Columnistas // 2018-03-25
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¿Por qué arrasa Putin?
El mandatario acaba de obtener la victoria más importante de su carrera. Dirige los destinos de Rusia desde 1999 y terminará su mandato en 2024.


El presidente ruso consiguió una arrolladora victoria obteniendo 76,6% de los votos, mucho más que el 63,6% que alcanzó en 2012. Vladimir Putin está al mando de Rusia, ya sea como presidente o como primer ministro, desde 1999 y dejará el cargo en 2024, cuando cumpla 72 años. La concurrencia a las urnas alcanzó el 67,5%, del electorado lo que representa a más de 73 millones de personas.

Su victoria no tiene precedentes y encarna la ambición de una gran Rusia como potencia mundial. Según medios y dirigentes occidentales, su éxito se basa en cercenar la libertad de expresión y en un autoritarismo político que impide la generación de un opositor competitivo. Sin ánimo de confrontar, intentaremos sumar otras razones.

Putin es el político más querido de Rusia de las últimas décadas. Para la mayoría de los 140 millones de habitantes es un símbolo de estabilidad y prosperidad. Se convirtió en primer ministro en 1999 al ser nombrado por el parlamento con el apoyo del entonces presidente, Boris Yeltsin. Este renunció pocos después, debido a una grave enfermedad, y Putin asumió como presidente interino, ganando en el año 2000 sus primeras elecciones presidenciales.

Fue presidente durante dos mandatos, hasta 2008, agotando el máximo estipulado por la Constitución de ese momento. Luego ocupó el cargo de primer ministro e impulsó a su aliado Medvedev a la presidencia. Mientras era primer ministro, se reformó la Constitución y se amplió el mandato presidencial a seis años. Putin fue elegido de nuevo presidente en 2012 y ahora acaba de ser confirmado hasta 2024.

El colapso de la Unión Soviética (URSS) fue para Putin "la mayor catástrofe geopolítica del siglo". La caída de la URSS provocó un colapso del sistema de seguridad social, quebró la industria, el ejército quedó en una situación calamitosa y millones se hundieron en la pobreza.

La situación de Rusia ha mejorado notablemente bajo el mandato de Putin.  Desde el año 2000 las reservas internacionales aumentaron más de 30 veces, hasta los 430.600 millones de dólares, el salario real creció 3,5 veces y en 2014 el país registró el primer aumento natural de población desde 1991 (25.000 personas). En una conferencia de prensa el presidente ruso reveló que "el PIB aumentó el 75% desde 2000, y la producción industrial el 60%”.

En la política internacional, Putin trabaja por la construcción de un mundo multipolar, lo que generalmente no es bien recibido por las potencias occidentales. En el caso de Crimea, los comicios coincidieron con el cuarto aniversario de la fecha en que la Federación Rusa anexionó la región que anteriormente pertenecía al territorio de Ucrania. Allí votó a Putin un aplastante 92% de los electores.

También intenta restaurar la influencia de Rusia en el mundo y su política exterior logró que el país recupere su orgullo nacional, humillado tras la caída de la URSS y la década neoliberal de 1990.

Su política ha resultado exitosa en Siria, donde Rusia interviene en apoyo del gobierno de Al Assad desde 2015, lo que significó un giro en el transcurso de la guerra, logrando poner fin al dominio yihadista e impulsando la solución pacífica del conflicto mediante las consultas de Astaná y el Congreso del Diálogo Nacional Sirio, celebrado en la ciudad rusa de Sochi.

Mientras tanto, las potencias occidentales imponen sanciones económicas y diplomáticas a Rusia. Sin embargo, Putin logró sobreponerse a los castigos mediante el impulso a la sustitución de importaciones y fortaleciendo el mercado interno, además de ofrecer nuevas oportunidades de cooperación comercial con otros países, por ejemplo, de América Latina. Se estima que en 2018 Rusia volvería a ser un exportador neto de alimentos, algo que no sucede desde 1955.

Los más de 56 millones de votos recibidos por el presidente Vladímir Putin, que representan casi el 77% del electorado, demuestran la cohesión del pueblo ruso con su líder.

Rusia ha vuelto al centro de la geopolítica internacional, aunque no sin tensiones con los países occidentales. El conflicto en Siria, la crisis de Ucrania, las acusaciones de injerencia rusa en la elección de Donald Trump, reviven la confrontación bipolar de la guerra fría, que se acentuó hace unos días cuando Londres acusó a Moscú de haber envenenado a un ex espía ruso en Reino Unido.

Estamos frente a la consolidación de un nuevo poder a escala planetaria. Rusia trabaja por alcanzar un equilibrio en la relación de fuerzas mundial frente a los Estados Unidos. Mientras, el pueblo ruso demuestra una elevada conciencia política, compromiso con la democracia y total identificación con el líder que eligió para llevar a cabo ese propósito.   

 


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