Columnistas // 2021-11-25
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Gira de Lula por Europa renueva la esperanza y el optimismo para el futuro de Brasil


El contraste entre Bolsonaro y Lula, que siempre ha sido colosal en cualquier aspecto, fue más evidente que nunca esta semana, con la gira del expresidente por Europa, mientras el actual mandatario visitaba las autocracias de Oriente Medio.

En Alemania, Lula fue recibido por el futuro primer ministro, Olaf Scholz, líder del SPD, ganador de las elecciones de septiembre, que pusieron fin a la era de Angela Merkel y los conservadores al frente de la mayor economía de Europa.

En Bruselas, Lula pronunció un discurso de estadista ante el Parlamento Europeo, criticando incluso a los países europeos en temas como el comercio exterior y la concertación por la paz global.

El brasileño recibió una ovación de pie al final de su presentación, gesto que se repitió un día después, en París, luego de una conferencia en la reconocida Sciences Po, una de las principales instituciones universitarias del Viejo Mundo, a la que asistieron varios ex mandatarios, como François Hollande, Jaques Chirac y François Mitterand.

Hollande también se reunió con Lula durante su visita a la Ciudad de la Luz. Anne Hidalgo, alcaldesa de la capital francesa y precandidata presidencial, recibió al líder del PT en un almuerzo y el presidente Emmanuel Macron – que ya fue blanco de Bolsonaro en más de una ocasión – le dio una recepción con honores de jefe de estado en el Palacio del Elíseo.

Finalmente, en Madrid, Lula se dirigió al Palacio de la Moncloa, donde fue recibido por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. El socialista recordó, en su Twitter, que España y Brasil comparten “fuertes vínculos estructurales y permanentes en diferentes âmbitos” y reveló que la conversación con el ex metalúrgico abordó “varios asuntos de interés común como la situación de la pandemia, el cambio climático o la recuperación económica”.

Aún en suelo español, Lula fue el principal orador de un seminario organizado por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Contrariamente a la discreción tradicional en eventos de esta naturaleza, Zapatero hizo un vaticinio sobre el futuro de su amigo brasileño: “Lo veremos presidente”, dijo, mientras exhibía una gran sonrisa.

Lula dijo que en todos los eventos y conversaciones que realizó en este viaje se trató de un tema espinoso y complejo, el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur. “Los socios europeos deben entender que debemos exportar productos que tengan un mayor valor agregado para que podamos avanzar. No solo queremos exportar soja, maíz y minerales”, advirtió el favorito para ganar las elecciones de 2022 en su país.

Bolsonaro de paseo

Durante esos mismos días, mientras Lula discutía cuestiones de Estado con funcionarios de importantes socios comerciales de Brasil, Jair Bolsonaro paseaba de motocicleta con sus asesores en Doha, capital de Qatar, país que representa apenas el 0,1% de las exportaciones totales del gigante sudamericano.

En la cumbre del G-20, el mayor diálogo que tuvo Bolsonaro con los jefes de estado fue una conversación de paso con el presidente turco, Recep Erdogan, y una pisada en el pie de Angela Merkel. “Solo podrías ser tú”, fue todo que escuchó Bolsonaro de la líder alemana.

Lula sabe que lo trataron como presidente, pero tuvo la humildad de sintetizar el sentido del viaje sin arrogancia. “Fue un intento de demostrarle al pueblo brasileño que al mundo le gusta Brasil. No tengo palabras para agradecer a todos los que me recibieron tan bien. Pero no es Lula lo que importa, es Brasil a quien necesita el mundo”.

Simbólicamente, el miembro del PT llevó para casa suficiente optimismo en sus valijas para renovar la esperanza de todos aquellos, en cualquier parte del mundo, que están preocupados por el futuro de Brasil.


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