Columnistas // 2021-12-12
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PANORAMA POLÍTICO
La paradoja mendocina
Las desventuras económicas y la fragilidad de la matriz productiva que tiene Mendoza, la colocan por debajo de la recuperación de la economía nacional. En el plano político el gobernador Suarez tensiona con el “cornejismo”. El gobierno nacional marca la cancha desde Plaza de Mayo. En el Congreso Nacional se hacen los primeros aprontes para el periodo de sesiones que se inaugura.


 Mendoza presenta una paradoja digna de ser analizada mucho más allá de los indicadores cuantitativos crudos y duros para poder ser comprendida. Esta es la de un gobierno que, a juzgar por los resultados electorales que viene repitiendo desde 2015, es exitoso pero que tiene una matriz económico productiva frágil, que no genera empleo y está  expuesta a todas las turbulencias que le plantea el contexto nacional e internacional.

Sobre el crecimiento económico de la Argentina, que se percibe como robusto y a un ritmo muy superior a las proyecciones más optimistas de todas las consultoras e incluso del Indec, resulta necesario revisar sobre todo la recuperación del empleo privado y su impacto regional. En ambos casos, el crecimiento es heterogéneo. La principal razón es que recuperar puestos de trabajo en blanco es mucho más difícil que perderlos, ya que las decisiones del sector privado no tienen tendencia a apostar por el crecimiento; por el contrario suelen demorarse más de la cuenta.

Para repasar este dato fundamental, exponemos un interesante informe producido por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) sobre la dimensión del impacto producido por la pandemia en la economía argentina, tomando como punto de partida el último mes sin casos registrados del virus.

La crisis derivada generó la pérdida de casi 187 mil puestos de trabajo en el sector privado. De estos, 139,7 mil ya fueron recuperados gracias al crecimiento en los últimos once meses. De esta manera, se han recuperado el 75% de los empleos destruidos, faltando aún 47 mil para llegar a los niveles pre-pandemia. De los datos sobre el empleo registrado privado en el mes de septiembre de 2021, se muestra que la recuperación ha sido heterogénea a nivel sectorial y regional del empleo privado.

 Septiembre 2021 fue el mes de mayor crecimiento en todo el año, dada la creación de 19.600 puestos de trabajo respecto a agosto de 2021. Con este dato, se acumulan 11 meses de crecimiento en el empleo privado registrado.La recuperación del empleo estuvo impulsada por los rubros de Construcción (+5.200), Industria (+3.500), Turismo y gastronomía (+3.500) y Comercio (+3.300). Por su parte, Servicios sociales y de salud (-423) y Finanzas (-285) son los dos sectores que más cayeron en el período.

En cuanto a su lectura regional, el  62,5% de las provincias ya tienen más empleo privado que en febrero 2020, pero la heterogeneidad regional sigue presente:

El NEA, San Luis, Catamarca y Tierra del Fuego presentan aumentos en los niveles de empleo privado por encima del 2%; el centro del país ya tiene igual o mayor empleo que en la pre-pandemia. CABA, Cuyo y el NOA son los sectores más perjudicados y siguen notoriamente por debajo de los niveles de empleo de febrero 2020.

En lo que respecta a Mendoza resulta concluyente: es una de las provincias que más sintió el impacto en cuanto a la pérdida neta de empleo y está entre las 3 que aún están muy por debajo de la situación de base pre pandémica. Si a esto se le suma la profunda recesión que se arrastra desde 2018, es claro que el modelo económico que suelen juzgar como exitoso los divulgadores con intereses, debería ser el principal punto de discusión en la agenda de la política local para los próximos años.

Mientras, en el plano de lo político, el oficialismo mendocino empieza a mostrar diferencias que son reflejo de lo ocurrido en la disputa por los espacios de poder en el Congreso y que terminó con dos bloques que responden nominalmente a la UCR. El espacio disidente, que tiene como rivales a Cornejo y Morales, coincide en mucho con la proyección nacional a la que aspira Rodolfo Suarez, quien se imagina en la mesa chica del armado nacional que encabezará seguramente el jefe de gobierno porteño  Rodríguez Larreta. Esto contraría sobremanera los planes de Cornejo, quien trata de pararse frente al Pro en situación de fuerza. Esta disputa no se plantea por un proyecto de país diferente para proponer a los argentinos en 2023, sino en quedarse con las candidaturas más valiosas. Con pocos matices, son dos versiones neomacristas.

