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Si Vladimir Putin quería que su voz fuera escuchada en todo el mundo, sin duda lo consiguió. Los grandes temas de su presentación fueron el reforzamiento de la capacidad bélica y la proclamación de la superioridad militar de Rusia. Con videos e infografías, aseguró que Moscú responderá frente a ataques nucleares contra su país o sus aliados.
La acción de Moscú puede leerse como una respuesta a los avances y provocaciones de Estados Unidos que en los últimos años aceleró la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hacia las fronteras rusas.
Las guerras impuestas por Norteamérica en Afganistan, Irak, Libia, Siria y el apoyo al golpe de estado en Ucrania en 2014 son acciones que desestabilizan las relaciones internacionales y afectan zonas consideradas de interés estratégico por Rusia. Se suman las amenazas permanentes a Corea del Norte e Irán y a Venezuela en América Latina. Por último, las sanciones económicas directas contra Rusia continúan aplicándose.
El fracaso de Washington en la guerra en Siria (desde que Moscú se involucró en el conflicto) está poniendo en riesgo el control de los estadounidenses sobre la estratégica zona de Medio Oriente. Desde esta columna venimos advirtiendo que la retórica belicista de Estados Unidos se asemeja a la de la guerra fría y que su nueva doctrina de defensa y nuclear retoma la idea de que el conflicto central en el mundo es la competencia entre potencias, donde coloca como adversarios principales a Rusia y China. Putin no se quedará de brazos cruzados frente a tales provocaciones.
En una entrevista concedida el jueves al programa que conduce el ex presidente de Ecuador, Rafael Correa en RT, el célebre politólogo estadounidense Noam Chomsky explicó que Estados Unidos “bajo (el Gobierno de) Trump, se está haciendo más débil, menos efectivo, el país interiormente se está desintegrando, está perdiendo la autoridad y el prestigio internacional que tenía y además está caminando hacia la destrucción del mundo”.
Chomsky dice que, si analizamos desde 1945 hasta el presente, vemos que el poder de Estados Unidos ha estado en constante declive. Sin embargo, las corporaciones con sede en ese país, en el marco de una economía globalizada y neoliberal, siguen manteniendo un poder enorme.
Chomsky agrega que, por supuesto, en su poder militar, nadie se le acerca a Estados Unidos, que gasta en defensa prácticamente lo mismo que el resto del mundo y posee la mayor tecnología de guerra, con cientos de bases militares distribuidas en todo el mundo.
Sin embargo, a este último punto parece que Putin ha decidido también hacerle frente. Rusia acaba de presentar su nuevo arsenal militar y declara que es superior a cualquier otro sobre la tierra.
Putin mostró el 1 de marzo imágenes de avanzadas armas del Ejército ruso, incluido un “invencible” misil balístico intercontinental, como puede verse en este video.
Según el líder ruso, estas armas fueron creadas en "respuesta a la salida unilateral del tratado de defensa antimisiles por parte de Estados Unidos". "Antes de que tuviéramos los nuevos sistemas de armamento, nadie nos escuchaba. ¡Escúchennos ahora!", afirmó.
El presidente ruso dijo que con estas nuevas armas la defensa antimisiles de la OTAN, liderada por Estados Unidos, es "inútil" y significa el fin efectivo de lo que él describió como los esfuerzos de Occidente para obstaculizar el desarrollo de Rusia. "Quiero decirles a todos aquellos que han impulsado la carrera armamentista en los últimos 15 años, que han buscado ganar ventajas unilaterales sobre Rusia, que han introducido sanciones ilegales para contener el desarrollo de nuestro país: todo lo que ustedes querían impedir con sus políticas ya ha sucedido", y agregó que "han fracasado en contener a Rusia".
El mensaje, de hecho, está destinado a la Casa Blanca, que instaló sistemas antimisiles alrededor de Rusia. Así busca Moscú garantizar la equivalencia estratégica con sus adversarios y muestra un avance tecnológico que podría impulsar su posición global en medio de una posible nueva carrera armamentista del siglo XXI.
Entre fines de los años 90 y principios de este siglo, Rusia decidió revelarse contra la oligarquía financiera que estaba destruyendo el país. Putin es el líder indiscutido emergente de ese contexto. Desde su llegada al gobierno, Moscú ya no acepta subordinarse a Occidente. No debe olvidarse que el discurso llega en momentos en que Putin se prepara para ganar fácilmente otro mandato presidencial en las elecciones del 18 de marzo. Todo indica que Rusia seguirá actuando de manera soberana.
Se pone de manifiesto la cada vez mayor tensión existente en la relación entre Rusia y Estados Unidos. La intención de Putin es empujar hacia la construcción de un mundo multipolar y no hegemónico.