Columnistas // 2018-04-16
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Visita de Rajoy: bienvenido Mr nadie
Macri dijo que España y Argentina son “amantes que se han vuelto a encontrar”. Difícilmente haya hablado con el jefe de gobierno español de “lluvia de inversiones”. A ambos los une un componente ideológico y un muto decirse “lo bien que hacemos las cosas”, mientras el mundo, aunque levemente, los critica.


Apareció realizando la visita del médico: llegó, diagnosticó y se marchó. No vino solo (nunca lo hacen). Desembarcó con una caterva de funcionarios y de ejecutivos de empresa del más alto nivel.

Como gran titular de los medios locales, el deseo de que España vuelva a ser el mayor inversor extranjero en Argentina. Como ocurría antes de la expropiación, que se pagó a precio de oro y tanta indignación causó entre los funcionarios españoles.

Antes del encuentro, Mauricio Macri manifestó, solemne, que “Argentina y España, son dos amantes que se han vuelto a encontrar”. Vamos a ver Sr. Presidente: amantes. Amantes, lo que se dice amantes, no es que seamos. Dejemos pasar eso que Ud. dijo de que nos independizamos con angustia, que ya es dejar pasar mucho. Pero lo de amantes no nos lo vamos a creer casi ninguno.

Como regalo de enamorados, Rajoy le regaló a Macri una comitiva compuesta por más de sesenta empresarios, que no vienen aquí a realizar ninguna lluvia de inversiones. Las empresas no son casuales: Telefónica, que ya estaba; Mapfre, el emperador de los seguros privados (¡ojo, jubilados!), y destacando por encima de todas “Indra”. ¿No les suena de los fraudes electorales? ¡Como para no angustiarse!

Pero ¿de qué han hablado realmente estos dos prohombres?. De lluvia de inversiones estamos casi seguros de que no. Rajoy sigue lidiando, más mal que bien, con la aprobación de unos presupuestos que siguen empobreciendo a la población, con las pensiones (como allá se llama a las jubilaciones) prácticamente congeladas y una importante bolsa de pobreza (¡Qué coincidencia!), con una reducción del gasto público y unos compromisos adquiridos con el sector privado que rayan el escándalo. ¿Qué puede esperar Argentina de una economía en crisis como la española?. Nada o casi nada.

La razón de esta visita tiene un componente de corte ideológico y de mutuo pasarse la mano por el lomo. Decirse lo bien que lo están haciendo, mientras el mundo les censura, bien que levemente, por las prisiones de líderes opositores, llámense Milagro Sala aquí, u Oriol Junqueras y otros dirigentes catalanes allá. Mientras los dos gobiernos son criticados por el uso excesivo e indiscriminado de la fuerza, ya sean mapuches supuestamente terroristas, o independentistas de Cataluña cuyo delito consiste en querer depositar un voto. Mientras el mundo les señala como dos de los países que más trabas ponen a la libertad de expresión, a la cual tienen, prácticamente secuestrada. Y mientras, en fin, el mundo se pregunta cuáles son los límites para llamar dictadura a una piel de democracia.

No menos importante resultan las relaciones de ambos países con el Poder Judicial. Ultimamente resulta más bochornoso que nunca, unos por cambiar de juez cuando las cosas se ponen feas en sus causas de corrupción, y los otros por seleccionar jueces enemigos de sus rivales políticos. Y eso sí: siempre salir indemnes de los múltiples y graves casos de corrupción y evasión de capitales, que tanto hermana a los dos gobernantes.

Por eso, y porque nadie más les va a decir lo que ellos quieren escuchar, se unen para hablar bien el uno del otro, mientras la mentira les chorrea de las manos que se estrechan.


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