Columnistas // 2018-04-08
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PANORAMA POLÍTICO
Grietas
Nuevas fracturas atraviesan el tejido social. El brutal asalto al salario de los trabajadores, que deja a la intemperie a legiones de argentinos, profundiza la desigualdad y abre una grieta que puede sepultar los sueños amarillos del macrismo.


Una de las tantas promesas hechas por el  presidente Macri cuando asumió su mandato fue la de “unir  a los argentinos”. Para cerrar esta grieta, abierta supuestamente por la “intolerancia k”,  Durán Barba le construyó un personaje a la medida. La criatura fue vaciada de ideología explícita y ataviada de alegría, emocionalmente sensible, capaz de escuchar como de admitir errores y rectificarlos. Pero el personaje duró mientras fue útil.  Necesitado de acumular poder para sostener el modelo de ajuste, endeudamiento e inflación, y también por inconfesables rencores personales, los funcionarios abandonaron rápidamente las poses artificiales y volvió a escena el neoliberalismo más codicioso,  deshonesto e insensible el que, en su arremetida, no respetó ni la investidura del Papa Francisco. Este giro político, que saltó del espiritualismo de feria, del gurú Sri Sri Ravi Shankaen, a la brutal doctrina Bullrich, que alienta un nuevo estado policial, agudizó la violencia y profundizó la confrontación  política.

Sin embargo, si bien una porción de la sociedad argentina se mantuvo  indiferente ante estas disputas, el modelo económico del macrismo viene provocado, desde sus inicios,  otra indisimulable y peligrosa grieta que amenaza aplastar las expectativas de millones de personas, más allá de sus simpatías políticas o partidarias. Los síntomas son cada día más visibles y dolorosos y van de la mano del rápido empeoramiento de las condiciones económicas y sociales que padecen la mayoría de familias argentinas.  

La mayor parte de la sociedad perdió el optimismo inicial y  pone cada vez más en duda la palabra del presidente cuando habla de “pobreza cero”. Esta desconfianza se hizo patente recientemente cuando  el Indec dio a conocer los últimos datos, que arrojan una reducción tanto de la pobreza como de la indigencia. Previsiblemente, este anuncio, se estrelló contra el sentido común y la experiencia de las penurias cotidianas. Poco importan los números cuando de impresiones se trata. La percepción de la mayoría  es resultado de una sencilla ecuación. No resulta posible ni creíble que la suma de tarifazos, inflación, devaluación, ajuste, caída de los salarios y empleos, reducción de las AUH y de las jubilaciones de como resultado un crecimiento de la economía y una mejor situación de las familias más carenciadas. Simple e inapelable.

Más delicado aún es que,  millones de estos ciudadanos, culpan al presidente Macri de gobernar solo para los ricos. No están errados. La riqueza de unos pocos es resultado de la pobreza de muchos. Visto más de cerca, los pocos  ganadores, en esta reparto, han sido los sectores “del campo”, multinacionales de la minería, los bancos y otros sectores financieros como así también las grandes corporaciones trasnacionales que recibieron, por voluntad presidencial, una monumental transferencia de recursos mediante la quita de retenciones, baja de impuestos, indultos fiscales y otras prebendas que nada tuvieron que ver con sus méritos  productivos sino con una alianza de mutua conveniencia con los inquilinos de la Casa Rosada.

Los perdedores en esta distribución son los trabajadores, jubilados, pensionados y desocupados, Los mismos vienen sufriendo literalmente un saqueo de sus ingresos con una pérdida que va del 12 al 14 por ciento, desde que asumió Mauricio Macri.  La inflación acumulada del 60 por ciento, que corresponde a la gestión Cambiemos, que licúa los ingresos es resultado, entre otros desaciertos, de la exorbitante e irresponsable escalada del precios de los servicios y los productos básicos de la canasta familiar. También cayeron en pendiente  las jubilaciones y pensiones que sufrieron, a pesar de la dura resistencia de la población, un recorte de $100.000 millones. Esta última quita afectó los ingresos de más de dos millones de adultos mayores. En tren de contabilizar hay que anotar, como parte de este descalabro, la masiva caída de planes sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el recorte de programas  vinculados a la salud, la educación, la alimentación, los medicamentos, el transporte, la vivienda social, entre tantos. Según la Universidad Católica Argentina en nuestro país hay 16 millones de personas que viven bajo la línea de pobreza e indigencia. Una deuda vergonzosa con los más necesitados.

