Columnistas // 2017-09-24
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Tambores de guerra e injerencismo explícito en la ONU
Entre el 20 y el 26 de este mes, se realiza en Nueva York la 72º Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. La retórica belicista, impulsada por el presidente Donald Trump, han marcado la reunión.


La Organización de Naciones Unidas, creada luego de la Segunda Guerra Mundial en 1945, es una organización compuesta por 193 países que se reúnen con el fin de trabajar en favor de la paz mundial y el desarrollo social.

La Asamblea General cumple una función fundamental al permitir la discusión de los asuntos internacionales entre los miembros. Es la única instancia donde cada país tiene un voto, basada en la igualdad jurídica de los Estados, por lo que se trata de lo más parecido a un “Parlamento Universal”. Si bien sus decisiones no son de cumplimiento obligatorio, éstas marcan indicaciones y tendencias importantes para la política mundial.

La lista negra de Trump y Netanyahu

El primer discurso ante la ONU del presidente de los Estados Unidos dejó señalado el nuevo “eje del mal" que propone Washington: Corea del Norte, Irán, Venezuela, Cuba y Siria.

“Nadie quiere ver a estos criminales con misiles y armas nucleares. No tendremos otra alternativa que destruir totalmente a Corea del Norte. Estamos listos. Esperamos que no sea necesario”, amenazó Donald Trump.

Unos minutos antes, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, había advertido que, ante las ansiedades globales por las armas nucleares, que están en el nivel más alto desde el final de la Guerra Fría, "el lenguaje inflamatorio puede dar lugar a malentendidos fatales".

Trump también arremetió contra Irán, un “Estado paria conducido por una dictadura corrupta”, e insistió en que el acuerdo nuclear es una “vergüenza”. Dicho acuerdo, firmado en 2015 por Irán, Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania puso fin a 12 años de conflicto, al congelar actividades que podían derivar en armas atómicas a cambio del levantamiento de sanciones que se le habían impuesto a la República Islámica.

Netanyahu, por su parte, consideró a ese país un “exportador de terrorismo”. Es otro de los críticos del acuerdo nuclear y dijo que combatirá la “cortina iraní” que se extiende por Medio Oriente y que no permitirá que establezca su presencia en Siria.

Trump además atacó a Cuba. Trató de “corrupto” y desestabilizador al gobierno cubano y remarcó que el embargo económico no se levantará hasta que se produzcan las necesarias reformas.

"La dictadura socialista de Nicolás Maduro ha infligido terrible dolor y sufrimiento a la buena gente de ese país. Este régimen corrupto destruyó una nación próspera al imponer una ideología fallida que ha producido pobreza y miseria en todas partes donde se ha intentado", afirmó el presidente republicano, con respecto a Venezuela.

En el sorprendente ataque al comunismo, Trump criticó a Cuba y Venezuela, pero no mencionó a China, el gigante comunista del mundo actual.

Todo su discurso tuvo un tono beligerante, inusual en este organismo mundial, pero que ya parece normal en Washington. Dejó de lado el lenguaje diplomático que acostumbra la Asamblea General, mientras anunció un presupuesto militar de 700.000 millones de dólares que es por lejos el gasto militar más grande del mundo.

Trump y Netanyahu expresaron una tendencia nacionalista, beligerante e injerencista que no respeta la soberanía de los pueblos. 

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La “pequeña” mesa del patio trasero de Trump

Antes de su participación en la Asamblea General, Trump cenó con los presidentes de Brasil, Michel Temer, Colombia, Juan Manuel Santos, Panamá Juan Carlos Varela y la vicepresidenta argentina Gabriela Michetti, donde se discutió una agenda de “acción” contra Venezuela.

Tras remarcar que los países presentes en la reunión son "algunos de los mayores aliados" de Estados Unidos en el continente, Trump denunció la "dictadura" de Maduro, pero rechazó responder si sigue evaluando una solución militar, algo que expresó el mes pasado y causó el rechazo generalizado.

C:UsersJuanCruzAppDataLocalMicrosoftWindowsINetCacheContent.WordGabriela Michetti en la cena con Donald Trump.jpg

Llama la atención que la iniciativa injerencista tenga lugar mientras el gobierno y la oposición han iniciado un diálogo en Venezuela. A esto hay que agregar que la República Dominicana, México, Chile, Nicaragua y Bolivia acompañan las conversaciones para que se ponga fin a la crisis.

Los actos de violencia se han terminado y el mes próximo se realizarán elecciones regionales en las que participará tanto el oficialismo como la oposición. Entonces, la cena de Trump y sus amigos, parece no tener sentido. Salvo romper el diálogo e interferir en los avances de la negociación.

Hay consenso generalizado sobre la amenaza que plantea Corea del Norte, pero muchos entienden que la solución no llegará a través de los insultos y las sanciones. En cuanto a Irán, la mayoría de los países aprueban el acuerdo que Trump y Netanyahu quieren revertir. Si es por Cuba, el mundo entero apoya el fin del injusto bloqueo comercial. En cuanto a Venezuela, nadie cree que la solución pueda venir por una intervención norteamericana. En Siria, los Estados Unidos no han generado nada bueno y el terrorismo está siendo derrotado a partir de la incorporación de Rusia en el terreno.

Un gobierno argentino alentando la injerencia contra Venezuela y alineado al eje Trump-Netanyahu no parece ser un saldo positivo ni anunciar un proyecto de paz.

El discurso de Trump en un minuto.

Trump amenaza a Corea del Norte.

 


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