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- Tome, para usted.
- ¿Una carta?
- No, un bono de 500 lucas de la Sociedad Rural.
- Al menos se lo toma con humor.
- Es que me hace cada preguntas ¿La va a agarrar o no?
- Mire que el año pasado ya me hizo el truco de las cartas.
- Esto no es ningún truco, es nuestro programa de gobierno.
- ¿La timba?
- …
- Discúlpeme, me la dejó picando y con el dólar como está…
- No me explique nada, déjelo así…
- Espere, espere, no se vaya.
- ¿Para qué quiere que me quede? La violencia del periodismo populista contra el gobierno de Mauricio no tiene límites.
- Ya le dije que me la dejó picando. Igual no sobreactúe. No es para tanto.
- ¿Sabe lo que darían en el Grupo por esta carta?
- No.
- Un Leuco. No, más todavía. A los dos.
- ¿Me va a dar la carta o no?
- Tómela, pero mírela y no me la muestre.
- ¿Cómo voy a creer que usted no sabe qué carta es?
- Porque nosotros a los argentinos les decimos la verdad ¿La vio?
- Si. Es el an…
- Espere, espere… ¿No le dije que no me lo dijera?
- Tiene razón, perdón.
- Se salva porque el ministerio de Seguridad está en otro lado.
- No entiendo.
- Qué si Pato lo viera en esa actitud de desacato le aplicaría un correctivo.
- Eso es intimidatorio, una amenaza que…
- Ya, ya, ya… No engrane que pasa nada.
- No es un tema para hacer bromas.
- No pasa nada porque ella no se va a enterar ¿Para qué están los amigos?
- Es horroroso.
- ¿Qué cosa?
- Lo que acaba de decirme.
- Deje el amarillismo y vea las cosas como son: es una mujer un poco irascible. Nada más.
- ¿O es la cara más violenta del presidente?
- Patrañas, patrañas y más patrañas. Que a Mauricio lo hayan visto con pollera, peluca con corte Beatle y sonrisa siniestra a lo Chuky no lo habilita a decir semejante barbaridad ¿O usted nunca se disfrazó?
- Estoy un poco grande para eso.
- No sabe lo que se pierde. Pero allá usted. Si la amargura populista no le deja festejar el Carnaval es problema suyo.
- ¿Está diciendo que el presidente se disfrazó de Patricia Bullrich para el Carnaval?
- Y desfiló con las comparsas en Entre Ríos y Río de Janeiro.
- Un papelón…
- A usted nada de le viene bien, querido, Cuando se disfrazaba de Freddy Mercuri, se quejaba. Ahora se disfraza del única superhéroe nacional y se queja.
- ¿De dónde sacó que la ministra de Seguridad es un superhéroe?
- ¿No vio que viajó a Estados Unidos?
- ¿Y eso qué tiene que ver?
- ¿Y para qué fue?
- Para hacer acuerdos con la DEA y el FBI…
- Naaa que ver. Eso es para la gilada.
- ¿Para qué fue entonces?
- Para sumarse a La Liga de la Justicia. Los argentinos ahora somos reconocidos en el mundo, Pato es un superhéroe de fama mundial, créame.
- Me está tomando el pelo.
- No. Le estoy dando información reservada.
- Es absurdo.
- El problema es que algunos no lo ven bien.
- ¿En el gobierno de Trump?
- No, en la Liga de la Justicia. De qué estamos hablando.
- ¿Lo dice en serio?
- La cosa es así. Batman dice que no va a aceptar a nadie que se mueva más en la oscuridad que él. Hulk argumenta que para sacado está el, que se pone verde y todo. Y el Capitán América se encaprichó con que solo él puede repartir garrote a troche y moche, que para algo es el símbolo de los Estados Unidos.
- Pero el Capitán América no forma parte de la Liga de Justicia.
- Usted sí que se quedó en el 45, querido. Ahora estamos todos los que tenemos que estar.
- ¿Entonces?
- Entonces están asustados.
- ¿Asustados? Súperman, Batman…
- Imagínese. Cuando Pato escuchó esos planteos los miró con desprecio y soltó: Está bien, como quieran, pero antes déjenme presentarles a un amigo.
- ¿Un amigo?
- Como lo escucha.
- ¿Y?
- Chasqueó los dedos, se abrió la puerta y apareció Chocobar.
- ¿Y qué pasó?
- Tendría que ver el desparramo que se armó. Creo que los yanquis van a hacer una película con eso. Batman, Hulk, el Capitán América, la Mujer Maravilla y hasta el mismísimo Súperman se tiraron debajo de la mesa. Llorisqueaban como niños e imploraban “que no dispare, que no dispare, que no dispare…”
- Y ahora me va a contar que así fue como le torcieron el brazo a la Liga de la Justicia.
- No podíamos humillarlos así.
- ¿Entonces?
- Chocobar se tomó el avión para participar del Campeonato Mundial de Tiro al Blanco que organizamos en el Quinta de Olivos y propusimos una solución amistosa.
- ¿Cuál?
- Una que a los yankis les encanta. Resolver la cuestión con una partida de cartas.
- ¿Con una mano de póker?
- Jamás despreciaríamos de esa manera la cultura nacional.
- No entiendo.
- Las cartas las ponemos nosotros.
- ¿Lo van a resolver jugando al truco?
- Más o menos.
- …
- ¿Se acuerda la carta que tiene en la mano?
- Si.
- Saque otra.
- Pero…
- No me la diga. Saque la última.
- …
- ¿Por qué pone esa cara? ¿Qué tiene?
- Las tres cartas son iguales: ancho de basto, ancho de basto y ancho de basto.
- Listo, funcionó. Pato entra de cabeza.
- ¿Por qué?
- Porque lo dicen las cartas: garrote, garrote y garrote. El que saca los tres garrotes gana.
- ¿Y si no funciona?
- Llevamos a Chocobar de vuelta y sanseacabó.