Columnistas // 2017-09-13
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Nos tapó el agua


- Buen día, ¿cómo le va?

- Acá andamos.

- Lo noto cabizbajo.

- Y... ¿Tiene un Carilina?

- Si claro, tome.

- Gracias ¿Está usada?

- ¿Cómo le voy a dar un pañuelo usado?

- Ah, está bien... era hora de que se aleje del populismo.

- ¿Qué tiene que ver el populismo con eso?

- Ni idea.

- ¿Y entonces?

- Para nosotros es como Dios.

- ¿Qué cosa?

- ¡El populismo! ¿De qué estamos hablando? No va a ser el Carilina.

- ¿Por qué es como Dios?

- Porque todo lo que no se puede explicar es atribuible al populismo.

- Pero si yo le di el pañuelo limpio.

- Usted sabe que los populistas lo usan varias veces. Y después se lo guardan en un bolsillo.

- Es ridículo que...

- Y eso no es nada: dejan el gas encendido en invierno, la luz prendida de noche, comen varias veces al día y no sé cuantas barbaridades más.

- Pero...

- Por favor, hoy no, que tenemos un día terrible.

- ¿Tenemos?

- Sí, claro. Mauricio y yo.

- El presidente y usted...

- Sí, somos como gemelos. Él estornuda y yo me resfrío.

- ¿El presidente está bajoneado como usted?

- Sip... ¿No me da otro?

- Sí, claro, tome.

- Gracias. Para la próxima compre los perfumados.

- Bueno, si no los quiere...

- Sí que los quiero, pero si se va a convertir que sea del todo.

- Yo no me convierto a nada, solo le estoy dando un pañuelo.

- Está bien... no levante... la voz que... estamos... muy sensibles...

- Eh hombre, venga, no llore...

- ¿Qué hace????

- Intento consolarlo.

- ¿Y para eso es necesario tocarme un brazo?

- Disculpe, fue un gesto automático, de contención.

- Un gesto populista, querrá decir.

- Otra vez...

- Sí, otra vez! Los populistas se tocan, se abrazan, se dan besos, se ríen con la boca abierta...

- Solo lo vi lagrimear y quise...

- Sí, ya sé lo que quiso. Pero para superar el populismo tiene que no quererlo más ¿Me entiende?

- No entiendo. Pero vayamos al punto: ¿por qué está tan angustiado el presidente?

- No lo diga así que no puedo contener las lágrimas...

- Bueno, se me acabaron los pañuelitos, pero le puedo ofrecer...

- Noooo!!!! ¿Qué hace? ¿Está loco?

- ¿Qué le pasa? ¡Casi me mata del susto!

- El que me va a matar es usted: cómo me va a ofrecer un trapo...

- No es un trapo, es un pañuelo...

- Es lo mismo.

- No, no es lo mismo.

- Se da cuenta que su populismo está muy avanzado, ¿no?

- De lo que me doy cuenta es que sigue sin decirme por qué está al borde del llanto, qué es lo que angustia tanto al presidente.

- ¿Tengo que decírselo?

- Bueno, puedo imaginarme que el costo político por la desaparición de Santiago Maldonado...

- ¿Va a empezar de nuevo con eso? ¿No le alcanzó con lo de la semana pasada?

- Es gravísimo que...

- No se gaste. Todo lo que pueda decirme ya lo dijo Pato Bullrich.

- ¿Le parece?

- No tenga dudas. Cada vez que abre la boca nos hunde más. Pero no es ese el tema.

- Ah! ¿Será la lluvia de inversiones que no llega?

- Tibio, tibio… Se acercó un poco...

- Deme una ayuda.

- Otro tic populista: siempre necesita la ayuda del Estado.

- Pero usted es el vocero del presidente, ¿quién me va a decir qué le pasa si no es usted?

- Mauricio no te da el pescado, Mauricio te enseña a pescar ¿Qué tal?

- ¿Qué cosa?

- La frase.

- Trillada.

- Es de la última edición del manual de Durán Barba.

- Sobre llovido, mojado.

- Caliente, caliente... Se está acercando.

- Ahí caí, ya está.

- Era hora viejo, hoy está más lento que la Bruja del Calafate en escrutinio bonaerense.

- El presidente está agobiado por la intensidad de las lluvias, la fuerza del viento, las inundaciones, el sufrimiento de tanta gente que...

- Por fin mi viejo, ya empezaba a dudar de que usted fuera periodista, disculpe la franqueza. Usted sabe que nosotros a los argentinos siempre les decimos la verdad.

- Muchas veces lo que es noticia para el gobierno no lo es para mí, para serle sincero.

- Otro tic populista.

- ¿La noticia?

- No, la sinceridad.

- …

- Mi amigo, ¿a quién le importa la sinceridad?

- Bueno...

- No polemicemos ahora que coincidimos, Mauricio, usted, yo, todos estamos apenados ante esta auténtica catástrofe natural que estamos viendo.

- Es cierto, hay por lo menos diez localidades bajo el agua...

- Y los vientos ¿Vio la fuerza de los vientos? Todos esos shopping cerrados, esas playas paradisíacas arrasadas...

- Espere un momento...

- No, espere usted que si me interrumpe me largo a llorar de nuevo. Todas esas mansiones devastadas... tanto cubano libre, venezolano en el exilio sufriendo. Mauricio está devastado, le confieso que jamás lo vi así.

- Yo le hablaba de Bernal, Florencio Varela...

- ¿Bernal beach? No, a esa nunca fuimos...

- ...

- Y a la otra, le soy sincero, jamás la oí nombrar ¿Cómo viajan los populistas, eh? Tan mal no les va...

- Es obvio que me refiero a la provincia de Buenos Aires.

- Ah bueno, usted sí que me saca la depre.

- ¿Por?

- Ahora la prensa opo-kirchnerista-iraní quiere hacernos creer que el huracán Irma llegó a la provincia de Buenos Aires. Ya no saben qué inventar.

- No dije eso, le hablaba del temporal que afectó a miles de personas en la provincia de Buenos Aires.

- No me venga con el discurso setentista del antimperialismo yanqui.

- Pero...

- Miami sufre y Mauricio también.

- Yo no niego que...

- No aclare que oscurece. Usted debe ser como Bergman, que compra en Chile, pero en nuestro caso... ¿Me da otro Carilina?

- Ya le dije que no me quedan más.

- ¿No ve lo que le digo?

- ¿Qué?

- Vamos a tener que limpiarnos la nariz con un sucio trapo rojo con Miami bajo el agua ¿Le pido una cosa?

- ¿Qué?

- No publique lo de los Carilina. Prefiero decírselo yo a Mauricio. Mi Dios... Nos tapó el agua.


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