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Empezaré esta nota expresando un pensamiento que durante mucho tiempo giró en mi cabeza: Si disponemos de tanta tecnología y estamos altamente conectados ¿Por qué no la ponemos en práctica para jornadas laborales que simplifiquen o faciliten la vida de cada trabajador o trabajadora? Antes de esto, mi pensamiento se resumía a eso, pero hoy entiendo que poner en práctica este tipo de situaciones sencillas podría también facilitar la recuperación de nuestra casa común.
Cuando este pensamiento se hacía presente entendía que modificar todo un sistema por propia voluntad no iba a ser sencillo, y quienes me conocen, saben que siempre hablo del modo en el que una de las principales empresas del mundo, a la que siempre recurrimos cuando necesitamos buscar algo, diagrama y desarrolla las jornadas laborales obteniendo excelentes resultados.
El avance del cambio climático, la desertificación y contaminación a la que se sometía a los principales centros urbanos y al mundo en su totalidad hacía que mi pensamiento se haga más rutinario. La educación en el nivel superior había avanzado en el modelo a distancia, facilitando tiempos, formas y universalizando el acceso a la educación tanto para aquel que vivía cerca como para aquellos que para estudiar debían modificar significativamente su vida, pero el mundo laboral seguía respondiendo a matrices arraigadas del siglo 20.
El Coronavirus, en forma abrupta, nos obligó a poner la tecnología al servicio de muchas actividades que seguían respondiendo a un modelo viejo, quizás sostenido por la imperiosa necesidad de no salir de lo conocido, de no arriesgar, pero nos demostró que aunque nos falta mucho por mejorar en lo que es el teletrabajo o home office tranquilamente podríamos adoptarlo para que conviva con nosotros y juntos aprendamos a llevarnos.
En muchas actividades, las empresas han visibilizado que con el teletrabajo o home office, muchos de sus trabajadores y trabajadoras han aumentado el tiempo que dedican al trabajo, otros informes que hemos podido ver en los medios de comunicación han demostrado que un importante número de personas se han sentido más cómodas trabajando desde allí, y el planeta, nos ha demostrado que hemos reducido significativamente la huella de carbono que atenta contra su equilibrio.
Soy consciente de que no todas las actividades pueden realizarse de esta forma, también soy realista y sé que muchas chimeneas de fábricas se encuentran apagadas, pero estoy seguro que la reducción de la huella de carbono de aquellas personas que han podido y demostrado que sus actividades pueden ser llevadas desde su hogar van a impactar y pueden seguir haciéndolo positivamente en esta lucha que lleva la humanidad contra el cambio climático aún después del levantamiento de la cuarentena.
En lo más profundo de mi ser deseo que esta pandemia, trágica para la humanidad y que ha demostrado que el capitalismo no es invencible, nos invite a reflexionar y desde allí asumamos nuevos desafíos, nuevos hábitos que nos permitan sostener o al menos evitar volver a los cielos contaminados que teníamos, a la ausencia de peces en los ríos y a la exclusión de la fauna autóctona de los lugares que por naturaleza le corresponden. En fin, que podamos desarrollar nuestras vidas y la economía dentro de modelos que tengan en cuenta el equilibrio con los ecosistemas como principio vector de su funcionamiento.
¿Por qué plantearse desde el equilibrio de los ecosistemas el desarrollo? Porque desde allí podemos impactar positivamente evitando profundizar los procesos de deforestación, el avance en la destrucción de hábitats naturales, la explotación indiscriminada de los recursos naturales del mar, ríos y tierra y sobre todo el ataque contra especies exóticas, una de las hipótesis por las que se cree se desató la actual pandemia del Covid 19.
De nosotros depende que el tránsito por esta experiencia nos haga obtener como resultado una mejor sociedad, comprometida y consciente del valor que tiene el Estado, entendiendo que un gran porcentaje de las enfermedades que hoy afectan a los humanos son de origen animal y que la forma en que podemos empezar a trabajar para evitar que este tipo de situaciones se agraven a futuro es comprendiendo la importancia que tiene reducir el impacto de nuestra huella ecológica en el presente.