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- Qué año, mi Dios. Qué año.
- Intenso.
- Esplendoroso, le diría.
- ¿Lo dice por las llamaradas que se ven en las calles?
- Llamaradas, humaredas, fuegos de artificios, detonaciones...
- Dicho así parece una fiesta.
- Le voy a confesar algo: jamás pensé que Mauricio lo haría tan rápido.
- ¿Qué cosa?
- La tumultuosa algarabía que vive el país, ¿de qué estamos hablando?
- Lo de tumultuosa se lo admito, ahora la algarabía...
- No se deje engañar por los mapuches-kirchneristas-masistas-trotkistas-y demás istas que quieren voltearnos. La Argentina es una fiesta.
- La gente está en las calles es cierto, pero no para festejar.
- Ah, ¿no?
- No.
- ¿Y qué está haciendo?
- Protestando, exigiendo cambios.
- Que fácil le sale la consigna, mi Dios. Y ya que se las sabe todas ¿Por qué se ve a las multitudes corriendo, saltando bajo chorros de agua, bailando entre las motos?
- Para escapar a la represión.
- Pamplinas.
- ¿Ni siquiera mira la tele?
- Ni un minuto. Con Mauricio preferimos la Play.
- ¿La Play?
- Usted se escandaliza porque no conoce el último juego que Pato Bullrich llevó a Olivos. No podemos dejar de tirar.
- Cómo de tirar...
- Es de esos juegos en que usted está detrás de la mira y dispara.
- Un presidente no puede jugar a eso.
- Si viera lo relajado que queda Mauricio después de tirar cinco, seis, siete horas sin parar, no diría lo mismo.
- ¿Y a quién le tira?
- No haga preguntas maliciosas. Le advierto que no es un juego belicista, es un juego de paz.
- No veo cómo puede ser de paz si de lo que se trata es de disparar a mansalva.
- A mansalva, no. Es un juego de alta precisión, con mira telescópica y todo.
- Sigue sin decirme a qué o quién le dispara.
- A una horda de zombis que invaden Buenos Aires.
- ¿Zombis?
- Una multitud de encapuchados que lo único quiere es romper, saquear, matar y robar.
- Suena maniqueo.
- Maniqueo es negar la alegría que hay en las calles, mi amigo.
- ¿Alegría?
- Mire como será la cosa que a dónde va Mauricio no le piden un discurso sino un chiste.
- Mientras que no repita el que le hizo al policía herido en un ojo: “Tu mujer es demasiado linda para que la mires con un solo ojo”.
- A usted nada le viene bien. Si se saca las anteojeras del periodismo militante va a ver cómo la gente volvió a ser feliz.
- ¿Cómo?
- A pura batucada con las cacerolas.
- ¿Le parece?
- No me va a decir que se creyó el cuento de que nos hacen cacerolazos a nosotros, que somos los padres de la cacerola.
- Es lo que pasó.
- Relájese. Raspan la abundancia.
- Creo que tiene una mirada sesgada.
- Qué contrera que es, por favor.
- No puede negar que hay un clima complicado.
- ¿No me diga que el 31 llueve?
- La calle está caliente.
- ¿Caliente? ¿La gente se amontona para saludar a los políticos y usted me dice que la calle está caliente?
- No fue eso lo que le pasó a Lousteau.
- ¿Ah no?
- No.
- ¿Y qué le pasó?
- Lo escracharon.
- ¿Quiénes?
- Trabajadores del Banco Provincia.
- ¿No damos más créditos?
- Están reclamando que no se modifique su régimen jubilatorio.
- Otra acción golpista.
- ¿De dónde saca eso?
- Los viejos son lo que más nos votaron. Están chochos con Mauricio. Olvídese.
- Con la reforma previsional contentos no están.
- Y dale con la campaña desestabilizadora.
- Lo dicen las encuestas, la calle...
- Es emocionante ver a tantos viejos llorando, abrazados a sus nietos, gracias a nuestras políticas de...
- ¿Dónde vio eso?
- En el Congreso.
- Olvídese. Los hacía llorar los gases lacrimógenos.
- ¿Lloraban o no lloraban?
- Pero...
- Pero nada. Los hechos son los hechos. Si usted quiere hacer periodismo de interpretación nunca va a llegar a ser un Leuco, a lo sumo será un hijo de Leuco, que no es poco pero no es igual.
- Está empecinado en no ver lo que está pasando.
- Lo que está pasando es que el mundo no deja de aplaudir nuestro reformismo permanente. Eso es lo que está pasando.
- ¿El mundo?
- Merkel, Trump, Rajoy, Xi Jinping, Nethanyau... toda gente que hace de este mundo un lugar próspero y feliz.
- ¿Le parece?
- Estamos condenados al éxito. El mundo lo dice a gritos. Solo falta que algunos argentinos se den cuenta.
- ¿Y si no se dan cuenta?
- Vamos a ayudarlos.
- ¿Cómo?
- Con la Gendarmería, la Prefectura, la Federal, la Metropolitana. El auténtico ejército de la revolución de la alegría.
- Pero así va a haber cada vez más gente en la calle.
- No ve que tengo razón: La Argentina es una fiesta.