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La educación en contextos de privación de libertad constituye un escenario altamente complejo para la política educativa. Este contexto específico, donde se desarrollan las prácticas educativas de CEBJAS y CENS, rompe con la pretendida homogeneidad que promueven ciertos enfoques tecnocráticos que aún se sostienen en las políticas de la DGE.
La falta de enfoque, de experiencia y de lectura de lo que implican los modos de enseñar y aprender en de una cárcel u otra institución de encierro, conlleva indefectiblemente a implementar acciones y/o tomar decisiones arbitrarias, ajenas a la identidad de la Modalidad y que, al pretender simplificar la complejidad propia del contexto, logran interferir en un proceso de institucionalización que cotidianamente se logra, ya que la cárcel y las instituciones educativas tienen lógicas contrapuesta y si bien son instituciones que tienen una genealogía común, mientras la escuela va desligándose del mandato de disciplinamiento para dar lugar a la democratización del conocimiento como mandato igualador, la cárcel ha agudizado el punitivismos, naturalizando la tortura, el maltrato y las degradaciones a las que se ven expuestas cotidianamente las personas privadas de libertad.
Para entender la cárcel hay que caminar la cárcel, entrar a la crueldad del encierro cotidianamente nos permite comprender que no estamos en una institución dentro de otra institución, sino más bien somos parte de las tensiones que se producen cuando el sentido y las lógicas institucionales son opuestas.
La gestión institucional en contextos de encierro tiene características particulares, en tanto se trata de un ámbito de discrepancia entre dos lógicas contradictorias.
Es necesario tener presente dos factores fundamentales:
1- el entorno restrictivo de la prisión y su lógica de disciplinamiento.
2- la finalidad educativa que se propone la educación, en tanto proceso de construcción de autonomía y práctica ciudadana.
Ambos factores constituyen el campo de tensiones en el que la actividad educativa cobra sentido.
En Mendoza, la Modalidad de Educación en Contextos de Privación de Libertad, enmarcada en la Ley de Educación Nacional ha logrado, en medio de tanta complejidad, una sostenida ampliación de derechos educativos y es así que la demanda crece año tras años.
Sin embargo, desde el año 2016 se comienzan a aplicar políticas educativas que desconocen las especificidades y diversidad del contexto, y analogan a la Modalidad con los modos de funcionar de los Niveles Educativos primario y secundario.
Si realizamos un breve recorrido histórico vemos cómo desde el año 2016 se comienza a ejercer cierto maltrato con docentes y directivos, ejerciendo un trato jerárquico, descontextuado, persecutorio, reproduciendo prácticas que más tienen que ver con la lógica penitenciaria que con el cuidado de la institucionalidad educativa en un contexto complejo y frágil.
El castigo, implementado por las autoridades educativas de EPJA, como estrategia para dirimir los conflictos en instituciones educativas no hace más que apropiarse de la lógica punitivistas propia de las instituciones de encierro, reproduciendo la lógica carcelaria y otorgándole un lugar de superioridad al Sistema Penitenciario por sobre el Sistema Educativo.
Separar arbitrariamente a docentes y directivos de una institución educativa en contextos de encierro -CENS 3-503- tiene efectos graves en los procesos de institucionalización de dichos centros educativos, que funcionan en medio de las tensiones ya mencionadas.
Uno de los efectos más negativos es la vulneración del derecho a la educación de personas privadas de libertad ya que debilitar los centros educativos en una institución total, como la cárcel de Boulogne Sur Mer, es discontinuar la lucha que sostienen la mayoría de docentes y el especial compromiso de un directivo, por garantizar cotidianamente el derecho a la educación.
La ruptura de la cotidianeidad del sistema educativo dentro de la cárcel profundiza los efectos de la prisionalización de los estudiantes y agrava las condiciones de encierro, porque quienes transitamos las cárceles sabemos que las aulas son espacios de libertad.