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A una semana de que Cristina Kirchner anunciara que secundaría a Alberto Fernández en la fórmula presidencial del peronismo para los comicios de octubre próximo el tablero político-electoral sigue en ebullición. La ex presidenta pateó el tablero y las piezas empiezan a acomodarse.
El cimbronazo de la decisión de Cristina todavía no tuvo su correlato en la calle, donde lo que preocupa es la economía y cómo sobrevivir a la crisis. Al igual que sucede después de un terremoto, hay que esperar las réplicas para sacar conclusiones. Y aún más si todo se sigue moviendo.
“La situación es más o menos igual que antes del anuncio, con la fórmula Fernández-Fernández siete puntos por encima de Mauricio Macri, 37 a 30. Pero hay que esperar que decante, es demasiado pronto para registrar cambios”, explicó Roberto Bacman (CEOP) a , en base a un relevamiento que la consultora que dirige va a difundir este fin de semana.
La carrera hacia el 12 junio, fecha en que se deben presentar las alianzas electorales, y el 22 de junio, límite para inscribir a los candidatos que participarán de las PASO, promete ser frenética, cambiante y llena de sorpresas.
Todos ¿unidos? Triunfaremos
El primer efecto del anuncio de la fórmula Fernández-Fernández fue una tendencia hacia la unidad del peronismo. Al menos diez gobernadores se alinearon con la nueva fórmula. En la provincia de Buenos Aires, donde vota casi el 40 % del padrón electoral, los intendentes lo festejaron como un gol en la final del mundo.
Además, una veintena de partidos pequeños, algunos de los cuales con pasado antikirchnerista, anunciaron esta semana que se suman al “Frente Patriótico” que encarna la flamante fórmula. Algo similar ocurrirá con los movimientos sociales y las centrales sindicales, donde la CTA es el caso más elocuente: en sus tres vertientes apoyan la candidatura de “Alberto”.
Los gobernadores Rosana Bertone (Tierra del Fuego), Juan Manzur (Tucumán), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Lucía Corpacci (Catamarca), Sergio Casas (La Rioja), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Gildo Insfrán (Formosa), Domingo Peppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y el recién electo gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, ya pusieron sus fichas.
Sergio Uñac (San Juan) puede hacerlo en breve. También Omar Perotti (Santa Fe) si repite el triunfo del peronismo en las PASO. Y Chubut es una incógnita que comenzará a despejarse el 9 de junio a la noche. Si se impone el gobernador Mariano Arcioni (Alternativa Federal) el interrogante seguirá abierto. En cambio si Carlos Linares logra retener todos los votos que cosechó el justicialismo en las PASO, la fórmula F-F sumará una nueva adhesión.
El caso de los intendentes peronistas bonaerenses es elocuente. Cuarenta y cinco alcaldes se reunieron el martes pasado en la localidad de Cañuelas. Allí dieron un fuerte apoyo al binomio justicialista y designaron una Comisión de Acción Política integrada por nueve de ellos para construir la “unidad” en el distrito donde se librará “la madre de todas las batallas” en los comicios de octubre.
Allí la disputa está centrada entre el ex ministro de Economía Axel Kiciloff, impulsado por La Cámpora, y los mandatarios municipales, que quieren a “uno de ellos” (Martín Insaurralde y Verónica Magario están en la lista) como candidato a gobernador.
Sin embargo, la candidatura de Alberto Fernández potenció las negociaciones con Sergio Massa, a quien muchos intendentes consideran clave para ganar la provincia y para que la elección nacional se defina sin ballotage.
“Primero hay que ver si se cierra con Sergio. Después entre Alberto, Máximo (Kirchner), los intendentes y Sergio, si finalmente se suma, se va a definir la fórmula”, dijeron a desde el despacho de un intendente del conurbano que estará en la mesa de negociaciones.
“Puede ser Axel y un intendente o puede ser Axel o un intendente y Malena (Galmarini, esposa de Massa), pero no va a haber PASO. Hay que esperar. Se va a definir más cerca del cierre de lista, no ahora”, agregaron.
