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La Argentina, la patria, el territorio, la Nación, están en peligro...
- Epa, qué le pasa, por qué tanta alarma.
- Tenemos pruebas irrefutables sobre la tribu terrorista que quiere quedarse con la Patagonia.
- ¿No será mucho?
- ¿Mucho? Poco. Analizamos aprovechar los aviones, marines, barcos y submarinos yankis, ingleses y rusos para bombardear desde La Pampa hasta Ushuaia y cortar la amenaza de cuajo.
- ¿Lo dice en serio?
- No se preocupe. Las exigencias de las potencias son inaceptables.
- No me va a decir que piden parte de la Patagonia a cambio...
- Peor. No quieren que Bullrich pilotee los bombarderos. Ni un bote de rescate le dejan manejar. Una lesión a nuestra soberanía que no vamos a tolerar.
- Bue. Me cuenta qué descubrieron.
- Ya se lo dije, las maniobras de una tribu terrorista.
- Algo más preciso.
- Atrapamos al lonco de la banda, sagazmente disfrazado de argentino.
- ¿Disfrazado?
- Si, como lo escucha. El tipo se hacía pasar por un huinca.
- ¿Cómo puede alguien hacerse pasar por blanco?
- El cirujano de Michael Jackson, una machi con más poderes divinos que Carrió, no lo sabemos, pero el tipo es un as de la simulación.
- ¿Y quién es realmente?
- El nombre de guerra es Otto Straus. Rubio como el sol, ojos de un azul diáfano, acento alemán...
- ¿Cómo lo descubrieron?
- Confesó. Se quebró en un interrogatorio de la Prefectura.
- Como lo cuenta decir interrogatorio parece un eufemismo.
- No se lo voy a permitir. Que el tipo haya confesado después que se cayera al Nahuel Huapi y Prefectura tardara 15 minutos en sacarlo no es responsabilidad del Estado.
- Si se cayó después de que fue detenido, sí.
- Veo que la propaganda del mapuchismo internacional caló hondo en usted.
- ¿Y qué pasó?
- Cuando el falso Otto Straus salió del agua largó todo. Soy el lonco Ceferino Namuncura y quiero dominar el mundo, por favor traigan una toalla, gritaba el forajido.
- Discúlpeme, pero es poco creíble.
- Pero no es solo eso. Descubrimos la guarida desde la que lanzaba sus proclamas.
- ¿Sí?
- Un falso taller mecánico llamado “El taller del Gringo Otto”. A tres cuadras del Centro Cívico de Bariloche.
- ¿Qué encontraron?
- Autos, camionetas, motos...
- Bueno, era un taller mecánico.
- Eso pensaban todos, hasta que descubrieron el sofisticado equipo de comunicación con que llamaba a la guerra.
- ...
- Según el testimonio de los vecinos, entre las 16 y las 16.30, el falso Otto Straus ponía en marcha los vehículos y aceleraba y desaceleraba, aceleraba y desaceleraba, y así varias veces hasta que terminaba la proclama.
- No entiendo.
- Es obvio. Cada vez que aceleraba en toda la Patagonia se escuchaba: RAM-RAM-RAM / RAM-RAM-RAM. Y lo descubrimos solitos, ¿eh?
- No sé, si me está tomando el pelo o solo es un chiste malo.
- Cuando vea el armamento escondido debajo del agua para emparchar cámaras no le va a parecer gracioso.
- ¿Armas?
- Como lo escucha y con poder suficiente para derribar alerces milenarios, cambiar el curso de los ríos, herir de muerte a Nahuelito...
- Pero si no se encontraron armas...
- Ya enviamos a los buzos tácticos de la Armada. Podemos tardar un par de años, pero las vamos a encontrar.
- Pero hasta ahora...
- Hasta ahora tenemos el arsenal de aceite de invierno de otro local de la tribu terrorista: el local de comida rápida “Sale con fritas”. También en Bariloche.
- ¿Y eso?
- Según nuestros informes, está a nombre de un tal Otto Straus, un lonco que se hace pasar por huinca y tiene el pelo...
- Pero es igual que el otro...
- No es igual, es el mismo falso alemán que lidera todo el malón subversivo.
- ¿Tiene dos locales?
- ¿Dos? Decenas.
- ¿Cómo puede tener tantos locales?
- Muy sencillo, financiado por el poderoso y multimillonario internacionalismo mapuche que tiene cadenas de comida rápida, talleres mecánicos y artesanías en todo el mundo.
- ¿Dónde quedan esos locales?
- Eso no puedo decírselo, es información que tiene la Justicia.
- Por lo menos hicieron la denuncia.
- Naaa que ver, vio como son de mapuchistas los jueces.
- ¿Entonces?
- Se lo pasamos a Bonadio.
- Pero no tiene jurisdicción para...
- No se apure amigo, que apenas descubramos la cantidad de habitaciones que el falso Otto Straus alquilaba en el Alto Calafate Hotel don Claudio se queda con todo.
- No me diga que...
- Le digo. En Argentina, todo tiene que ver con todo.