Columnistas // 2018-02-25
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PANORAMA POLÍTICO
La guerra de dos mundos
Aunque no tenga ejércitos armados ni declaraciones altisonantes hay una guerra entre el mundo real y el virtual. La política no es ajena a esta contienda y toma partido según los intereses que persigue. El gobierno de Mauricio Macri ha optado por el mundo virtual pretendiendo desconocer los efectos de sus decisiones sobre la vieja y maltratada realidad en la que vivimos los argentinos.

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A través del marketing, los trolls, las redes sociales, los montajes televisivos el gobierno se esconde y busca engañar a una ciudadanía que ya empieza a descubrir el juego y a revelarse contra la manipulación y la mentira organizada. Las reacciones contra el presidente en las canchas de futbol, en los subtes, en las masivas movilizaciones contra el ajuste, en el rechazo a los tarifazos, el desempleo y la pobreza son claras señales de que la realidad ha vuelto por sus fueros y está dispuesta a dar batalla y recuperar el terreno perdido.

Un asunto no solo de gordos. La multitudinaria marcha convocada por los gremios y las organizaciones sociales el 21 de febrero profundiza la protesta y pone en evidencia un claro cambio de escenario que el gobierno pretende desconocer. Con operaciones mediáticas y distractivas, se intentó reducir la marcha a una telenovela protagonizada por la familia Moyano y algunos “gordos” de la CGT, en un mar de enconos, aprietes y traiciones contra el gobierno. Pero la gigantesca postal de la 9 de julio y del resto de las ciudades del país, mérito también dirigentes gremiales y políticos opositores, mostró que el descontento desborda por lejos los diques de las organizaciones tradicionales. Suman millones los agraviados y decepcionados por el descalabro económico de Cambiemos y, poco a poco, el descontento crece y gana la calle.

Marquitos, hijo dilecto de Durán Barba. Con una crisis social que se agudiza y un presidente que va quemando aceleradamente su capital político, se abrió la temporada de posicionamientos y disputas al interior del oficialismo con la mira puesta en el 2019. Este cambio de escenario permitió que el ascendente Jefe de Gabinete, Marcos Peña, moviera en el tablero desafiando a una María Eugenia Vidal que, impostando mayor empatía y sensibilidad, se prepara para una hipotética sucesión. Fiel al estilo Durán Barba, Marquitos, marquetinero compulsivo y jefe de los trolls, usó como mensajero al hipermacrista diario Clarín, para avisar marcarle la cancha a la gobernadora. La lealtad al presidente y al modelo son las cartas de presentación de un hombre que sabe trabajar en equipo, siempre que sea él mismo quien lo conduzca.

El arte de no decir nada. El próximo 1 de marzo, el presidente Mauricio Macri inaugurará un nuevo período de sesiones ordinarias ante la Asamblea Legislativa. Parece ser previsible que, en consonancia con el plano virtual en el que se desarrolla la vida presidencial, su discurso incluirá las clásicas alusiones a la “pesada herencia” y a lo doloroso que ha sido para él tomar algunas decisiones. Aprovechará esa tribuna para ratificar el rumbo de su plan económico, dando por supuesto que hay uno. Un ejercicio de anticipación permite inferior que, fiel a su estilo, además de los lugares comunes sobre el diálogo, el trabajo en equipo y el infaltable “sí, se puede”, desplegará la geografía de un país feliz donde se mejora el salario, cae el desempleo y la pobreza, mejora la economía, desaparece la corrupción, se independiza el Poder Judicial, se respetan los derechos humanos, bajan los índices de inseguridad, el mundo nos aplaude y describirá otras fantasías que buscan hermosear el relato. Seguramente cerrará con un pedido de un mayor apoyo y esfuerzo del conjunto porque, como es sabido, la felicidad del pueblo bajo la gestión Cambiemos, siempre se demora un año más.

La Rosada bajo sospecha. Los escándalos por corrupción se siguen multiplicando entre los integrantes del “mejor equipo”. Esta semana tuvo que inmolar en el altar de la transparencia a Valentín Díaz Gilligan, Subsecretario General de la Presidencia, a quien renunciaron tras conocerse una cuenta a su nombre en el Banco de Andorra con 1,2 millones de dólares, la que olvidó declarar en su momento. Queda claro para cualquier lector atento que esta renuncia es sólo una maniobra más de distracción. Desde el escándalo de los Pánama Papers, que golpeo directamente al presidente y a su familia, el equipo de funcionarios del presidente Macri viene desarrollando un verdadero modus operandi en relación a dineros ocultos en guaridas fiscales tan exóticas como Andorra, Bahamas, Barbados y otros paraísos por el estilo. Un artículo de Juan Cruz Campagna, publicada en Vaconfirmamendoza.com del 18 de febrero, titulada “El curro de los paraísos fiscales”, ayuda a comprender mejor este fenómeno. Sin embargo, batiendo su propio record, Marcos Peña dijo que en el gobierno del presidente Macri "no hay ni un sólo caso de corrupción”. El humor –aunque de mal gusto- también parece formar parte del “mejor equipo de los últimos 50 años”.

Piedra libre para Cornejo

Mientras los mendocinos terminamos el juego hace rato, el gobernador sigue escondido. A menudo se va y hace travesuras bien lejos de la provincia. Todo parece indicar que le gusta pasar el tiempo siendo el Presidente del Comité Nacional de la UCR, mientras la sociedad mendocina continúa esperando la tan ansiada “revolución de lo sencillo.”