¿Alternativa? Federal
El mayor impacto del nuevo escenario fue sobre Alternativa Federal, quien vio en el reflujo de los gobernadores peronistas el riesgo cierto de reducirse a una fuerza testimonial.
Roberto Lavagna se apuró a confirmar su candidatura y buscó acordar rápidamente con los otros referentes del espacio, Sergio Massa, Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto, a los que pensaba encolumnar detrás de su postulación junto a radicales díscolos, socialistas y “margaritos”.
Pero el gobierno también movió rápido y logró una foto de Macri con Schiaretti, que después se repetiría con Urtubey y Pichetto. También consiguió que el gobernador de Córdoba suscribiese seis de los diez puntos del acuerdo que impulsa la Casa Rosada.
El oficialismo busca que Schiaretti retenga a Massa porque si este es el candidato de Alternativa Federal le restaría votos al peronismo. En cambio, si el nominado finalmente es Lavagna, casi toda la factura la pagaría Macri.
Lavagna leyó la foto de Schiaretti como Macri como parte de un acuerdo, que también buscaba correrlo a él de Alternativa Federal para convertirlo en un candidato testimonial. Fue entonces que dijo que no estaba dispuesto a avalar otros cuatro años de endeudamiento y ajuste e hizo rancho aparte. Al menos por ahora.
Si este cuadro de atomización se mantiene (ninguno de los candidatos del peronismo federal suma más de diez puntos por separado) se debilitan las chances de Alternativa Federal de construir una alianza más amplia, con posibilidades de romper la polarización.
Estas variables son las que analiza Massa por estas horas. Alternativa Federal con el peronismo dialoguista y Lavagna y sus aliados le dan alguna chance de ser protagonista en octubre. Quedarse sólo, ya sea con el “peronismo racional” o con un frente radical-progresista, lo reducirían a ser un mero espectador, como ya le sucedió en 2015.
“El problema de Sergio es que es demasiado optimista, cree que todo lo puede lograr, y sin Lavagna adentro no le queda resto para pelear en serio. Ojalá que se siente a hablar con Alberto y lo tengamos, porque lo necesitamos para ganar en primera vuelta”, dijo a un ex legislador que supo formar parte del Frente Renovador.
¿Se rompe? ¿Se dobla?
El pulso del radicalismo también se aceleró con la fórmula peronista en la cancha, agregándole un nuevo elemento de tensión a la Convención Nacional que mañana resolverá en Parque Norte la continuidad o no de la UCR en Cambiemos.
Quienes pretenden preservar la coalición oficialista, ya sea con una declaración que convoque a ampliarla o manteniéndola como está, aseguran que tendrán dos tercios de la Convención a su favor. Aquellos que quieren cambiar de barco y encarar hacia nuevos rumbos insisten que hoy los números son inciertos y que habrá final abierto.
“En la convención va a haber entre 280 y 290 convencionales y el que diga que sabe lo que va a pasar es porque tiene la bola de cristal. Puede haber cambios en las posiciones sobre la marcha, porque en muchos casos los convencionales van a decidir ahí mismo”, anticipa un referente de los díscolos.
Los convencionales que responden al gobernador Gerardo Morales, a Coti Nosiglia y a la conducción partidaria, que serían mayoría, van a buscar una fórmula que ratifica la candidatura de Macri a la reelección pero acorde al escaso entusiasmo que les genera esa posibilidad.
Continuar en Cambiemos pero ampliando la coalición, lo que puede traducirse en poner un vicepresidente radical o que la candidata sea María Eugenia Vidal, puede ser el camino que elijan los “continuistas” para salir del cónclave con la menor cantidad de heridos posibles. También crear una Comisión de Acción Política con representantes de los distintos sectores, pero con idéntico objetivo.
“No creo que haya ruptura, pero si se aprueba seguir junto al Pro con el actual programa de gobierno muchos convencionales y muchos radicales no van a acompañar”, dijo el convencional consultado.
