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El recientemente electo presidente de Chile, Gabriel Boric, quien fue egresado de la Universidad de Chile de la carrera de derecho donde lideró el movimiento estudiantil de 2011, comenzó sus primeros pasos en la gesta de la revolución estudiantil durante el colegio secundario con la refundación de la Federación de Estudiantes Secundarios de Punta Arenas.
Tan importante paso fue este porque años más tarde, fruto de esta militancia, saldría el principal apoyo que lo llevó a ganar las elecciones. Más adelante, tendría una mayor influencia sobre la política territorial por medio de la coalición del Frente Amplio que lo llevaría primero como parlamentario y luego, con la coalición con el Partido Comunista, a la Presidencia.
La elección presidencial fue rotundamente apretada con su par José Antonio Kast. En la primera vuelta, Boric obtuvo un 22%, pero en la segunda dio el batacazo final con el 55% consagrándose Presidente de Chile. Este triunfo fue gracias a la militancia territorial que tuvo como objetivo llegar a aquellos sectores donde antes no se había dialogado. Eso sumado al tan inteligente acuerdo con sectores de centro le bastó para alcanzar el caudal de votos necesarios para vencer. Mientras Kast realizaba una gira por EEUU intentado encontrar afuera (lo que podría haber encontrado en la sociedad) el apoyo necesario y quedándose así en el camino.
Respecto del triunfo, lo que más llama la atención es la composición del voto: “la izquierda arrasó entre los menores de 30 años y ganó con comodidad entre los menores de 50. Logró también sacar de sus casas al 55% de los chilenos, el mayor porcentaje desde la implantación del voto voluntario en 2012”, según lo expresado por el diario El país. Así mismo el medio digital resaltó que “fue fundamental la incorporación a la campaña de Izkia Siches, una médica de 35 años —la misma edad de Boric—, líder de la gremial Colegio Médico, que renunció a su cargo cuatro días después de que la izquierda quedase dos puntos por debajo de Kast en primera vuelta (25%, frente al 27% del líder del Partido Republicano). En consecuencia, “en la primera vuelta votó el 53% de las menores de 30 años, en la segunda fueron el 63%. La cifra subió también entre las mujeres de entre 30 y 50 años: su participación pasó del 58% al 67%” concluyó el medio digital.
Todo esto no es más que un claro ejemplo de que sólo con la unidad en el pueblo se puede dar embate a las fuerzas más arraigadas como lo es el pinochetismo en la sociedad chilena. Que aún en escenarios confusos no hay orgas que pongan por encima intereses más que los nacionales y populares. El general Perón bien dijo en 1950, al cumplirse 5 años de la fundación del movimiento peronista las 20 verdades y donde en la primera manifiesta: “La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”. Y más tarde, en su discurso de 1973: “primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres. La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza nacional” mostrando la escala de valores de los peronistas. Pero recordemos que el peronismo perdió monopolio local para ser una ideología que trasciende la historia y a las personas. Hoy el nuevo presidente chileno es presentado como un héroe mitológico como el primer emperador de Roma Octavio Augusto con virtudes morales excepcionales que ofrece paz y estabilidad, pero esta imagen no representa más que retrato muy realista etrusco frente a los buscan la belleza idealizada y perfecta de influencia helenística. No quedando como una mera propaganda política de la época sino siendo una pieza fundamental en la historia latinoamericana.