Alfredo Cornejo venía, según un gran sector de la sociedad, de una gestión exitosa como intendente de la Municipalidad de Godoy Cruz, y como un dirigente de la UCR con gran trayectoria política. Es recordada su militancia alfonsinista y su buena relación como intendente con Néstor Kirchner. Incluso hay una foto en la que aparece regalándole una camiseta del club de sus amores, el Tomba, al santacruceño.

Cornejo, junto a Laura Montero, prometió en su campaña en 2015 concretar cinco puntos que lograrían generar el “cambio” en la provincia: “enfrentar la inseguridad”, “reorganizar el estado y administrar bien el dinero”; “incentivar el sector productivo y generar empleo”; “garantizar la salud, la educación y el desarrollo humano” para que el estado “vuelva a hacer obra pública, vivienda e infraestructura social”.

Además, destacó que gracias a su buena relación con el gobierno nacional, que llegó al poder gracias a la coalición armada por la UCR y gestionada por Cornejo y Ernesto Sanz, iba a poder defender los intereses de Mendoza a nivel nacional. Pero… ¿Y el consenso fiscal? ¿Y con Macri?: todo bien.

No es la intención alarmar a nadie, pero hasta el momento lo que hay es un millonario endeudamiento provincial en dólares, la falta de obra pública significativa, índices de inseguridad similares a los del 2015, bajas paritarias en el sector salud y educación, casi nula refacción y construcción de escuelas y hospitales, y el sector productivo quebrado ante la crisis económica y los tarifazos.

El vino, de los hermanos chilenos

Cornejo advirtió en su campaña electoral que por culpa de las malas políticas del anterior gobierno se interrumpió el desarrollo vitivinícola, mientras “del otro lado de la cordillera nuestros hermanos chilenos siguen creciendo y exportando vino a todo el mundo”, decía. Luego de dos años de gobierno, a los productores chilenos les fue tan bien, que Argentina empezó a importar su vino, y estuvimos a un pelo de que el impuesto interno a los vinos y espumantes se dispusiera con el ofensivo argumento de que la “bebida nacional” es perjudicial para la salud, contribuyendo aún más a la crisis de la economía regional vitivinícola mendocina.

“La única patronal es el pueblo”

A veces el gobernador dice cosas como esas. Además, afirmó que realizaría “paritarias serias”. Sin embargo, hablando con cualquier sindicato provincial se puede comprobar que la realidad es otra: acuerdos paritarios en los que los trabajadores siempre han perdido contra la inflación he impuestos, en algunos casos, por decreto. Incluso la semana pasada, mientras el Gobernador se encontraba en Buenos Aires, habló con Jorge Lanata en su programa radial y afirmó que el secretario general del Sute, Sebastián Henríquez debería “ir al psiquiátrico” por el pedido de aumento de un 50% del salario docente. Su afirmación encierra una terrible violencia simbólica que estigmatiza a las personas que padecen enfermedades mentales, olvidando además que es responsable del área de salud mental de la provincia, olvidada también por el gobierno radical.

Por otra parte, afirmó que “no van a haber despidos”, y que “hay empleados públicos que son héroes: la maestra que está frente al grado; el que atiende la guardia del hospital Central un sábado a la noche... Tenemos que privilegiar a ese empleado público”.

Una vez más, sus frases se chocan con la realidad: las maestras enfrentadas a la insalubridad del ítem aula y un salario paupérrimo, que por su precariedad hace innecesario hablar de los despidos.

El futuro llegó hace rato

Cornejo ha sabido solaparse bajo las crecientes críticas al presidente y al gobierno nacional y pasar desapercibido ante una gestión gris e intrascendente. Pareciera ser que en la provincia vivimos un típico caso de fraude electoral. Con un poco de atención y sin demasiado esfuerzo se puede detectar la incapacidad del gobierno para generar acciones que verdaderamente produzcan cambios positivos en la provincia: el cambio en la matriz productiva, la inversión energética, la explotación petrolera, la mejora de los servicios públicos (que no mejoran pero se encarecen), el diálogo con la oposición (que no existe), la refacción de escuelas, y el debate en reformas claves en materia educativa nunca llegan.

Es que Cornejo parece ser incapaz de afrontar el presente. Asumió en el 2015 pensando en el 2019. La reforma constitucional que le otorgaría la reelección no fue posible y tampoco ha podido, al menos por ahora, ampliar la Suprema Corte tras sus objetivos reeleccionistas. Si desde 2015 a 2017, Cornejo se encargó de vociferar que “arreglaría las cuentas” y “ordenaría el Estado” –lo que en la práctica ha provocado un exorbitante endeudamiento y el mayor crecimiento de la planta de personal desde la época de Cobos-, pareciera ser que entre 2018 y 2019 se ocupará exclusivamente de la cuestión electoral, asumiendo una presidencia del radicalismo que lo aleja de los múltiples y crecientes problemas que existen en Mendoza. Aunque los cornejistas sueñan con un destino vicepresidencial para su jefe todo hace suponer que Macri no le hará fácil ese camino ni a Cornejo ni a ningún otro radical.

Mientras tanto, hace tres años que los mendocinos esperamos que el Alfredo salga del pequeño rinconcito en donde permanece escondido, y que, de una vez por todas, comience a gobernar.

  


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