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Hace más de un mes publiqué en este diario una nota titulada “La militancia deglutida” que daba cuenta de los efectos que la tecnología y la burocratización habían provocado en la práctica política.
La dinámica y el vértigo que le imprime la realidad argentina a la lucha de clases y a la construcción de la hegemonía, ha puesto en estos momentos a la militancia y a sus organizaciones de base, en el centro del dispositivo por la construcción del poder popular alternativo al neoliberalismo.
La Causa Vialidad como detonante de esta nueva realidad, le dió a la conductora de los sectores populares la posibilidad del uso de los dos elementos necesarios para la modificación de las correlaciones de fuerza: la Razón y el Mito.
Cristina dió vuelta la taba con sólo con armar la cadena nacional a través de su canal de YouTube y convocar a una nueva gesta por la democracia, la justicia y la igualdad.
La reacción espontánea de defensa de su Lideresa llevó a la movilización popular más importante de los últimos tiempos. Quizá no por su número, sino por su esencia.
Fue un movimiento popular, SIN INTERMEDIARIOS. Gestado desde la propia conciencia política popular y con sus medios escasos, pero contundentes: el amor, la lealtad, la confianza.
¿Qué se trastocó a partir de este fenómeno cultural?
La militancia y los sectores populares más dinámicos: agrupaciones políticas, organizaciones barriales, líderes de base y referentes territoriales retomaron su protagonismo y pusieron su cuerpo y su compromiso en la Recoleta.
Frente a este suceso, y no por casualidad, el primero en reaccionar (gran olfato político y trayectoria mediante) fue el ex Gobernador de San Juan, que se tomó el primer avión que pudo y se presentó solito entre los defensores naturales de Cristina que ya se habían adueñado de la colina de Uruguay y Juncal. A partir de ese momento, todos los otros dirigentes se hicieron ver.
Cristina recuperó el diálogo directo con su pueblo, sin intermediarios. Emergió como la única candidata del pueblo para el 2023.
Se mezcló entre la gente entre abrazos, besos, firmas de libros, saludos afectuosos y mensajes directos al corazón y a las emociones.
Tremendo inicio de campaña electoral.
Sin intermediarios que no funcionan, con el mensaje esperanzador imprescindible, con absoluta libertad de acción y con todo el poder que necesita para llevar al triunfo a su pueblo. Militancia pura que le dicen.