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Las PASO representan, además del ordenamiento partidario en término de candidaturas, un termómetro social. Y en esta oportunidad el empresariado nacional, pero más concretamente las pymes (pequeñas y micro empresas), tuvieron un rol o desempeño muy particular en el marco de la pandemia.
Una pandemia que aunque parezca irónico tuvo ganadores y perdedores. Y hablar de ganadores resulta muy fuerte.
El empresariado pyme nacional no está preparado ni siquiera para responder a planes o proyectos de ayuda financiera provenientes de ayuda externa. No lo está porque el día a día y los vaivenes históricos de la economía Argentina no le permiten tener una infraestructura administrativa.
La pandemia, sumado a una nueva administración gubernamental, más una crisis económica heredada del gobierno anterior, sumada a una enorme grieta ideológica, y a los manejos de la prensa por parte del poder hegemónico y los aparatos provinciales, ¿Cuánto más difícil, complejo y contra fáctico puede ser el contexto actual?
Hay que reconocer el mérito que pueden tener ciertos empresarios y empresarias para poder sostener sus empresas durante el desarrollo pandémico con 80-100-150 empleados y encima poder invertir. Acá va el ejemplo: Tienen estructura para armar equipos dedicados exclusivamente a la obtención de créditos, beneficios estatales, subsidios, etc. Cosa que una pyme no puede hacer.
Por otro lado la burocracia estatal no supo adecuarse ni a la pandemia, ni a la emergencia económica y social.
En la Argentina hay dos grandes ganadores: El Sistema Financiero y las corporaciones formadoras de precios. El primero, que condicionó la ayuda a carpetas prolijas y negociando favores a cuenta en el BCRA, bajando estrepitosamente sus gastos operativos, y con una sociedad bancarizada al 90%. Las segundas, corporaciones formadoras de precios que no le dieron respiro a las pymes tanto en abastecimiento como en precios. Tampoco al estado ya que formaron parte de los altos indicadores inflacionarios.
Con todo éste contexto debimos afrontar un proceso electoral con un proyecto de país en marcha para sostener la actividad productiva. Se nos coló la grieta donde no debía ser. Y nuevamente nuestro sector será seguramente, tal cual los ciclos pendular históricos, uno de los más afectados.
En síntesis, necesitamos de manera urgente un reacomodamiento de las estructuras burocráticas, incluida la banca nacional y privada. Un re perfilamiento de las condiciones para acceder al crédito. Reformas en las estructuras administrativas provinciales para allanar caminos y acceder a créditos como el BICE, o Nación. Reformas en las SGR, que no les importó la pandemia si los balances cerraron en rojo.
Todo lo expuesto responde a lo que gran parte de la ciudadanía expresó en las urnas: El resultado de las gestiones nacionales y provinciales. La llegada de los beneficios, o no a las provincias. Las estructuras de las empresas. El nivel social y salarial que se atraviesa.
Creemos que estamos aún muy lejos de lo que necesitamos para un desarrollo pleno pyme Pero también hay que crear conciencia de que en la historia democrática de los últimos 40 años, ningún gobierno puso el foco en nuestro sector como el actual, pero no alcanzó. Y los vivos siempre ganan.