizó la libre disponibilidad de capitales, es decir apertura irrestricta a la entrada y salida de dólares de la economía.

Desde diciembre de 2015 Cambiemos gobernó ajustando, y prometió la primera felicidad para el segundo semestre de 2016. Recortes en las jubilaciones, tarifazos impagables, techos a las paritarias e inflación descontrolada minaron el consumo de la mayoría de la población. El malestar social es creciente.

Sucede que el modelo económico que lleva adelante el presidente Macri transfiere recursos desde las clases bajas y medias al gran capital, local e internacional. Esto solo es posible cuando las mayorías creen que sus pérdidas de ingresos son transitorias a cambio de un futuro mejor o cuando creen que la culpa la tiene el gobierno anterior. Ambas teorías van decayendo a medida que avanza el tiempo y la destrucción.

Acelerar la reducción del gasto público y pagar un retorno del 40% en pesos a los inversores financieros para que no se vayan al dólar, fue la política tomada por el presidente Mauricio Macri para frenar la devaluación y crisis de la semana. Bajo estas decisiones, estamos frente a un escenario recesivo, peor aún, entramos a una situación que lo economistas llaman de estanflación: inflación con estancamiento económico.

El gobierno dilapidó miles de millones de dólares de reservas para atacar el alza del tipo de cambio. Entre el 5 de marzo y el 4 de mayo se sacrificaron 8.580 millones de dólares de reservas y la tasa de interés de referencia saltó del 27 al 40% en menos de dos semanas. 

La política económica decide ahora enfriar aún más la economía. Incrementarán el ajuste del gasto público recortando el déficit fiscal de este año del 3,2% del Producto Bruto Interno al 2,7%, es decir un 0,5% más. 

Si bien no hubo precisiones, trascendió que la obra pública será destinataria del recorte de 30 mil millones de pesos. También las provincias deberán recortar sus déficits del 0,8% previsto inicialmente al 0,3%. Ese diferencial de 0,5% equivale a una reducción de fondos para gobernadores e intendentes que rondará 2.650 millones de dólares.

Mientras tanto, crece brutalmente la fuga de capitales, continúa la avalancha importadora que agranda el déficit comercial destruyendo al mismo tiempo el aparato industrial y aumenta el pago de intereses de la deuda. Estamos en un círculo vicioso sin salida.

Subir las tasas de interés, dilapidar reservas y forzar a los bancos a vender dólares puede frenar la suba de la divisa durante algún tiempo, pero pronto volveremos a la misma situación, aunque más endeudados y con menos reservas. El modelo económico de Cambiemos es insustentable.

La aparición de Domingo Cavallo en la escena pública retrotrae a los días caóticos del 2001. Se dice que el gobierno negocia con el FMI un blindaje de 30.000 millones de dólares a cambio de más ajustes sobre el conjunto de la población. Por lo visto no está en el menú de opciones de Cambiemos modificar la política económica para pasar a un modelo de desarrollo productivo con crecimiento del mercado interno e inclusión social. Sin una política que tienda a esto, el futuro para los argentinos se vislumbra oscuro.

La revolución de la alegría canta y baila sobre el titanic.



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