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- Agárrelos con cuidado.
- No uso azúcar, gracias.
- ¿Azúcar? Ni se le ocurra abrirlos. Son de colección.
- ¿De colección?
- Como lo escucha.
- ¿Lo dice en serio?
- La pobreza intelectual del periodismo militante me deja pasmado. Delos vuelta, por favor.
- ¿Y?
- Ahora lea lo que dice ahí.
- …
- Para usted, no. En voz alta.
- “No te enojes con la balanza si no puedes bajar de peso”. Mauricio.
- ¿Y? ¿Qué me dice?
- Prefiero a José Narosky.
- Abra la cabeza. Déjese llevar por la filosofía del pensamiento corto.
- ¿No será demasiado corto?
- No se haga el gracioso. Lea el siguiente.
- “Si estás en remera o en patas, ponete guantes o bufanda”.
- Brillante. Conmovedor. Revolucionario.
- ¿Qué van a hacer con esto?
- Distribuirlos en todos los bares y restaurantes del país.
- ¿Está seguro?
- La gente va a hacer cola para tomarse un cafecito y llevarse el sobrecito.
- Veo que se le da fácil la rima.
- Somos un gobierno de poetas y filósofos.
- No sabía que el presidente escribía.
- Lea otra que son como los aumentos: una vez que uno empieza no puede parar.
- “El crecimiento es invisible a los ojos”.
- ¿No se le hincha el pecho de emoción ante semejante capacidad para captar la realidad en una sola frase? ¿No le dan ganas de llorar?
- La verdad que sí.
- Léame otra más, por favor. Es un vicio.
- “El salario más bajo, siempre”… Este parece una publicidad de Carrefour.
- Tanto el poeta como el filósofo se inspiran de lo que pasa en la calle, no lo olvide.
- Por lo menos las frases tienen actualidad.
- ¿Se da cuenta por qué la revista Time puso a Mauricio entre las cien personalidades más influyentes del mundo?
- No.
- Nosotros tampoco. Pero siga, disfrutemos de la sabiduría a la luz de las velas.
- ¿A la luz de las velas?
- Sí, de las velas. ¿O usted cree que los grandes filósofos que tuvo la humanidad derrochaban luz eléctrica como nos enseñó el populismo?. No señor.
- Pero la vista puede dañarse.
- Espero un momento. ¿Por qué cree que Mauricio escribe tan corto?
- No sé.
- Precisamente por eso, para que no se nos canse la vista. A Aranguren le van a dar el premio Nobel de Medicina, acuérdese lo que le digo. La siguiente por favor.
- “Nunca te tomés vacaciones, solo descansá con los ojos cerrados”.
- Esa lo acerca a los grandes maestros del lejano Oriente: Mascherano, el ‘Pocho’ Lavezzi, Tévez...
- Tévez no juega más en China.
- ¡Malditos proteccionistas orientales! Cierran las fronteras a nuestros capitales!
- Dígame una cosa, ¿quién escribió los sobrecitos?
- No le permito que ponga en duda la estatura intelectual de Mauricio.
- Es que…
- Con gente como usted seguiremos sufriendo la fuga de cerebros.
- ¿Lo dice por el ajuste en el Conicet?
- No, por Baby Echecopar. ¿No sabía que se va del país?
- Algo escuché.
- Igual no se preocupe. Cuando se tome un té con limón en Ezeiza y le toque un sobrecito de estos, vuelve corriendo. Y detrás de él van a volver Lanata de Miami, Longobardi de…
- Longobardi vive en el país.
- ¿Está seguro?
- Sí.
- Yo le decía a Mauricio y él me insistía que lo ponga en castellano.
- Lamento desilusionarlo, pero no creo que sus sobrecitos despierten mucho entusiasmo.
- Pamplinas. Si hasta vamos a editar las obras completas en 24 tomos.
- ¿Tantas frases escribió el presidente?
- No, las que leyó.
- ¿Y como van a editar 24 tomos con cinco frases?
- Nosotros no negamos la realidad y la inflación es parte de esa realidad.
- No creo que funcione.
- Tenemos plan B.
- ¿Cuál?
- Exportarlos. Miles de millones de sobrecitos de azúcar con las frases de Mauricio. ¿No es genial?
- ¿Quién podría comprar algo así?
- Alemania, Francia, Oriente, al mundo árabe. La cuna de la filosofía.
- ¿Le parece?
- Las inversiones van a venir en sobrecitos de azúcar. Después no diga que no le avisé.
- ¿Y si no funciona?
- Bombardeamos.
- ¿Van a bombardear a todos esos países?
- Exactamente. Pero como misiles no tenemos, vamos a llenar Siria, Rusia, Irán y China con las máximas de Mauricio. Lo que no entra por la doctrina, entra por la…
- ¿Es necesario?
- Imprescindible. Y la Casa Blanca está de acuerdo.
- No me diga.
- Dicen que si Al Assad o los ayatolas leen los sobrecitos de Mauricio, se rinden enseguida. Creer o reventar.