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Luego de su llegada a Buenos Aires en 1812, San Martín empezó a transformarse en uno de los principales impulsores de la independencia. Sabía que el objetivo solo se alcanzaría al derrotar el poder español en su centro, es decir en Lima. Por esto, organiza el “Plan Continental”.
El “Plan Estratégico Continental” consistía en fundar un ejército profesional en Mendoza, desde allí cruzar la Cordillera de los Andes hasta Chile, reorganizarse y navegar por el Océano Pacífico hasta llegar a Perú y tomar Lima, el corazón del poder español en América.
En 1814 San Martín fue nombrado Gobernador Intendente de Cuyo y se radicó en Mendoza. Debía preparar las condiciones para una economía de guerra y al mismo tiempo organizar las bases para el desarrollo de la región; impulsando la industria, la vitivinicultura, la educación, el comercio y las artes.
Obtuvo rápidamente el respeto y la admiración de los habitantes y el apoyo para la causa de la revolución. Aunque, para sostener los gastos del ejército fue necesario recurrir a pagos forzosos, a la creación de impuestos y a la expropiación de riquezas en manos enemigas. Las “donaciones voluntarias” fastidiaron a un pequeño grupo conservador y adinerado que años después le dará la espalda. También en Buenos Aires estaban quienes se oponían a la libertad continental. Un sector vinculado a los negocios de la aduana y el puerto, tendrá su único interés en el comercio internacional y mostrará su indiferencia por las provincias y la unidad latinoamericana, en el marco de una histórica disputa entre el proyecto emancipador latinoamericano y el proyecto unitario y centralista porteño.
Mientras tanto, en Chile las tropas patriotas son derrotadas en Rancagua y el país vecino vuelve a caer en manos enemigas. Huyendo, unas 500 familias lideradas por O’Higgins cruzan la Cordillera y ofrecen sus servicios al gobernador en Mendoza.
Para fines de 1815, Fernando VII retomó el poder en España; Napoleón fue derrotado en Waterloo; los realistas han derribado los movimientos insubordinados en México y Nueva Granada. Sólo en el sur del continente se mantiene la preeminencia de los patriotas. Por otra parte, en Tucumán, sesiona el Congreso General Constituyente y San Martín es uno de los impulsores de la Declaración de la Independencia, que se obtiene en julio de 1816. Era una medida imprescindible para el plan libertador.
En Mendoza, su esposa Remedios de Escalada junto a otras mujeres organiza la donación de joyas, dinero y animales para la causa de la revolución. Además, confeccionarán y bordarán la bandera del Ejército de los Andes. En ese contexto, el 24 de agosto de 1816 nace su única hija, Merceditas. Unos días después, en septiembre, San Martín decide el traslado del ejército al campo El Plumerillo, donde brindará una instrucción militar sin precedentes en el país. Las tropas que liberarán medio continente están conformadas en su mayoría por indios, negros, y criollos que provienen de las clases más pobres de la sociedad. Muchos eran esclavos libertos.
En Chile, el presidente Marcó del Pont cuenta con el doble de soldados que San Martín. Para equilibrar las fuerzas, el Libertador utilizó la inteligencia, el espionaje y tácticas de encubrimiento conocidas como “Guerra de Zapa”. Una de estas maniobras fue el famoso “Parlamento” que organizó con las tribus de la nación Pehuenche en el Fuerte de San Carlos. El General sabía que los indígenas no guardarían el secreto, por eso les pide permiso para atravesar sus tierras y les confiesa su intención. El resultado de “La Consulta” fue un éxito, pues San Martín necesitaba que los nativos difundieran la noticia falsa de que el grueso del ejército iba a cruzar por el sur. Así logró que Marcó del Pont distribuyera sus tropas a lo largo del cordón montañoso, debilitando Santiago, que era el objetivo final.
El Cruce de los Andes
En Mendoza se creó una industria militar para la fabricación de pólvora, armamento, uniformes y herramientas. A fines de 1816 tropas y auxiliares del ejército sumaban 5423 hombres, 18 piezas de artillería, 1500 caballos, 9200 mulas. En el Cruce, los caballos vendrían detrás, bien alimentados y sin carga para estar listos para el combate. Los soldados viajarían sobre mulas o burros. Los asuntos de logística, la atención médica y la contención religiosa también estuvieron contemplados. El 5 de enero de 1817 se jura solemnemente la bandera en la catedral y se declara patrona del ejército a la Virgen del Carmen de Cuyo.
Las columnas inician su marcha hacia mediados de enero y el día 25 se despidió de Mendoza el General San Martín. Las columnas del norte tenían por objetivo Coquimbo, La Serena y Copiapó; las del sur debían tomar la ciudad de Talca y San Gabriel. La separación en seis columnas permitió encontrar menor resistencia para las dos centrales que cruzaban a la altura de Santiago en una estrategia de dispersión del ejército enemigo.
Se había iniciado el cruce de una de las cordilleras más altas del mundo, sin caminos previamente marcados, por lechos de ríos y cornisas para pasos de mula. El general había explorado estos sitios y sabía donde había pasto, agua o leña para acampar. El cuidado de los hombres era lo más importante y su indumentaria incluía ponchos y cobertores fabricados con cuero y lana para cuidar los pies. En cuanto a la alimentación, llevaban ganado en pie para faenar en los momentos en que se acampaba y también carne salada.
Tuvieron que soportar grandes cambios de temperatura, durante el día más de 30 grados y durante la noche mínimas de 10 grados bajo cero, que podían llevar al congelamiento. La altura promedio es de tres mil metros, lo que puede provocar dolores de cabeza, vómitos, fatiga e irritación pulmonar.
La columna de Juan Cabot el 15 de febrero entró triunfante en Coquimbo y dos días antes una columna había tomado Copiapó. El Capitán Lemos entró en San Gabriel, al sur, sin resistencia. El Coronel Freire tomó Talca con apoyo de la población. La columna de Las Heras atravesó el límite el 1 de febrero. La división principal que lideraba San Martín, cruzó el 2 de febrero. Una semana después, las dos columnas principales se unieron en Santa Rosa de los Andes. Entre los que murieron por frío, enfermedad o desertaron el ejército perdió 400 hombres, la mitad de las mulas y un tercio de los caballos. Pero unos días después, en la batalla de Chacabuco y luego en Maipú, la victoria de los patriotas confirma la definitiva liberación de Chile.
Obra maestra de la historia política y militar
Las columnas partieron en distintos días y hacia diferentes lugares, pero iban perfectamente sincronizadas y todas confluyeron, con precisión matemática, al lugar donde debían llegar. Por esto, El Cruce de los Andes, por las características, las dificultades y la estrategia con que fue planificado es la obra maestra de un genio político y militar. Es una maniobra militar de las más importantes del mundo, estudiada en muchos ejércitos del globo, solo comparable a las campañas de Aníbal, Napoleón o Alejandro Magno.
Sin embargo, años más tarde, cuando San Martín pide ayuda militar urgente a Buenos Aires para concluir su campaña en Perú, el centralismo porteño representado entonces por Bernardino Rivadavia, le negó el apoyo, lo que generó el alejamiento del Libertador de su vida pública y su emigración a Europa.
El punto de partida para la conformación del Cruce de los Andes no fue militar, sino político y social. Surgió de la necesidad de liberación continental y de una clara situación de injusticia que debía resolverse. Fue necesario el pensamiento político del General San Martín para que fuera surgiendo la convicción y la voluntad de una fuerza militar que resolvería la ecuación estratégica de la guerra de la independencia. Así logró una de las mayores operaciones político-militar de la historia, y la gloria de un pueblo.