“El olvido permanente al que fueron sometidos y al que fue sometida la causa de Malvinas con aquella famosa teoría que decía que había que desmalvinizar el corazón de la Patria, cuando si se hubiera tenido identidad nacional y la calidad de saber lo que es el ser nacional, se hubiera tomado con toda la fuerza el sentido de la Guerra de Malvinas y de quienes fueron allí a luchar, que no fueron a una guerra por una guerra, no fueron a servir a un gobierno nacional determinado, sino que fueron a servir a esa causa tan noble que es la causa de la soberanía nacional de la Patria”. / Néstor Kirchner.

En el marco del Día de la Soberanía, se llevó a cabo un acto en Cancillería, encabezada por el presidente de la Nación Alberto Fernández, el canciller Santiago Cafiero y el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona. De la emotiva celebración se destacaron la creación de la mesa de trabajo ¨Agenda Malvinas 40 años¨ y la creación de la subsede de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur en la Ciudad de Ushuaia. El discurso del Presidente estuvo marcado por frases como “ser soberanos hoy es no pedir permiso a nadie para hacer un programa de gobierno” y es “recuperar la capacidad de manejar la deuda de modo tal que el pueblo argentino no sufra a la hora de pagarla”, “no se cambiarán las Islas Malvinas ni por vacunas ni por deuda… las Islas fueron, son y serán argentinas”. Es con esta última frase que reflexionaré, la afirmación “serán argentinas”, porque con un gobierno ocupado en la cuestión y consciente del hecho de que la Argentina no tiene reclamo de soberanía, sino que TIENE soberanía -porque lo que se debe recuperar es el ejercicio pleno de la misma- un sentimiento de esperanza nos envuelve en un día tan especial.

Como en fechas conmemorativas siempre repasamos el pasado, nos vamos a enfocar en algunos puntos claves, actuales y a trabajar a futuro de los que poco se habla y conoce y que no debemos perder de vista: El primero de ellos, es el “Acuerdo de Nueva York sobre especies transzonales”, que regula la actividad pesquera, y en su artículo 8 prevé la creación de las OROP (organizaciones regionales de ordenamiento pesquero) que beneficia a aquellos países con flotas de altura. Dicho acuerdo no rige en el país, pero sólo una ratificación nos separa de la misma. En el remoto supuesto, este acuerdo le daría legalidad a las flotas saqueadoras que podemos ver cada febrero en las costas de nuestro país (la ciudad flotante) con el agravante que si se formara una OROP en la zona del Atlántico sur, Argentina estaría obligada a ser parte de la misma y los países cuyas empresas que pescan en la zona ocupada de las Islas Malvinas, pasarían a legislar la política pesquera de aquella, reconociendo todos los países de dicha OROP la soberanía británica en nuestro territorio ilegalmente ocupado a través de lo que se reconoce en el derecho internacional como la ribereneidad. Reitero la importancia de tener gobiernos que avancen en la cuestión con el conocimiento y la intelectualidad que merece, y lo peligroso de tener años de inactividad en la lucha por la causa, como los que vivimos del 2015 al 2019, con dirigentes políticos que aseguran ¨no entender ese reclamo y advertían que "Malvinas serían un fuerte déficit adicional para la Argentina" y solo se limitan a defender intereses de grandes empresas y corporaciones. 

Otro punto importante, es el errado Acuerdo de cooperación científica táctica firmado entre Argentina y Gran Bretaña, en el  año 2017, en el marco del G20 de dicho año, el cual no indica que la cooperación es al sur del paralelo de 60°, para que se entienda y explicado de manera simple, vendría a ¨habilitar la cooperación en todo el espacio del sistema antártico¨, incluyendo las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, lo cual constituye un grave peligro si a futuro se cooperara en dichas zonas, ya que sería nuevamente un espacio para acabar necesariamente contribuyendo al fortalecimiento de la presencia del Reino Unido en los territorios que ilegalmente ocupa.

Por último y no menos importante, la Resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual reconoce en el año 1965 que existe una controversia, e invita a los Gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a proseguir sin demora las negociaciones, a fin de encontrar una solución pacífica al problema, teniendo debidamente en cuenta, los intereses (no los deseos) de la población de las Islas Malvinas. Dentro de dicha asamblea se creó el comité de descolonización (que todos los años trata la Cuestión de Malvinas), la misma, exceptúa al principio de autodeterminación de los habitantes de los territorios en conflicto,  a solo dos casos, uno de ellos, las Islas Malvinas, donde se prioriza el principio de integridad territorial, ya que solo tienen derecho a autodeterminarse aquellos que son distintos a quienes los administran; no sería el caso de los kelpers, los cuales manifestaron ante el mismo comité, “estar orgullosos de ser ciudadanos de una colonia británica y expresaron su deseo de mantener y reforzar sus lazos con Reino Unido”. Para ser claros, ¿Tienen derecho los habitantes de Malvinas a decidir su propia forma de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural y a estructurarse libremente? La respuesta es no. Parecería ser hasta acá, que todo es favorable en la resolución, excepto una sola cosa, y es que no menciona que las Islas son argentinas. ¿Tendríamos los votos suficientes en caso de presentar un nuevo proyecto de resolución? Ante esto, es importante reconocer el destacado trabajo que está realizando el canciller Santiago Cafiero, donde el pasado octubre, tanto en la cumbre del G20 como en las sesiones desarrolladas en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, en el marco del inicio del Debate General de la Comisión de Política Especial y Descolonización de la Asamblea General;  y en la Asamblea de la OEA el pasado 12 de noviembre -en donde se adoptó por aclamación una Declaración sobre la Cuestión de las Islas Malvinas-  está cosechando el apoyo de numerosos países que reafirman su apoyo a la reanudación de las negociaciones entre Argentina y el Reino Unido.