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“Los 70 años de peronismo”, sin contar los golpes ni los gobiernos antiperonistas y, ahora, “los 20 años de kirchnerismo”, sin contar los cuatro años del propio Gobierno son algunos de los lugares comunes en los que cae una y otra vez la oposición.
En el marco de los 20 años de la elección de Néstor Kirchner como presidente, distintos referentes del oficialismo se expresaron en redes para recordar al fallecido ex presidente. En la misma línea, pero con el fin de denostarlo, lo hizo uno de sus principales detractores: Mauricio Macri.
Mediante una carta publicada en su cuenta de Facebook y replicada en su cuenta de Twitter, Macri aseguró que hace 20 años “Argentina desperdició una oportunidad”. A continuación, reproducimos su carta:
VEINTE AÑOS DE UNA OPORTUNIDAD DESAPROVECHADA
En abril de 2003 los argentinos tuvimos una oportunidad enorme. Pero la desperdiciamos.
Habíamos logrado salir de la peor crisis de nuestra historia y empezábamos, después de mucho dolor, a recuperarnos. Era un país empobrecido y sacudido, pero también con baja inflación, un tipo de cambio razonable, las cuentas públicas en orden (¡con superávit!), energía abundante e infraestructura reciente.
Además, la ciudadanía estaba reclamando una renovación de la cultura política. Después del “que se vayan todos”, les estaba pidiendo a los políticos más honestidad, más transparencia y una intención más clara de trabajar para solucionarle los problemas.
Teníamos todo para crecer sin los vicios que nos habían perseguido durante décadas. Nos había costado más sufrimiento del necesario, pero finalmente parecíamos listos para crecer, con una democracia y una economía fuertes y sólidas.
Sin embargo, el 27 de abril de 2003, hoy hace 20 años, Néstor Kirchner ganó las elecciones presidenciales. Y toda esa promesa quedó en nada.
En lo económico, es cierto que durante unos años la economía creció, pero pronto volvimos a tener inflación crónica, un capitalismo para amigos con mucha corrupción, una economía cada vez más cerrada y cada vez menos energía y menos inversión. Tiramos a la basura la oportunidad inicial.
En lo político, la victoria de Kirchner dio inicio a un estilo de gobierno que se fue haciendo cada vez más intolerante y manipulador, el origen de lo que después se llamó la grieta. La intervención al INDEC, los cambios en el Consejo de la Magistratura, la tolerancia (o la complicidad) con el narcotráfico, el aislamiento internacional, los embates contra la Justicia y los medios de comunicación marcarían la época kirchnerista.
A medida que se empezaron a quedar sin resultados, creció el relato como único producto posible. Crearon una atmósfera política irrespirable, en la que el diálogo y la cooperación se hicieron imposibles.
Estamos cumpliendo 20 años de esa manera de ver la economía y de entender la cultura política, que nosotros intentamos cambiar durante nuestro gobierno, pero sólo lo logramos a medias. Veinte años desaprovechados, en los que podríamos haber construido una economía basada en cimientos firmes y una democracia apoyada sobre las instituciones y el Estado de derecho. Pero no lo hicimos.
El lado positivo de todo esto es que estos 20 años se están terminando. No habrá más años de kirchnerismo, más allá de lo que diga el resultado electoral. El dominio del kirchnerismo sobre el peronismo y sobre la política argentina se terminan en 2023. Y se abre una nueva oportunidad, parecida a la de 2003, para cambiar de régimen económico y poner bases firmes para un crecimiento de 20 años. Estoy seguro de que esta vez no la vamos a desaprovechar.
Pensemos en las palabras de Mauricio
Macri asegura que, en abril del 2003, tuvimos una oportunidad que no supimos aprovechar. La segunda vuelta entre Kirchner y Menem, y la renuncia al balotaje por parte del riojano fueron parte de ese escenario ¿La oportunidad perdida de darle un tercer mandato a Menem? En estos tiempos, de discursos liberales de mega ajustes y privatizaciones, la figura del riojano está siendo nuevamente valorada por los sectores de la derecha que más se enriquecieron en los ’90 y que fueron los causantes de la crisis del 2001.
Yendo un paso más atrás, antes de la segunda vuelta que no fue, los partícipes fueron: Leopoldo Moreau –devenido con los años en “radical K”-, quien hizo la peor elección en la historia de la UCR; Ricardo López Murphy, ex ministro de De La Rúa que promovió un mega ajuste con recortes salariales y a la educación –y voló por los aires en la previa del desastre-; Elisa Carrió –que llamó a no votar a Menem en la segunda vuelta-; Adolfo Rodríguez Saá –que fue presidente algunos días, decretó el default y renunció-.