Las repercusiones de esta disputa todavía no explícita se perciben cuando se observan las actitudes frente a dos proyectos que impulsa el suarismo: la boleta única de papel y la reforma constitucional. En el primer caso, la resistencia del cornejismo tiene que ver con el modelo de armado político territorial, que se ve favorecido por que la boleta tradicional posibilita un juego mayor para dejar conformes a los dirigentes partidarios territoriales y a los eventuales aliados. Respecto a la reforma, responde más a hacerle sentir su peso político que a tener demasiadas diferencias con la propuesta del ministro de gobierno, Víctor Ibañez. A estas diferencias que darán que hablar en el futuro cercano, se le suma el interés de los liberales mendocinos con De Marchi y el intendente de Luján Sebastián Bragagnolo a la cabeza, quienes tienen intención de comenzar a convocar a sus potenciales aliados en vistas al 2023. El primer signo de malestar con la hegemonía radical luego de los resultados del 14 de noviembre fue solicitar lugares en el gabinete provincial, que no fue respondida hasta ahora por Suarez.  Para colmo, se anotó temprano para ser candidato el ahora ex diputado Luis Petri.

En tanto, el presidente Alberto Fernández encabezó un multitudinario acto convocado en Plaza de Mayo para celebrar el 38° aniversario del Día de la Democracia y de los Derechos Humanos en memoria  de la asunción del Dr. Raúl Alfonsín a la primera magistratura del país en 1983.  Acompañado en el escenario por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y los ex presidentes Luiz Inacio “Lula” Da Silva de Brasil   y  José  “Pepe” Mugica  de Uruguay  Alberto Fernandez   ratificó, frente a los miles de convocados, su compromiso con  la  agenda de gobierno  que lo llevó  a la Casa Rosada, y cuya ejecución  fuera interrumpida por la pandemia.  Sacar al país de la recesión económica,  alcanzar un acuerdo con el FMI por la deuda y recuperar el poder adquisitivo de la población fueron compromisos ratificados,  tanto Alberto como Cristina, de cara a la gente en un acto que fue mucho más allá de una fiesta por la democracia. 

“La Argentina del ajuste es historia” bramó AF frente a una multitud que vuelve a demostrar  que el peronismo mantiene intacta su capacidad de movilización  y que la gente en la calle y en la plaza es un activo político irremplazable al momento de tener que remontar una parada tan difícil.  Como todo acto de estas características, las lecturas fueron variadas, tanto como los son los intereses en juego. Algunos pretendieron ver una movida de Cristina para condicionar la decisión del Presidente frente a la negociación con el FMI,    cuando señaló atinadamente que es necesario  "convocar a todos los partidos para decirle al Fondo que no vamos a aprobar ningún plan que no permita la recuperación económica y el crecimiento".    En la respuesta de AF no hubo ambigüedad ni contradicciones y menos aún fricciones entre los dos referentes más importantes del gobierno. El presidente repitió lo que viene sosteniendo desde un principio:  no  negociar nada que implique poner en riesgo el crecimiento y el desarrollo.  El deseo de JxC  y los grandes medios que le sirven de blindaje,  de ver una coalición de gobierno implosionada  por desacuerdos en el programa económico que se negocia ante el FMI, no aparece hoy en el horizonte de posibilidades. Lo que sí parece previsible es la conducta que adoptará la oposición cuando los términos del acuerdo llegue al Congreso Nacional. “Es ridículo pensar que el deudor le pone condiciones al acreedor” declaraba días atrás el ahora senador de la UCR   Alfredo Cornejo. Esta definición  no solo  revela una actitud  sumisa y obediente frente a las exigencias del FMI, sino que  no asume ninguna responsabilidad por la gigantesca hipoteca que contrajo con sus socios de  Juntos por Cambio, cuando recurrieron  a endeudarse al FMI  para  sostener un  gobierno que ya había fracasado.  Fue de la mano del “mejor equipo de los últimos 50 años”  que se habilitó nuevamente la posibilidad  que el FMI intente  imponer exigencias  y condiciones. Frente a esa posibilidad el presidente aseguró que "No retrocedimos, hicimos mucho. Nos quedan las discusiones con el FMI. Voy a tomarme el tiempo que haga falta para que el acuerdo nos sirva a los argentinos".

