Columnistas // 2017-04-04
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Las dos caras de la moneda te harán caer la ficha
El viernes 31 de marzo de 2017 los trabajadores vitivinícolas marcharon por la ciudad de Mendoza para reclamar un “salario digno“. Aseguran que el “sueldo de obrero de viña es de $7800“. Además reclamaron mayores controles para impedir el ingreso de vino importado.


Los más de 600 delegados sindicales de SOEVA, se congregaron en el Acceso Este y marcharon por calle Colón hacia la Legislatura, para dejar un petitorio a los legisladores solicitándoles la confección de leyes que frenen la entrada de vinos extranjeros.
Es que durante los últimos 15 meses la importación de vinos chilenos creció cerca de un 4.000%, según informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). En octubre 2016 entraron 4.498,89 de hectolitros y en noviembre de 2016 ingresaron en total 13.070,08 hl. Incluso con mucha preocupación observamos en góndolas de supermercados vinos made in chile.

Cuando en octubre del año pasado los productores sanjuaninos reclamaban con indignación el ingreso de vino chileno, algunos de los grandes Bodegueros hablaban de falta de stock y en realidad querían encontrar vino "a un precio razonable”, según declaraciones del Gerente General del Grupo RPB (Baggio) a diario Los Andes.

Pasa que los pequeños y medianos productores habían logrado una mejora del precio del vino común, que los grandes empresarios no estaban dispuestos a pagar.

Según datos de la Bolsa de Comercio de Mendoza, en marzo de 2016 el precio de litro de vino común que se pagaba al productor a entre $3,50 y $5,50. En Octubre del mismo año el precio pasó a valer $9,50 a $12,50 sin IVA. Cuando las condiciones de rentabilidad fueron favorables para el productor pequeño y mediano, los grandes grupos económicos responden comprando al vecino país a un precio mucho menor.
Qué diferente es la mirada de los trabajadores, que no sólo luchan por su mejora salarial, sino que en una muestra de la solidaridad y conciencia colectiva y ciudadana, hacen bandera de la defensa de la producción local y se enfrentan a un estado que deja liberado al mercado la suerte de la economía emblema de Mendoza.

"Nos perjudica mucho porque nos quita fuente de trabajo a nivel local", expresó Luis Pedernera, del Sindicato de Obrero y Empleados Vitivinícolas (SOEVA), y en cuanto al reclamo salarial, explicó: "Queremos un incremento mayor al 23%, porque con la propuesta empresarial no llegamos a cubrir los precios de la canasta familiar. Hoy un sueldo de obrero de viña es de $7800, en tanto un empleado de bodega es de $9.100 queremos llegar al menos $11.500".

En enero de 2017, se abrió formalmente la discusión salarial de la industria vitivinícola entre SOEVA y las cámaras empresariales, que convinieron volver a verse el 10 de febrero. La discusión entre las partes no llega a un acuerdo debido a que la inflación es un tema que aun no logra o no quiere resolver el Gobierno Nacional de la Alianza Cambiemos, convirtiéndose en otra promesa más sin cumplir por Mauricio Macri. Es que la inflación del 2016 fue superior al 41%, y para 2017 los más optimistas calculan arriba del 25%. Por eso mientras los Trabajadores reclaman una paritaria del 38%, los empresarios nucleados en entidades del sector (Bodegas de Argentina, la Unión Vitivinícola, Acovi, Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, Cámara del Mosto y la Cámara de Licoristas de Argentina, entre otras cámaras) ofrecen un 18% para finalmente llegar a un 20%.

Pero cuando el empresario se convierte en asalariado, se muestra la otra cara de la moneda. Es que la exitosa empresaria devenida en diputada nacional, Susana Balbo no se mostró conforme con lo que percibe y cree que debería ganar “el doble” por su tarea legislativa. La diputada declaró que los legisladores nacionales no ganan casi $ 150 mil, como denunció la izquierda, sino que, en su caso, cobra 106 mil pesos, de los que le quedan apenas $ 86 mil.

Es decir que la diputada piensa que debería ganar más de $172.000 de bolsillo por mes. “Si yo lo comparara con los sueldos que tienen personas que están en mi empresa, que tienen mucha menos responsabilidad que la de un diputado que está legislando para el país, deberíamos ganar el doble”, dijo Balbo a radio La Red Mendoza. “Las personas que están en cargos importantes de mi empresa ganan mucho más que yo como diputada”, añadió.

Cuando te “cae la ficha” te das cuenta que el único objetivo perseguido por los militantes del PRO es el interés individual y el bienestar personal, negocios y acumulación de riquezas. La vocación de servicio no es parte de su ideología política.

Pero ¿Qué tarea es tan importante en la industria vitivinícola que presenta una brecha entre empleados que va de $7000 y más de $100.000? Casi $93.000 de diferencia entre lo que cobra un trabajador viñatero y un trabajador con “alta responsabilidad”. La grieta de la desigualdad social se abre en cada ficha del viñatero y cheque del bodeguero, se ensancha en las necesidades del cosechador y el trabajador de alta responsabilidad, golpeando fuerte en la región de cuyo.

Mientras el Papa Francisco advierte que no se puede pensar en el futuro de la agricultura “imponiendo un modelo de producción del que se aventajen pequeños grupos”, sino que por el contrario “todos los esfuerzos deben orientarse a alcanzar la autosuficiencia alimentaria”, a los mendocinos nos preocupa que se esté importando indiscriminadamente vino chileno y desde el gobierno no se haga nada para impedir la destrucción de una de las economías regionales.

Con este proyecto de libre mercado nuestros pequeños productores van camino a la desaparición, y con ellos buena parte de la industria que sostiene a miles de familias de Mendoza y San Juan.
“En la tierra del Sol y del Buen Vino no es raro que este lloviendo tanto, será que el Sol está
llorando el desprecio que le hacen al Vino Cuyano.” 


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