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Ciudad de Buenos Aires. Mediodía del jueves 28 de setiembre último. En el lobby de un céntrico hotel próximo a las conocidas Galerías Pacífico se observa a un septuagenario dirigente sindical yendo de una mesa a otra. Reunión tras reunión el mandamás de los trabajadores petroleros sindicalizados de la Argentina se muestra alegre y enérgico. Viste ropa informal, notablemente informal, mientras sus interlocutores tienen apariencia de ejecutivos de grandes empresas. ¿Acaso estaría cerrando los detalles del lanzamiento que realizaría un día después en Cipolletti de la Administradora del Riesgo del Trabajo Mutual Petrolera? ¿Habrá discutido los alcances que para la región y sus representados tendrá la liberación de los precios de los combustibles? ¿Será el interés por lograr que las cajas previsionales de la región no migren sus recursos al orden nacional lo que exponía en sus intercambios? Un periodista chubutense cercano al mundo de la energía que lo reconoció e incluso saludó, contó a sus contertulios: “hace años este lugar es su principal oficina. Si estas mesas pudieran contar seguramente nos enteraríamos de mucho de lo que se ha resuelto alrededor de la suerte del gas y el petróleo en nuestro país”. Vaya uno a saber en qué andaría el actual senador por Neuquén, Guillermo Pereyra. De lo que no hay dudas, más allá de tanta información inherente a su persona, es de cómo ha renovado su vigencia en tiempos de Macrismo.