Otro aspecto que explica esta grieta social es  la composición del gabinete. La popular frase de “una argentina atendida por sus propios dueños” cobra sentido si se analiza, por ejemplo, la integración del gabinete económico del gobierno nacional. Un estudio de la Universidad de San Martin muestra que los gerentes de empresas privadas que ocupan el Ministerio de Energía llegan al  50 %; en Hacienda, casi el 60% de los altos funcionarios vienen de cargos jerárquicos en bancos y grandes entidades financieras y en Agroindustria y Producción, el 80% del gabinete fue parte de corporaciones que representan los intereses empresarios. Esta situación genera continuos conflictos de intereses y la inocultable evidencia, para la gran mayoría,  que las decisiones más importantes han quedado subordinadas a factores de poder que, sin ejercer representación alguna, se apropian de la mayor porción de la riqueza que genera el conjunto.

Se podrá sostener con razón que toda la historia argentina está atravesada por enfrentamientos y desencuentros. Pero esta nueva  grieta social, que genera dolor y resentimiento en grandes sectores de la población, se transformará más temprano que tarde se transformará en un delicado problema político.

Lula, preso político.La restauración conservadora en América Latina, que se mueve al ritmo de los intereses de los Estados Unidos, llegó a destruir la esperanza de todo un continente. Para ello no vacila en aniquilar cualquier alternativa popular y progresista, como es el escandaloso caso del ex presidente Lula en Brasil.

El objetivo de proscribirlo como candidato para las elecciones del próximo octubre está casi logrado. La nueva alianza golpista,  que también se repite en otras latitudes, está conformada en Brasil por partidos políticos de derecha, los grandes medios de comunicación, el poder judicial y también sectores de las Fuerzas Armadas, los que están apoyados por las élites más acomodadas. Sus principales víctimas son la democracia,  los trabajadores y los sectores más pobres de ese país. El objetivo, la apropiación y concentración de la riqueza, la destrucción del aparato productivo nacional, la entrega de los recursos naturales y un alineamiento incondicional al imperialismo norteamericano.

Este golpe de estado de baja intensidad, ya probado en la destitución de Dilma Rousseff, se gestó a partir de una amañada maniobra judicial. La condena de Lula,  a 12 años de prisión por la presunta compra de un departamento que el Juez Moro supone que es la consecuencia de un soborno, a pesar de no tener ninguna prueba que lo demuestre, es la excusa para impedir un nuevo triunfo del Partido de los Trabajadores. Si bien  Luiz Inácio Lula da Silva decidió acatar este veredicto, ha dejado inaugurada una nueva época en la política latinoamericana. Lo dijo Lula en el sindicato metalúrgico, rodeado de los suyos, y previo a su entrega: “hay millones de Lula para andar por mí y no tiene como pararlos, no tienen cómo parar mi sueño”.  Este llamado a la resistencia contra el poder de las elites corruptas traerá probablemente un resurgimiento de las fuerzas trasformadoras y los proyectos igualitarios en toda Latinoamérica. En Argentina, el presidente Macri y sus acólitos, quizá disfruten en la intimidad de esta derrota de la democracia y de los derechos de los más humildes. Su silencio es la prueba. También la  cercanía con el presidente Temer, cabeza en Brasil de un gobierno golpista y corrupto, pone al gobierno argentino en un lugar de aprobación tácita con la maniobra de proscripción de este histórico líder popular. Sin embargo, este regocijo que hoy invade a los espíritus reaccionarios no será eterno. La historia así lo revela. Vaconfirmamendoza publicará una serie de artículos que ahondarán el análisis de la tragedia institucional que vive Brasil. Fuerza Lula!       

