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Brasil es el país más importante de la región y marca el pulso del continente. Hoy padece una grave crisis política y económica. El “gigante emergente” de América Latina y “motor” del desarrollo regional se está convirtiendo en el nuevo y gigantesco laboratorio neoliberal.
El país está hundido en una fuerte recesión, con un desempleo altísimo que afecta a 14 millones de personas y con las cuentas públicas en una situación desastrosa. En este momento decisivo de la historia, Lula vuelve a la carga.
El golpe de Estado a la presidenta electa Dilma Rousseff, el congelamiento del gasto público por 20 años, privatizaciones de empresas públicas que controlan recursos estratégicos y un conjunto de reformas de flexibilización laboral y destrucción de los sindicatos sintetizan el gobierno de Michel Temer.
El “plan B”, para frenar a Lula
En Brasil el electorado se divide en un tercio que apoya a Lula y al PT, un tercio que se le opone y un tercio indeterminado. Ese sector fluctuante empieza a inclinarse hacia el ex presidente.Por eso, sus enemigos están haciendo todo lo posible por impedir que vuelva a gobernar.
La participación de Lula en las elecciones de 2018 está amenazada por una condena en primera instancia, sin pruebas, que, si llega a confirmarse en la cámara de apelaciones, le impediría ser candidato. Pero, además, si resiste el hostigamiento de la “justicia”, está en elaboración el “plan B”.
En Brasil se trabaja aceleradamente para alterar el sistema electoral con el objetivo de implantar el parlamentarismo. Con esta maniobra, se busca la supervivencia de los que realizaron el golpe contra Dilma y, al mismo tiempo, eliminar el presidencialismo de modo que se coloque al futuro presidente sin margen de acción.
Las democracias se dividen en parlamentaristas o presidencialistas. La gran diferencia es que en el parlamentarismo el Poder Ejecutivo se integra por un presidente, jefe de Estado, con limitados poderes, y un gobierno designado por el Parlamento, al que puede censurar. En el presidencialismo, en cambio, el jefe de Estado y de gobierno coinciden en la misma persona, no son objeto de censura parlamentaria y el Poder Legislativo se limita a la elaboración de leyes y controles constitucionales.
Volver al futuro: Lula por Brasil
Lula y el PT han puesto en marcha un proyecto para la reconstrucción nacional. En ese marco, iniciaron el 17 de agosto una caravana por la región del Nordeste que va desde Salvador hasta San Luis de Maranhão terminando el 7 de septiembre.
Viajar por Brasil no es una novedad para Lula. Ya lo hizo en los años 70, para organizar el movimiento sindical, en los 80, para construir el Partido de los Trabajadores, en las Caravanas de la Ciudadanía, de 1992 a 1994, para construir su programa de gobierno. Por supuesto, también lo hizo durante su presidencia. Lula es probablemente el hombre que más conoce Brasil y su gente.
En el Festival de la Juventud de Cruz de las Almas, en Bahía, Lula recordó que sólo tenía diploma primario antes de su aprendizaje industrial y convocó a los jóvenes a soñar en grande. "Si yo, que he estudiado menos que muchos de ustedes, llegué a la presidenta de la República, ustedes tienen obligación moral y política de ser más que yo".
Paradójicamente, fue este tornero mecánico sin estudio universitario, quien construyó 18 universidades, logró el acceso democrático a la enseñanza superior y llevó a cabo la construcción de 421 escuelas técnicas (cuatro veces más de lo que hizo la élite que lo juzga en toda la historia de Brasil).
“Quiero andar por este país para despertar la conciencia del pueblo", dijo Lula antes de partir en su caravana, que busca restablecer la conexión del PT con su base social y reconstruir lo que sigue siendo uno de los mayores partidos progresistas de América Latina.
Lula retomó sus viajes y empezó por el Nordeste, de donde salió, con su madre y sus hermanos, huyendo de la sequía y la pobreza. Es la región que más se ha trasformado a partir de los gobiernos del PT, porque siempre fue la más pobre y excluida. Recorrerá cuatro mil kilómetros en auto, colectivo, barco y avión en 25 ciudades de los nueve Estados de la región y será recibido por siete gobernadores.
La meta es volver al origen, reencontrarse con su pueblo en las ya históricas caravanas y contrarrestar la ofensiva judicial, en un momento donde todas las encuestas confirman su primer lugar para los comicios presidenciales de 2018.
La ecuación política clave pasa por consolidar el apoyo popular e instalar en grandes masas que será candidato a presidente, de modo tal que ese apoyo inmenso vuelva imposible su prohibición. Lula lo sabe mejor que nadie: debe alcanzar la fuerza necesaria para que se haga insostenible en sus enemigos la posibilidad de poder bloquearlo.
El “guerrero de Brasil”, como lo llaman en el Nordeste, tiene sus 71 años usados y gastados en la patria, está bajo un régimen de facto que lo persigue, con el aparato judicial encima y los medios de comunicación en contra.
Sin embargo, la voluntad de hierro de uno de los líderes más importantes del mundo, no tiene límites. “Nosotros no tenemos el derecho de desistir. Mi madre me enseñó eso. Nosotros tenemos que luchar siempre”, dijo el ex presidente en una entrevista. “Sólo voy a parar de luchar cuando el pueblo haya conquistado todos sus derechos", dijo en un acto en Pernambuco.
Lula está dispuesto a volver al futuro, para lograr que el futuro, vuelva a Brasil.
Desde aquí se puede ver el mapa de Lula en Brasil