Columnistas // 2018-04-12
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Papelitos


 

- Tome.

- ¿Qué hago con esto?

- Léalo.

- No entiendo.

- Si no lo lee, no va a entender.

- Pero si me tiene enfrente, para qué me pasa un papelito.

- Es la nueva forma de comunicación que está revolucionando al mundo.

- Pensé que era Facebook, Whatsapp, Twitter…

- Usted atrasa más que la Bruja del Calafate ¡mi Dios! ¿Quiere que le ponga una estampilla?

- No me parece gracioso.

- A mí tampoco, pero no puedo seguir hablando.

- ¿Por?

- Porque si sigo hablando para qué le di el papelito.

- Eso mismo le decía yo, no hace falta ningún papelito.

- …

- ¿Y?

- …

- Ya, ya, ya. Es ridículo.

- Ridículo es usted que tiene el papelito en la mano hace dos horas y ni siquiera lo abrió. Así no se va a enterar nunca de nada.

- Entonces diga lo que me quiere decir y listo.

- No puedo.

- ¿Por?

- Porque ya le di el papelito. Mire que es duro, eh?

- ¿Y para qué quiero yo que me diga las cosas en un papelito? Si quiere decirme algo en reserva puede bajar la voz, o podemos salir de la Sala de Prensa e ir al café de la esquina.

- Imposible.

- No me diga que el presidente no le paga el café.

- Sería convalidar la destrucción de un documento que hace a la comunicación oficial.

- Quédese tranquilo, no voy a destruir el papelito. Se lo devuelvo y listo.

- Eso tampoco puede ser.

- ¿Por?

- Una vez que el papelito llegó al destinatario no se puede devolver.

- ¿Por?

- ¿En serio tengo que explicarle todo?

- Sí.

- Porque el papelito es personalísimo. Tiene un único destinatario. El suyo, por ejemplo, no se lo puedo dar a Gabriela Cerruti.

- No, mejor que no.

- ¿Entonces lo va a leer o no?

- No puedo.

- ¿Cómo que no puede?

- Se quedó pegado. Por el sudor de los dedos.

- Yo se lo advertí. Ahora voy a tener que reportarlo.

- ¿Reportarme?

- También se lo dije. Usted tiene pegada en los dedos una comunicación oficial.

- ¿Cómo va a ser esto una comunicación oficial?

- Ahora no se haga el desentendido. En la nueva Argentina no hay privilegios. Si usted tiene una offshore, vaya y pase. ¡Pero esto es demasiado!

- ¿Qué cosa?

- Utilizar el propio sudor para destruir un documento oficial.

- Yo no destruí nada.

- ¿Cómo que no? Mire el agujero que está haciendo. Todo sudado, además ¿Se bañó?

- ¿Que tiene que ver eso si los dedos transpiran por estar fijos?

- Bueno, Bonadio lo puede tomar como atenuante.

- ¿Qué tiene que ver Bonadio con todo esto?

- Es el juez que va a entender en la causa. Usted acaba de cometer un delito federal.

- ¿Designan el juez a dedo?

- No le permito. Fue por sorteo, como corresponde.

- ¿Y cuándo hicieron el sorteo?

- Mientras usted intentaba destruir el papelito. Mandamos un papelito a tribunales con la denuncia.

- Eso es imposible.

- Para usted que se quedó en el 45 sí, para nosotros no.

- ¿Si lo leo anulan la causa?

- Depende.

- ¿Depende de qué?

- De Bonadio. La Justicia es un poder independiente, no lo olvide.

- Ningún juez sensato me condenaría por semejante cosa.

- Usted lo dijo.

- ¿Qué cosa?

- Que ningún juez sensato lo condenaría.

- ¿Está reconociendo que en la Argentina no quedan jueces sensatos?

- Mire, si usted está disconforme con los jueces mande un papelito y listo. Pero mientras tanto va a tener que responder por lo que hizo. Como cualquier hijo de vecino.

- ¿A dónde puedo mandar un papelito?

- Al Consejo de la Magistratura, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la ONU, adonde quiera.

- ¿Cómo voy a mandar un papelito a un organismo internacional?

- Nosotros ya lo hicimos y funciona mucho mejor que los kilos y kilos de papel que se usaban antes.

- No me diga que…

- Le digo. Por ejemplo. Cuando llegó Rajoy, Mauricio le entregó un papelito que decía: “Dos amantes se vuelven a encontrar”.

- ¿Y?

- El gallego se calentó muchísimo y respondió con otro papelito, al toque.

- ¿Qué decía?

- “Quiero que seas mi Repsol, mi Marsans, mi cómplice y todo, y en la calle, codo a codo, ser mucho más que dos”.

- ¿Lo dice en serio?

- Los papelitos nos traen inversiones, mi viejo. ¡Ahora sí que no nos para nadie!

- Impactante.

- Y eso nos es nada. Con Trump empezamos a limar asperezas por los aranceles.

- ¿Cómo?

- Mauricio le escribió un papelito que decía: “Pensá en mi viejo, no seas malo”.

- ¿Y?

- Donald contestó con un papelito cifrado. Cuando entendamos qué quiso decir le cuento.

-¿Y ahora qué hago con este papelito?

- Léalo. Bonadio lo va a tener en cuenta. Se lo aseguro.

- Pero acá no dice nada.

- Lo debe haber borrado con la transpiración, lo que ciertamente agrava su situación.

- No puede ser, no se ve la tinta corrida. Es como si estuviera en blanco.

- Es una opción.

- ¿Me dio un papelito en blanco?

- Si hay crecimiento invisible, pobreza invisible, tarifazo invisible, no veo porque no puede haber papelitos en blanco.

- ¿Y cómo me entero de lo que me quiere decir?

- Ah, eso es problema suyo. El Estado ya no puede estar en todo como durante el populismo.

- ¿Y qué hago entonces?

- Por lo pronto, ponga el papelito en una bolsita de nylon. Que si sigue chivando así lo va a destruir del todo y va a terminar peor que Lula.

- ¿Me van a meter preso por un papelito que me dio usted y que encima está en blanco?

- En la Argentina se acabó la joda, mi amigo. Acuérdese lo que le digo.


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