Bicamerales que investigan a hombres de otro mundo. Caputo es de otro mundo. Es una de las figuras más representativas de ese mundo sin patrias y sin banderas del que gusta ser parte a la élite macrista. No son cultos, no se caracterizan por ser conocedores de la realidad, ni siquiera tienen el rasgo común de la inteligencia. La mayoría es parte de la élite porque nacieron en familias de la élite. La meritocracia no cuenta para ellos. Tienen en común ser sobrevivientes en un establishment que no perdona a los débiles y escrupulosos; que no tiene lugar para los que no han comprendido que el hombre es el lobo del hombre.

Caputo es de ese mundo en el que las finanzas globalizadas exigen la habilidad de hacer plata solo con plata –sin que intervengan procesos productivos o laborales, o que tengan que ver con la economía real- y en el que el lucro es un objetivo en sí mismo y, por lo tanto, es la ley. Ese mundo cuenta con paraísos para los privilegiados que tienen la posibilidad de esconder sus dineros, evadidos del control fiscal de los Estados o manchados con la mugre y la sangre del narcotráfico y del tráfico de armas y de personas. En ese mundo de brokers, shareholders y empresarios, mandar papelitos sugestivos o intimidatorios es habitual porque el que tiene poder puede hacer eso y todo lo que quiera en función de sus objetivos. Un habitué de las reuniones de la élite lo decía tras la reunión de la Bicameral de Seguimiento de la Deuda Externa; si sirve para los objetivos, el papelito vale como valen otros recursos destinados a ocultar, acallar, amedrentar lo que la economía globalizada permite esconder en sus guaridas y cuevas. Que lo haya hecho en el Congreso no cambia nada. ¿Por qué deberían cambiar las reglas si las únicas válidas son las propias de ese mundo de la élite que las admite?

En la reunión de la Bicameral se confirmaron todas las sospechas: esconden los números reales del endeudamiento, mienten sobre la relación entre deuda y PBI, ocultan el hecho de que la Argentina es el país que más se endeudó. Pero también quedó evidenciado que Caputo es testaferro en negocios ilegales, que delinquió ocultando su patrimonio, que el gobierno lo seguirá encubriendo, que el paraoficialista “peronismo de centro” seguirá con el doble juego que al mismo tiempo le permite sobrevivir y lo condena al desgaste permanente. El peronismo opositor seguirá acertando en la estrategia de que todos los martillazos vayan al mismo clavo. Tarde o temprano Caputo tendrá que responder por sus atrocidades financieras y estará entre los repudiados por la historia, entre los Martínez de Hoz y los Cavallo y entre otros tantos traidores a la Patria.  

La otra Bicameral que concentra las atenciones es la que investiga la desaparición y operaciones de búsqueda y rescate del ARA San Juan. La última reunión realizada el jueves fue representativa de una realidad: nadie allí parece demasiado interesado en traspasar el arco de ingreso al cementerio en compañía del ministro Aguad. Todo lo que se propuso se aprobó: una durísima nota solicitando explicaciones por inexistencia de búsqueda del submarino, la citación a Aguad para el lunes 16, pesados pedidos de información al Ministerio de Defensa y la Armada Argentina y requerimientos para el Jefe de Gabinete y la jueza de la causa. Lo único que desentonó fue el pedido de una abogada que,  en representación de un grupo de familiares, solicitó que sea apartada de la Comisión Investigadora la diputada Nilda Garré por haber sido Ministra de Defensa, en la etapa de realización de la reparación de media vida de la embarcación. Lo anticipábamos la semana pasada en nuestro panorama: ante el curso desfavorable de las circunstancias el gobierno debería apelar a recursos dignos de Durán Barba. Así lo hicieron, tras la persistente y finísima operación de un reconocido hombre del oficialismo que se encargó de activar, entre los familiares, la desconfianza hacia la ex Ministra. Seguramente eso no salvará a Aguad de sus responsabilidades pero por ahora sirve para intentar emparejar, aunque sea levemente, una cancha en la que el gobierno viene perdiendo por goleada.



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