Columnistas // 2018-03-04
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Durán Barba: la respuesta no está en los medios
La viralización de cánticos en contra del Presidente, es una expresión de cómo las manifestaciones populares encuentran modos de expresión, y terminan imponiendo a los medios hegemónicos la agenda pública.

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Son los hechos de América Latina los que obligaron a los comunicadores a cambiar el eje de estudio del objeto de comunicación, frente a las teorías ideologistas y deterministas sobre la capacidad de los medios de comunicación para manipular y confundir a sociedades enteras.

Dice el conocido filósofo y teórico de la comunicación Martín Barbero, que en América Latina es imposible escapar del mestizaje del que estamos hechos, donde convergen lo urbano, lo popular, lo folcklórico, lo rural, lo indígena, lo popular.

La teoría de los “efectos”, es tan vieja como los inicios de las ciencias de la comunicación. Es que en realidad, y siguiendo a Barbero, las sociedades continuamente están resignificando y reconfigurando los mensajes que reciben, para luego sumergirse en la cultura y transformar sus prácticas.

Hay resquicios por los cuales las comunidades puede escapar a la hegemonía, produciendo el “estallamiento del sentido común”-

En el último tiempo la sociedad argentina encontró una forma de manifestar su sentimiento y descontento hacia las políticas del gobierno nacional, que pareciera creer que se puede gobernar sin pueblo. La foto de Macri saludando a las palomas de la plaza luego de la apertura de sesiones ordinarias en el congreso, es un símbolo de esto.

Cuando lo popular y lo masivo se expresan, no hay posibilidad de poner un disco pare, y mucho menos cuando la amplificación que generan las redes sociales, está al alcance de todos los ciudadanos.

Desde el ámbito futbolero, un espacio identificado con la pasión, donde se han dado y se dan múltiples luchas, por distintos intereses, (recordemos lo significativo que fue el mundial de 1978 en plena dictadura militar), el cántico contra el Presidente se expandió hacia todos los ámbitos, se viralizó por las redes, y la creatividad de algunos fue sorpresa para todos.

Es innegable que esta actitud masiva refleja la expresión de una gran parte de la sociedad. De hecho, fue tal el despliegue de creatividades que inevitablemente tuvo que ser noticia en todos los medios de comunicación. Es decir, en este caso una gran parte de la población impuso la agenda pública.

Rumores de suspensiones de partidos de fútbol por parte del gobierno tras los cánticos contra el Presidente fueron descartados rápidamente. Sí es cierto, que un alto funcionario de la secretaría de Presidencia consultó al Inadi si los cánticos representaban un acto de discriminación. La respuesta claramente, fue negativa.

Sin violencia y con una dosis de humor y creatividad fue la forma que eligió lo popular para expresar su descontento con un gobierno. La ola seguramente tendrá su fin, pero será tarea del gobierno nacional entender el mensaje, y sobre todo de Durán Barba, que deberá entender que la política de comunicación que está usando no sólo implica un recorte enorme de la población, quedándose sólo con el público más adepto, sino además, que está cometiendo el mismo error que se atribuyó al kirchnerismo: excluir discursivamente a grandes sectores de la población.



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