Columnistas // 2017-03-30
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A la hora de los bifes, el neoliberalismo muestra su cara
La corrupción detectada entre frigoríficos e inspectores oficiales en Brasil, sacude las entrañas del pueblo Latinoamericano. No solo impactan las consecuencias económicas, sino que además el golpe más fuerte es a la Salud Pública. Parece que la voracidad del rico por ganar más y más, se contrapone a los mensajes de solidaridad, amor y austeridad del Papa Latinoamericano Francisco. Anteponiendo los valores de la avaricia y el dinero a la salud de la humanidad a escala universal.


El viernes 18 de marzo se conoció el resultado de una larga investigación de la Policía Federal brasileña, sobre un esquema de corrupción que envuelve a empresas frigoríficas e inspectores oficiales. Como primera medida, tres plantas frigoríficas fueron clausuradas y otra veintena quedó en situación de vigilancia extrema. Además, más de treinta funcionarios sanitarios fueron apartados de sus cargos mientras se los investiga.

Después de una investigación de dos años llamada "débil carne”, detuvieron a inspectores federales, diciendo que habían aceptado sobornos para ignorar la adulteración o caducidad de los alimentos procesados y los permisos sanitarios falsificados. Según The New York Times: “en los últimos días ha habido una reacción a cargo de la investigación ya que el gobierno ha citado a lo que llama errores y malentendidos en la investigación… el Sr. Maggi dijo que los investigadores habían malinterpretado una intervención telefónica.”
El gobierno neoliberal de Temmer muestra el mismo modus operandi que el Gobierno neoliberal de Mauricio Macri: cada vez que se descubre o los

medios no logran esconder/cercar algún hecho de corrupción, los funcionarios hablan de “errores o malentendidos”.
Pero esta vez la corrupción no solo impacta en lo económico, ahora también pone en riesgo la vida de personas. Los Gobiernos de Temmer y Macri no son ajenos a esta situación, el hecho brasileño muestra una gran red de corrupción en la industria alimenticia en las mismas empresas que el gobierno Argentino favorece en la exportación de Cuota Hilton. Así como se compra la voluntad de agentes sanitarios responsables de velar por la calidad de los alimentos, es probable que “podría” beneficiarse alguna empresa más que otra, a la hora de abrir cupos de exportación, con similar metodología.

Es que resulta que de las tres empresas brasileras implicadas en Carne Debil, JBS y BRF son las que lideran la distribución de la Cuota Hilton de Argentina. A principio de año, se asignó el cupo de exportación Hilton para el año 2017, lo que fue noticia por el gran beneficio que recibió la familia de Marcos Peña. Pero ya en esa oportunidad la multinacional brasileña BRF (Brasil Foods), se benefició con 3 mil toneladas y la brasilera JBS (Swift), en segundo lugar, con 2600 toneladas.

Fue difícil “digerir” que las dos principales exportadoras de los mejores cortes de la Argentina fuesen extranjeras, pero más complejo es saber que ponen en riesgo la vida de miles de personas y bastardean la industria latinoamericana.

La BRF mantiene exportaciones a más de 120 países tiene 35 plantas industriales en Brasil y 6 en Argentina. La JBS tiene presencia en más de 100 países y trabajan para su firma más de 125 mil empleados, cuenta en su cartera de activos con marcas como Swift, Cabaña Las Lilas, Friboi, Maturatta, entre otros y participa del procesado de carnes Bovina, Porcina, Ovina y de pollo además del procesamiento de cueros.

Para disimular la podredumbre de la carne utilizaban productos químicos potencialmente dañinos para la salud, estas carnes pueden causar diarreas, vómitos y dolor de cabeza además de aumentar las probabilidades de contraer cáncer.

Lo que vemos es una clara la impunidad y una falta de conciencia humana de estos empresarios, no importan los niños, ni las mujeres, ni los ancianos, más acorde a Hiroshima que el ejemplo de Macri para el conflicto educativo.

Dos presidentes que llegaron al poder con la bandera de la lucha contra la corrupción, parece que no pueden con su despliegue mediático ocultar los “errores” que se cometen. Este neoliberalismo que avanza en Latinoamérica, CAMBIÓ las políticas para el pueblo trabajador por políticas de exportación. Por eso les duele tanto el cierre de los mercados de exportaciones de carne. Es que la crisis que generaron con las medidas inflacionarias, devaluatorias y los tarifazos, junto al creciente desempleo y cierre de empresas, ha creado una contracción del consumo interno que pone en jaque las economías internas.

En Argentina, históricamente el consumo interno se llevaba el 80 y 95% de lo producido. Sin embargo, la disminución del poder adquisitivo de la población pone, por primera vez en la historia, en duda esa estadística. Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), calcula para este año un excedente de 200.000 toneladas, que no serán absorbidas por el mercado interno debido a la crisis interna que generó el Gobierno macrista.

“En el país de las vacas está muy caro el kg de carne”, y el pueblo debe comer pollo y cerdo como opciones. Que en gran parte se importa de Brasil… ¿Serán más controladas que las que mandan a otros países?

Mientras el gobierno de la alianza Cambiemos, sigue jactándose de la mejoría en la economía de nuestro país, las familias trabajadoras argentinas se ven cada vez más perjudicadas, saliendo a las calles a manifestar su decepción, su malestar. El 6, 7 y 8 de marzo el Pueblo Argentino llenó las calles, el 22 de marzo los docentes Argentinos coparon la Plaza de Mayo. Es que en la mesa de los argentinos ya ni bife hay. La carne, fundamental en nuestra dieta, hoy se convirtió en un bien de lujo, que pocos pueden comprar. 


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