En tanto, Ricardo Alfonsín expresó a que en Parque Norte planteará “un nuevo frente que termine con la grieta, que promueva la unidad nacional y el diálogo y que haga un balance de lo ocurrido desde 2015 para generar un nuevo programa de gobierno, ya que muchos problemas que había antes se profundizaron”.
“Todos hacen números pero nadie se pregunta qué va a hacer el radicalismo en el gobierno, qué programa va llevar adelante, qué va hacer con la desocupación, con la pobreza, con qué programa de gobierno”, se preguntó el ex candidato presidencial anticipando un debate caliente.
En la Casa Rosada, y también Lavagna y Alternativa Federal, se comen las uñas.
¿Y si Cambiamos?
Con Cristina como vice el macrismo quedó en estado de zozobra. El presidente no levanta en las encuestas y la economía no da respiro, lo que aleja a Cambiemos de su principal objetivo: recuperar a los desencantados, polarizar con la ex presidenta y ganar en segunda vuelta.
“Nosotros tenemos a Cambiemos quieto pero confirmando a Macri. No veo el plan V. El oficialismo está jugado a que Macri sea el jefe del espacio. Tampoco Vidal garantiza dar vuelta el escenario. También a ella le alcanzó la crisis económica”, explica Bacman.
“En algún momento Macri llegó al 37% y soñaba con ser reelecto en primera vuelta. Hoy apenas llega a 30 y bajando. En su tercio hay un 4 o 5 % que está muy preocupado por la economía y que si esta no mejora podría no volver a votarlo”, asegura el analista.
Ante el nuevo escenario la Casa Rosada dio dos pasos. El primero fue encargar a Jaime Durán Barba una encuesta que permita ver dónde está parado el presidente realmente, que se complementará con el resultado de los focus group que ya comenzó a realizar el consultor español Roberto Zapata.
Sólo si los resultados de ambos trabajos fueran catastróficos puede haber una sorpresa. De lo contario, se acabarán los furcios (al menos en público) y el Pro irá con Macri hasta el final.
El segundo paso es focalizar esta etapa de la campaña en los distritos de la provincia de Buenos Aires en los que el oficialismo está perdiendo mayor caudal de votos, según el cruce que hicieron en La Plata de los cómputos de los comicios de 2015 y 2017 con las encuestas que maneja la gobernadora.
María Eugenia Vidal llevó a la mesa chica del PRO sondeos que marcan que ella vencería a cualquiera de los candidatos del peronismo a la gobernación bonaerense, pero con Macri en la cabeza de la lista pierde por seis puntos contra esos mismos candidatos.
¿Cómo medimos?
El rediseño del mapa electoral que comenzó el sábado pasado está en pleno desarrollo. En dieciséis días, que es lo que falta para inscribir las alianzas que participarán en las PASO, habrá más idas y vueltas, nuevas alianzas y posibles traiciones.
“Según nuestro relevamiento la estructura del voto de Cambiemos y del peronismo no se está modificando, aunque en los dos casos hay que ver qué pasa con Alternativa Federal, porque si acá el candidato es Lavagna, posibilidad que pareció alejarse esta semana, le saca votos a Macri, pero si es Massa al que le disputa votos es a Alberto Fernández”, explica Bacman.
El analista cree que “Alternativa Federal va por los votos independientes que Cristina quiere pelear con Alberto Fernández para romper el techo y ganar en primera vuelta” y advierte que “una cosa es Massa dentro del peronismo kirchnerista y otra en Alternativa Federal sin Lavagna”.
“El voto de Massa era un voto peronista antichirchnerista. Un público parecido al que trata de hablarle Alberto, un público que alguna vez apoyó al kirchnerismo pero que se alejó. Por eso yo creo que ambos disputan el mismo electorado y que Massa le resta al kirchnerismo. Pero a su vez, sin Lavagna, veo lejana a Alternativa Federal de pelear el segundo lugar”, explica el analista.
El paso al costado de Cristina fue el puntapié inicial de la campaña electoral. Ahora resta saber qué va a hacer el presidente. Entonces estará más claro si lo que empezó hace una semana fue la carrera por la presidencia o, además, un nuevo ciclo político.