El voto se fragmentó y nadie superó un 25% de los sufragios. El “que se vayan todos” todavía resonaba en los barrios y plazas, y el descontento era generalizado. Lejos de “haber superado la crisis” como dice Macri, la misma se vivía aún en las calles de todo el país.
En ese sentido, en caso de “haberla superado”, Macri estaría valorando la gestión de Duhalde y “su heredero” –o al menos el candidato que recibió su apoyo- fue Néstor Kirchner. “Teníamos todo para crecer”, asegura Macri y no toma en cuenta los datos en torno a la cantidad de personas que salieron de la pobreza en ese período.
Según datos de Chequeado, basados en Cedlas, “en mayo de 2003, cuando Duhalde entregó el poder a Néstor Kirchner (Frente para la Victoria), la pobreza era del 62%, según la estimación del Cedlas. En el gobierno de Kirchner se logró bajar este indicador, llevándolo a casi el 37% en todo el país en el segundo semestre de 2007. Según Arakaki, esta caída de más de 20 puntos se debió principalmente ‘a las políticas de recomposición de ingresos’ fomentadas por el gobierno de Kirchner”.
El mismo sitio realiza una fuerte crítica al kirchnerismo por la intervención en el INDEC y asegura que “por eso mismo, se debe recurrir a estimaciones alternativas”. Mientras que señala que Cristina Fernández de Kirchner “asumió en diciembre de 2007 y en su primer mandato, según las cifras del Cedlas, logró bajar este indicador del 37% al 28%, según la actual vara. Sin embargo, en su segundo mandato la pobreza habría aumentado nuevamente hasta el 30%. Así, en el total de su mandato, la pobreza habría bajado de 37% a fines de 2007 a 30% a principios de 2015”.
Tomando el mismo informe de Chequeado, podemos establecer que “respecto del mandato de Macri, el primer dato oficial del INDEC indicaba que la pobreza en el segundo trimestre de 2016 alcanzaba al 32,2% de la población. Sin embargo, este dato sólo incluye un trimestre y no dos, como la medición oficial del INDEC. El Cedlas calculó el semestre móvil compuesto por el segundo y el tercer trimestre de 2016, que dio 31,4% de pobres”.
Mientras que “los datos del INDEC -que son comparables con los del Cedlas- muestran que en la segunda mitad de 2019 la pobreza llegó al 35,5% de las personas y la indigencia al 8% de los argentinos, siendo los niveles más altos desde 2008 para los segundos semestres -al tomar la estimación del Cedlas-“.
Macri habla de inflación y en su gestión la llevó del 15% al 50%, habla de “tipo de cambio razonable” y triplicó el valor del dólar, habla de institucionalidad y llegó a decir “si me enojo puedo hacerles mucho daño”.
“Veinte años desaprovechados, en los que podríamos haber construido una economía basada en cimientos firmes y una democracia apoyada sobre las instituciones y el Estado de derecho”, sostiene el ex presidente.
Mientras que omite el nombramiento de jueces por decreto a pocas horas de asumido, el enorme endeudamiento al que sometió al país sin pasar por el Congreso –y cuyos costos estamos pagando y seguiremos pagando durante generaciones-, la liberación de las tarifas energéticas con CEOs de las grandes empresas como Ministros –el capitalismo de amigos- para el negocio de unos pocos y la desaparición de miles de Pymes en todo el país.
La “oportunidad perdida” de la que habla Macri está vinculada a un pueblo pisoteado por las políticas neoliberales de los ’90 y la chance de darle una estocada final, de establecer una distancia irreversible e indiscutible para una Argentina de unos pocos en detrimento de las grandes mayorías.
“Se abre una nueva oportunidad, parecida a la de 2003, para cambiar de régimen económico y poner bases firmes para un crecimiento de 20 años”, asegura quien cuenta en su equipo con parte de ese Gobierno que se fue en helicóptero mientras personas morían en las calles de la Argentina ante la represión. Bullrich, Rodríguez Larreta, Lombardi y López Murphy son algunas de las caras de esa “oportunidad perdida”. Con las caras lavadas, globos de colores y un fuerte banque mediático vuelven, como ya volvieron en 2015, para consolidar esa “oportunidad” que perdieron en 2001 y ese no que la gente volvió a darles en 2003 y 2019.