Columnistas // 2017-06-11
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Torturas en Malvinas
La democracia tiene una cuenta pendiente con nuestros soldados de Malvinas y con la historia. Existen más de 120 denuncias por torturas, vejaciones y malos tratos que siguen impunes a 35 años de la guerra.


Ex combatientes exigen justicia por actos de torturas, vejaciones y malos tratos provocados por superiores de las Fuerzas Armadas durante el conflicto bélico en el Atlántico Sur.

En el 2007 se inició una causa radicada en el Juzgado Federal de Primera Instancia de la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego, para que se investiguen más de 120 hechos denunciados. Diez años después del inicio de la causa en la justicia, no se ha producido un solo llamado a indagatoria.

La falta de respuesta y demora por parte de los responsables del Poder Judicial de la Nación de investigar y juzgar los actos cometidos violatorios de los derechos humanos contra soldados conscriptos no puede pasar inadvertido. Se han aportado miles de documentos desclasificados de las Fuerzas Armadas que dan cuenta del verdadero accionar de los militares durante el conflicto, confirmando que en Malvinas también estuvo funcionando la misma lógica del Terrorismo de Estado que operó en la argentina continental.

Los ex soldados combatientes de Malvinas han denunciado con nombre y apellido a quienes cometieron actos inhumanos y torturas como estaqueamientos, enterramientos, inmersión en agua helada, picanas con teléfonos de campaña, golpizas, simulacros de fusilamientos, muertes por hambre, asesinatos y otros tratos crueles y degradantes.

Es necesario defender la política de Memoria, Verdad, Justicia y Soberanía en tiempos donde se intenta instalar nuevamente dudas o negación de los actos de Terrorismo de Estado cometidos durante la última dictadura cívico militar.

Los soldados argentinos que fueron a Malvinas debieron enfrentar a una potencia militar que tenía condiciones tecnológicas y armamentísticas muy superiores. Por otra parte padecieron la falta de equipamiento, las inclemencias climáticas y las dificultades del terreno en el Atlántico Sur. Esta situación produjo bajas por patologías derivadas de estar expuestos al intenso frío como el denominado pie de trinchera, el principio de congelamiento y otras. La improvisación y la falta de organización logística de las Fuerzas Armadas fue determinante para una escasa alimentación, que se sumaba a la tensión permanente y al sufrimiento de la guerra, lo que provocó grandes problemas en las tropas argentinas e incluso la muerte por hambre de algunos soldados. Como si todo esto fuera poco, muchos cuadros oficiales y suboficiales no tuvieron respeto por los derechos de los jóvenes soldados y la relación con las tropas, en muchos casos, entró en crisis en el escenario bélico.

Algunos castigos que los superiores aplicaron tenían que ver con haber cometido alguna falta considerada grave, como por ejemplo haber matado una oveja para alimentarse. Generalmente se estaqueaba al soldado durante un periodo de tiempo a criterio del superior, en la turba mojada y sin abrigo y en muchos casos bajo fuego de artillería enemiga.

A la guerra de Malvinas no fue el ejército libertador de José de San Martín, fueron las Fuerzas Armadas del Terrorismo de Estado de Videla y Galtieri. Ese mismo aparato represivo que sembró el terror, la muerte y la desaparición en el continente es el que fue a las islas. El Premio Nobel de la Paz y presidente de la Comisión Provincial por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, Adolfo Pérez Esquivel expresó que “la dictadura genocida no estaba preparada para la guerra sino para la represión interna, para la tortura y la desaparición”.

Con el fin de quebrar la impunidad, organizaciones de ex combatientes, lanzaron hace unos días la campaña “Justicia por Malvinas”, que ha denunciado públicamente la responsabilidad del Poder Judicial de la Nación en negar la investigación.

Los ex combatientes ya expusieron el problema ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y seguirán reclamando a la Justicia todas las veces que sea necesario por sus compañeros que todavía sufren consecuencias y por muchos que se han suicidado. Sin justicia, no hay reparación.

Los miembros del Centro de Ex Combatientes de Malvinas de la Plata (CECIM) entregaron una nota al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, exigiendo que se avance en la causa que investiga estos delitos. La Corte tiene que asumir esta responsabilidad. Luego del aberrante 2x1 que intentó dar beneficios a represores condenados y la tendencia negacionista del actual gobierno no sería de extrañar una decisión política de cerrar el proceso de Malvinas con el resultado de silencio e impunidad. Por eso, este 10 de junio, Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas y Sector Antártico, no olvidamos los actos aberrantes cometidos contra soldados argentinos y reclamamos justicia.

Los argentinos merecemos saber qué pasó en Malvinas.   

     



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