Columnistas // 2018-04-13
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Suben los precios, baja la producción y crece la importación
Argentina paga los valores más altos en combustibles y gas del continente, a la vez que cae la producción local y aumentan las compras al exterior.


La liberación del mercado de los combustibles en el país produce efectos que de tan obvios, suenan ridículas las quejas del ala del gobierno nacional que se muestra preocupada por el efecto de las subas en el proceso inflacionario. El aumento del precio internacional del petróleo junto con la escalada del dólar produjeron incrementos del 13 por ciento en los surtidores en lo que va del año.

La cotización del crudo Brent -el de referencia para la Argentina- se apreció un 5,8 por ciento en 2018 y un 25,8 por ciento en los últimos 12 meses-, suba que fue trasladada por las refinadoras a los productos finales.

Desde que el ministro de Energía, Juan José Aranguren, liberó el mercado, el crudo no ha dejado de subir. Y pese a las quejas por el impacto causado en la economía, el Ministerio de Hacienda no accedió al pedido de YPF de aplicar una baja del 10% en el Impuesto a la Transferencia de combustibles (ITC) que morigeraría el impacto en los surtidores.

En este escenario, de acuerdo a los números del sitio especializado en combustibles Global Petrol Price, Argentina se ubica en segundo lugar de América Latina con los precios más altos, con 1,33 dólares por litro.

Los datos del portal hasta el 9 de abril indican que Argentina está sólo por debajo de Uruguay, que lidera la tabla de valores de combustibles en la región con 1,78 dólares, país importador neto de combustibles. Venezuela, potencia petrolera mundial, tiene el combustible más barato con u$s0,01 por litro.

Chile, uno de las naciones de la región que no tienen una considerable producción propia de petróleo, está por debajo de Argentina, con u$s1,32 por litro. Mientras que en Bolivia cuesta 0,54 dólares y en Perú 1,06.

Además del efecto sobre los precios de los combustibles, la decisión de eliminar las restricciones a las importaciones de crudo provocó un fuerte crecimiento de las compras en el exterior. La medida no sólo no generó la competitividad anunciada oficialmente, ya que los precios para los consumidores no bajaron, sino que además desalienta la producción de los yacimientos locales.

Entre enero y febrero Argentina compró al exterior 27.567 barriles de petróleo por día (bpd), cuando en ese lapso de 2015, último año del gobierno de Cristina Kirchner, ingresó 11 veces menos: 2.368 bpd. Las refinadoras que mayores volúmenes importaron fueron Oil, de Cristóbal López, y la ex empleadora de Aranguren, la angloholandesa Shell.

En paralelo, en los últimos 12 meses la producción de petróleo en el país decayó un 6,2 por ciento.

Los tarifazos al gas, otra de las medidas más perjudiciales para los bolsillos de los argentinos tampoco parece haber tenido el resultado promocionado: la producción de los yacimientos cayó un 1 por ciento en el último año, cortando la senda de crecimiento que se logró en los últimos años del gobierno kirchnerista, tras la reestatización de YPF.

Además, como ocurre con los combustibles, en el país se paga precios muy por encima de los internacionales.

En febrero de este año el precio spot del gas natural Henry Hub, referencia de un mercado competitivo a nivel mundial como el norteamericano, fue de U$S 2,67 MMBtu (millón de Btu). En Argentina, el precio del Gas Natural PIST (Precio al Ingreso al Sistema de Transporte) es casi el doble: U$S 4,19 por MMBtu, y tendrá subas semestrales hasta 2019.

Por ahora, pese a los fuertes aumentos, la política del gobierno nacional no hizo más que profundizar el déficit energético.  


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