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- Buen día, ¿cómo le va?
- Acá andamos.
- Lo noto cabizbajo.
- Y... ¿Tiene un Carilina?
- Si claro, tome.
- Gracias ¿Está usada?
- ¿Cómo le voy a dar un pañuelo usado?
- Ah, está bien... era hora de que se aleje del populismo.
- ¿Qué tiene que ver el populismo con eso?
- Ni idea.
- ¿Y entonces?
- Para nosotros es como Dios.
- ¿Qué cosa?
- ¡El populismo! ¿De qué estamos hablando? No va a ser el Carilina.
- ¿Por qué es como Dios?
- Porque todo lo que no se puede explicar es atribuible al populismo.
- Pero si yo le di el pañuelo limpio.
- Usted sabe que los populistas lo usan varias veces. Y después se lo guardan en un bolsillo.
- Es ridículo que...
- Y eso no es nada: dejan el gas encendido en invierno, la luz prendida de noche, comen varias veces al día y no sé cuantas barbaridades más.
- Pero...
- Por favor, hoy no, que tenemos un día terrible.
- ¿Tenemos?
- Sí, claro. Mauricio y yo.
- El presidente y usted...
- Sí, somos como gemelos. Él estornuda y yo me resfrío.
- ¿El presidente está bajoneado como usted?
- Sip... ¿No me da otro?
- Sí, claro, tome.
- Gracias. Para la próxima compre los perfumados.
- Bueno, si no los quiere...
- Sí que los quiero, pero si se va a convertir que sea del todo.
- Yo no me convierto a nada, solo le estoy dando un pañuelo.
- Está bien... no levante... la voz que... estamos... muy sensibles...
- Eh hombre, venga, no llore...
- ¿Qué hace????
- Intento consolarlo.
- ¿Y para eso es necesario tocarme un brazo?
- Disculpe, fue un gesto automático, de contención.
- Un gesto populista, querrá decir.
- Otra vez...
- Sí, otra vez! Los populistas se tocan, se abrazan, se dan besos, se ríen con la boca abierta...
- Solo lo vi lagrimear y quise...
- Sí, ya sé lo que quiso. Pero para superar el populismo tiene que no quererlo más ¿Me entiende?
- No entiendo. Pero vayamos al punto: ¿por qué está tan angustiado el presidente?
- No lo diga así que no puedo contener las lágrimas...
- Bueno, se me acabaron los pañuelitos, pero le puedo ofrecer...
- Noooo!!!! ¿Qué hace? ¿Está loco?
- ¿Qué le pasa? ¡Casi me mata del susto!
- El que me va a matar es usted: cómo me va a ofrecer un trapo...
- No es un trapo, es un pañuelo...
- Es lo mismo.
- No, no es lo mismo.
- Se da cuenta que su populismo está muy avanzado, ¿no?
- De lo que me doy cuenta es que sigue sin decirme por qué está al borde del llanto, qué es lo que angustia tanto al presidente.
- ¿Tengo que decírselo?
- Bueno, puedo imaginarme que el costo político por la desaparición de Santiago Maldonado...
- ¿Va a empezar de nuevo con eso? ¿No le alcanzó con lo de la semana pasada?
- Es gravísimo que...
- No se gaste. Todo lo que pueda decirme ya lo dijo Pato Bullrich.
- ¿Le parece?
- No tenga dudas. Cada vez que abre la boca nos hunde más. Pero no es ese el tema.
- Ah! ¿Será la lluvia de inversiones que no llega?
- Tibio, tibio… Se acercó un poco...
- Deme una ayuda.
- Otro tic populista: siempre necesita la ayuda del Estado.
- Pero usted es el vocero del presidente, ¿quién me va a decir qué le pasa si no es usted?
- Mauricio no te da el pescado, Mauricio te enseña a pescar ¿Qué tal?
- ¿Qué cosa?
- La frase.
- Trillada.
- Es de la última edición del manual de Durán Barba.
- Sobre llovido, mojado.
- Caliente, caliente... Se está acercando.
- Ahí caí, ya está.
- Era hora viejo, hoy está más lento que la Bruja del Calafate en escrutinio bonaerense.
- El presidente está agobiado por la intensidad de las lluvias, la fuerza del viento, las inundaciones, el sufrimiento de tanta gente que...
- Por fin mi viejo, ya empezaba a dudar de que usted fuera periodista, disculpe la franqueza. Usted sabe que nosotros a los argentinos siempre les decimos la verdad.
- Muchas veces lo que es noticia para el gobierno no lo es para mí, para serle sincero.
- Otro tic populista.
- ¿La noticia?
- No, la sinceridad.
- …
- Mi amigo, ¿a quién le importa la sinceridad?
- Bueno...
- No polemicemos ahora que coincidimos, Mauricio, usted, yo, todos estamos apenados ante esta auténtica catástrofe natural que estamos viendo.
- Es cierto, hay por lo menos diez localidades bajo el agua...
- Y los vientos ¿Vio la fuerza de los vientos? Todos esos shopping cerrados, esas playas paradisíacas arrasadas...
- Espere un momento...
- No, espere usted que si me interrumpe me largo a llorar de nuevo. Todas esas mansiones devastadas... tanto cubano libre, venezolano en el exilio sufriendo. Mauricio está devastado, le confieso que jamás lo vi así.
- Yo le hablaba de Bernal, Florencio Varela...
- ¿Bernal beach? No, a esa nunca fuimos...
- ...
- Y a la otra, le soy sincero, jamás la oí nombrar ¿Cómo viajan los populistas, eh? Tan mal no les va...
- Es obvio que me refiero a la provincia de Buenos Aires.
- Ah bueno, usted sí que me saca la depre.
- ¿Por?
- Ahora la prensa opo-kirchnerista-iraní quiere hacernos creer que el huracán Irma llegó a la provincia de Buenos Aires. Ya no saben qué inventar.
- No dije eso, le hablaba del temporal que afectó a miles de personas en la provincia de Buenos Aires.
- No me venga con el discurso setentista del antimperialismo yanqui.
- Pero...
- Miami sufre y Mauricio también.
- Yo no niego que...
- No aclare que oscurece. Usted debe ser como Bergman, que compra en Chile, pero en nuestro caso... ¿Me da otro Carilina?
- Ya le dije que no me quedan más.
- ¿No ve lo que le digo?
- ¿Qué?
- Vamos a tener que limpiarnos la nariz con un sucio trapo rojo con Miami bajo el agua ¿Le pido una cosa?
- ¿Qué?
- No publique lo de los Carilina. Prefiero decírselo yo a Mauricio. Mi Dios... Nos tapó el agua.