Todo indica que los hechos parecen darle la razón al presidente. Esta semana el mismo técnicos del FMI reconocieron  que la gestión de AF ha logrado notorios avances en materia de recuperación económica,  mejora fiscal  y aumento de las inversiones en infraestructura, tecnología e inclusión social. Sin dudas buenas noticias para un gobierno que juega gran parte de su capital político en el resultado de este acuerdo.

La fiesta  cívica, que convocó organizaciones políticas, sociales, sindicales y familias que se acercaron a defender y festejar la fiesta de la democracia, no fue solo  un acto del gobierno que ratificó su voluntad de avanzar en los temas pendientes. También fue una expresión de unidad del FdT,  que renovó su compromiso con la defensa de los  derechos humanos de lo cual dieron  cuenta las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que acompañaron la celebración  como también ratificaron si vocación  integracionista con Lula y Pepe Mujica como testimonios de ese compromiso.   Paradójicamente, el radicalismo visiblemente molesto por las alusiones que se hicieron en el acto a los gobiernos de la UCR,  llegó al colmo de impulsar, a través de la  diputada   Soledad Carrizo  un proyecto de resolución para que el gobierno “informe de los gastos que lleva realizados para la organización de actos y movilizaciones”  y por la   convocatoria  a la ciudadanía  festejar  los 38 años de democracia. Llamativamente nada dijo sobre el FMI ni  de la aplastante deuda que su partido aceptó contraer  en el 2018 y que  va a condicionar la vida de los  argentinos por generaciones.

 El juramento tomado a las y los  127 diputadas y diputados que fueron electos el último  14 de noviembre,  fue también el inicio de un nuevo ciclo parlamentario que durará los próximos dos años.  El radicalismo se estrenó con un bloque dividido. Uno, auto denominado UCR-Evolución que está apadrinado por ex ministro Enrique “Coty” Nosiglia,  que se referencian en el senador Martín Lousteau y el diputado Emiliano Yacobitti  colocó como al cordobés  Enrique De Loredo.  Este bloque disidente, mayoritariamente porteño, está integrado por 12 diputados y deberá cohabitar con la carpa, también radical, que lidera el histórico  Mario Negri.  Se verá en la marcha si la convivencia será pacifica como todos ellos afirman.

Los efectos de la ruptura se hicieron sentir también en el senado donde la santafecina Carolina Losada desplazó de la vicepresidencia del cuerpo a Martín Lousteau. En la Cámara Alta el radicalismo ratificó  a Luis Naidenoff como presidente  del bloque,  y eligió a  Alfredo Cornejo  para presidir el interbloque de Juntos por el Cambio.

El FdT con 117 diputados seguirá presidido por Máximo Kirchner mientras que al frente de los 26 senadores continuará el formoseño José Mayans.

Una primera aproximación para evaluar el comportamiento de cada bloque, lo brindará el tratamiento de Presupuesto del 2022, el que comenzará con la visita, el próximo lunes, del ministro  Martín Guzmán.

Argentina acaba de celebrar 38 años de democracia ininterrumpida.  Su desempeño ha variado a lo largo de este periodo histórico. Ha tenido momentos, los menos, de esplendor y ha recaído, en particular con los gobiernos neoliberales,  en crisis profundas y dolorosas para la sociedad argentina. El desafío para cualquier gestión, en especial las fuerzas populares,  es seguir  trabajando por una sociedad menos desigual y donde el bienestar de las mayorías sea el principal objetivo.   


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