Columnistas // 2019-05-26
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¿Cómo seguirá la inflación?
No se ven razones para suponer que la inflación disminuya en los próximos meses. Por el contrario, es posible que el índice correspondiente a mayo supere holgadamente al de abril.


 El gobierno nacional ha celebrado la información del Indec de que el índice de inflación para abril era del 3,4%. El 3,4% mensual equivale al 49,4% de inflación anual. Debe ser la primera y única vez en la historia que un gobierno festeja como éxito de su política una inflación anual cercana al 50%. Luego informaron que el festejo no se debía a esta cifra como tal sino a la comparación con el dato de marzo (4,7%), lo que estaría indicando un cambio en la tendencia: ¡Por fin la inflación comenzaba a bajar!

Cualquier observador podría responder que “una golondrina no hace el verano”, pero el tema es mucho más importante, por lo que requiere un mayor análisis. ¿Estamos frente a un cambio en la tendencia inflacionaria o frente a una nueva frustración, como las muchas que viene acumulando los anuncios económicos?

Los datos estadísticos que publica el Indec permiten seguir la evolución de los precios mayoristas y los minoristas, conocido este último como sinónimo de inflación. El siguiente es el gráfico de ambos índices durante los últimos 16 meses (enero del 2018 a abril del corriente año): 

 

Puede verse como los índices de los precios mayoristas presentan cambios bruscos; en cambio los minoristas son más regulares, siguiendo la tendencia pero moderando las variaciones de los primeros. Es que en el mercado mayorista predomina el oligopolio e, inclusive, las prácticas monopólicas de una firma dominante en el rubro; por eso las empresas están en condiciones de trasladar a los precios en forma casi inmediata las modificaciones en los costos (fundamentalmente las modificaciones de la cotización del dólar, de los sueldos y jornales, tarifas de los servicios públicos, etc.) lo que les permite mantener la tasa de ganancia.

En cambio, el mercado minorista es mucho más competitivo y tiene que tener en cuenta, por un lado, la modificación del costo de los precios de los productos que comercializa y, por el otro, adecuar su conducta a la de la competencia y, como elemento adicional pero muy importante, a la disminución de la demanda que implica la suba general de precios, como saben muy bien los comerciantes después de 10 meses continuos de disminución en las ventas.

Precisamente el gráfico muestra como el salto en la cotización del dólar implicó una fuerte suba de los precios mayoristas entre mayo y setiembre del año pasado, aumentos que fueron trasladados a los precios minoristas en forma paulatina entre mayo y marzo del corriente año, desde octubre con una inflación minorista bastante superior a la mayorista. Pero los procesos no terminan aquí, sino que el gráfico muestra como el índice de los precios mayoristas a partir de noviembre (que tuvo un mínimo del 0,1%) inició un nuevo período de crecimiento (en abril fue 4,6% frente al 3,4% minorista), aumentos que se trasladarán a los precios minoristas en los próximos meses.

Y las perspectivas no permiten pensar en una disminución de los índices de precios mayoristas: el precio del dólar tiende a subir debido a una demanda creciente (lo muestra la cotización del dólar futuro) mientras que se visualizan otros aumentos del costo, especialmente los laborales como resultado de las paritarias en curso, casi todas con una cláusula gatillo”, que neutralizan la anunciada congelación de tarifas de servicios públicos hasta las próximas elecciones.

Es decir, no se ven razones para suponer que la inflación disminuya en los próximos meses. Por el contrario, es posible que el índice correspondiente a mayo supere holgadamente al de abril.


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